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Los Tigres olfatean la Serie Mundial a partir de hoy

Dejan atrás la miseria y sueñan con Ty Cobb y sus tres Series Mundiales Los felinos deben vencer a los Atléticos para retornar al clásico de otoño

El piloto de los Tigres de Detroit, Jim Leyland, puede lograr en un año lo que no alcanzaron en 12 temporadas nueve timoneles de leyenda, entre ellos, Sparky Anderson, Phil Garner y Budy Bell.
Los felinos disputan a partir de de esta noche el gallardete de la Liga Americana y el boleto de Serie Mundial, ante Atléticos de Oakland, campeones del Oeste.
Cardenales de San Luis y Mets de Nueva York abren mañana la final de la Liga Nacional, también bajo el formato de 2-3-2.
Hastiados de sufrir humillaciones, los felinos invirtieron varios millones durante tres años para adquirir al receptor Iván Rodríguez, el jardinero Maglio Ordoñez y el abridor Kenny Rogers, ganador del cuarto juego en la eliminatoria frente a los Yanquis y su planilla de $206 millones, tras la adquisición de Bobby Abreau.
Leyland, de 61 años, ha dirigido 15 años en las Grandes Ligas con Piratas (líderes de división tres veces consecutivas), Rockies y Marlins, campeones de la Serie Mundial en 1997.
El reto de Leyland era complicado. Los Tigres no registraban récord ganador (arriba de 500) desde 1993, mientras las derrotas sufridas desde el 2000, cuando perdieron 83 juegos bajo las riendas de Garner, era espeluznante: 96, 106, 119, 90 y 91 reveses en cada una de cinco campañas, todo agravado con el peor promedio de triunfos en el lustro (.379).
"Los aficionados de los Tigres están cansados de la misma historia", advirtió Leyland. “Debemos ofrecer lo mejor en setiembre y octubre”, aseveró el timonel.
Los Tigres regresan a la postemporada por primera vez desde 1987, encabezaron ambas ligas en dos terceras partes de la temporada y contradijeron el horroso promedio de 100 derrotas en cada uno de los últimos cinco años.
Cerraron la regular con leve descenso (19 ganados y 31 perdidos) pero reaccionaron al eliminar 3-1 a los Yanquis en el primer round .
“Creo que el jardinero Ty Cobb (referente de los Tigres en las Series Mundiales de 1905-06-07) recobra la alegría que perdió en 1985 cuando Pete Rose rompió su récord de hits ”, aseveró el lanzador Joe Maroth, víctima de 23 derrotas en el 2003 y primero con +20 reveses desde Brian Kingman en 1980.
Despertar. Maroth este año marchó en el segundo lugar (1.78) en efectividad, detrás del cubano José Contreras, de los Medias Blancas.
Un cuerpo de lanzadores que no alcanzaba 4.39 de efectividad desde los días de Jack Morris en los 90, ha liderado este año con 3.38, y ha conferido papel estelar a los novatos Justin Verlander y el relevista Joel Zumaya, ambos con lanzamientos entre 100 y 103 millas por hora.
Contra los Yanquis, quedó ratificado que en series cortas el buen pitcheo supera al buen bateo.
Con Ordoñez saludable (sin temporada completa desde 2003 por lesiones) , los noveles jardineros Curtis Granderson y Dimitri Young más maduros y la sapiencia de Iván Rodríguez, la exitosa labor de los Tigres era viable, aunque para nadie fue predecible.

  • POR Paco Vargas
  • Deportes
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