Ingemar Hedström (Premio Nacional de Conservación del Ambiente 1990), en su libro Talamanca indómita, nos ofrece un hermoso relato ilustrado con cientos de fotografías de este patrimonio mundial, con zonas de difícil acceso hasta para el más experto baquiano.
Me impactó esta declaración de una joven cabécar: "Si algún blanco se casa entre nosotros, nos arriesgamos a perder la reserva, nuestro idioma y nuestros derechos. En el hombre blanco hay algo malo que es contagioso" (pág. 302). ¿Qué representamos “los blancos” y nuestro estilo de desarrollo?
Las economías industrializadas crecieron y bajaron su pobreza a expensas de la naturaleza. Hoy, conscientes del impacto de las irreversibles pérdidas en biodiversidad, enfrentamos el desafío de desarro- llarnos sosteniblemente, pero también de garantizar la identidad cultural de los pueblos indígenas.
Hedström aconseja: el primer paso de la conservación es salvar; después, conocer y, finalmente, utilizar, y esto no es más que el biocomercio sostenible y la necesidad de cuidar valores y respetar culturas, de crecer sin contaminar, y de incorporar en las negociaciones comerciales temas ambientales y laborales, de modo que la contaminación y la explotación laboral nunca sean “ventajas competitivas”.