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Edad: 57 años
Residencia: Bruselas
Profesión: Diplomático
Nacionalidad: Español
Se ha discutido mucho en Centroamérica la modalidad de negociación, ¿esperan que haya un negociador único para representar a la región ante Europa?
No tanto que lo esperamos, para nosotros es un elemento esencial. Lo hablamos largo y tendido con cada uno de los países y hubo un acuerdo político de estos países en la cumbre de Viena (en mayo); entre las conclusiones que tuvimos es que tenemos que tener por cada parte un negociador, por razones de eficacia y de empuje en el proceso de integración, que nos parece fundamental en América Central para llegar a condiciones de prosperidad mayor y de cooperación política entre los países.
"La experiencia que hemos tenido por el mundo nos enseña que el negociador único es el elemento que permite dar confianza en una negociación".
En Costa Rica se ha dicho que falta la experiencia de que alguien negocie por todos los países y que el nivel de integración que tenemos no se presta para ello, ¿esto será un obstáculo en la negociación?
Lo primero que hay que decir es que este tema de elegir un representante único es de vosotros, la UE no quiere intervenir en la elección de quién va a liderar el proceso, tenemos conciencia de que será difícil, pero no podemos empezar la negociación sin que se resuelva este problema.
“De la misma manera que hablamos de ciertas condiciones que tenían que darse para iniciar la negociación, como la unión aduanera, o los acuerdos de servicio e inversión o la puesta en marcha de un mecanismo jurídico, pensamos que es importante que haya un solo negociador”.
Cuando se designó como negociador al canciller Caldera, de Nicaragua, Costa Rica incluso planteó no participar en la negociación, ¿tiene sentido una negociación sin Costa Rica?
No. En política todo es posible, pero lo fundamental es que veo difícil que se de una negociación entre Centroamérica y Europa sin tener a Costa Rica, que representa 60% de las exportaciones de esta región a Europa y que por su historia y la personalidad del presidente Oscar Arias, es un elemento de credibilidad en este proceso.
Europa espera que haya una unión aduanera funcional de parte de Centroamérica, ¿de qué plazo se está hablando para alcanzar esa meta?
Ha habido un compromiso, después de muchas reuniones que hemos tenido, de parte de los representantes de esta zona, de que para final de este año íbamos a llegar a los acuerdos necesarios para poder lanzar esta negociación.
¿La idea es que esté completada la unión aduanera?
Que haya habido los progresos concretos suficientes para iniciar el proceso, no fue un compromiso nuestro, fue de parte de Centroamérica, y por los informes que he recibido, la cosa va avanzando y hay empeño para lograrlo. Somos muy optimistas en este punto. Los técnicos que tenemos lo tienen muy claro.
Pero el panorama arancelario es complejo porque Costa Rica tiene acuerdos de libre comercio con Canadá, con el Caribe, El Salvador lo tiene con Taiwán...
Por eso este proyecto es tan importante, porque tiene que ser un acelerador del proceso de integración en la zona que va a dar un empujón grande al crecimiento económico, a la innovación y a tener un peso específico mayor en el escenario mundial. Que no va a ser fácil, eso ya lo sabemos. Si todo el mundo está convencido de que es un camino para mayor influencia y mayor crecimiento, tienen que encontrar cómo poner esto en marcha.
¿Cree que Centroamérica podrá emular la experiencia de integración en Europa?
Sin duda. El proyecto europeo nace después de una guerra terrible, y unas personas con mucha personalidad que dicen ‘esto nunca más’, creando condiciones de cooperación y de relaciones entre los países que haga imposible la guerra entre los países. En 50 años hemos llegado a un nivel de integración enorme, y nadie puede decir que hay posibilidad de guerra entre nosotros.
“Aquí en el proceso de integración hay una nueva voluntad después de todo lo que pasó, con las guerras civiles, los disturbios. De repente hay una toma de conciencia para crear en esta zona un espacio de gran estabilidad indispensable para asegurar la prosperidad”.
¿La cooperación que se plantea en el acuerdo de asociación apunta también a la integración?
Si. ¿Por qué nosotros queremos una relación con América Central? No es solo para tener una relación comercial privilegiada, que lo queremos, pero no esperamos demasiado como beneficio de este comercio. Lo queremos porque responde a una visión política de vuestra presencia en el mundo y de la capacidad de jugar un papel más grande.
¿Cómo evitar que en esta negociación pase lo que pasó con Mercosur, donde la negociación quedó estancada?
Las situaciones son muy diferentes. En Mercosur tenemos un enorme país emergente, que es Brasil, donde muchos piensan que por sí solo puede ser un actor de primera línea en el escenario internacional. Está Argentina, un gran país que sale de una crisis financiera y cuya opción política ha sido proteger a sus industrias que empiezan a renacer después de la crisis.
“Uruguay y Paraguay quieren la integración, pero no reciben aliciente de los grandes para echar adelante. En Centroamérica hay más equilibrios, aún con las diferencias, y sobre todo hay una voluntad política que no veo en Mercosur”.
¿Lo ha palpado en los países?
Con niveles diferentes, pero hay globalmente una voluntad política de hacerlo.
¿Cómo cree que se pueda abordar el tema del comercio agrícola, cuando ha sido tan complicado negociarlo a nivel multilateral?
El nivel multilateral desgraciadamente está en una situación complicada y con perspectivas que no son las mejores.
“En Europa hemos decidido modificar nuestra estrategia para dar cabida a ciertos procesos de intercambio regional, como América Central, Asia, y es probable que lancemos un proceso con Corea.
“Nuestra estrategia era poner todos nuestros huevos en la cesta multilateral porque nos parece la mejor solución, pero si la Ronda de Doha fracasa no será por culpa de Europa, porque Europa ha hecho una propuesta de negociación que es la más generosa que existe”.
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