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Factura de la naturaleza

La mayoría de los integrantes de la sociedad costarricense piensa que el problema de contaminación es culpa solamente de las industrias o de los demás; sin embargo, no toman conciencia acerca de lo que en realidad sucede. Parece mentira que en un país como el nuestro no exista una campaña ambiental específica, que invite a los costarricenses a sembrar un árbol. Todos pensarán que deliro al pensar que, en nuestro país, cada persona debería hacerlo, pero que es muy difícil como para que usted y yo lo hagamos.
Me parece que la respuesta radica en que creemos que no tenemos culpa de la contaminación y de que son los demás o nuestro vecino el que tiene la culpa, cuando nosotros mismos enviamos cientos de toneladas de basura cada año a los rellenos sanitarios y cuando gran parte de ella se podría reciclar, pero seguimos creyendo que es otro el que contamina. Es a nosotros mismos a quienes nos cuesta tomar un bus, aunque sea una vez a la semana, y dejar el auto en casa.
Preocupación. De sugerencia me parecería muy bueno que camiones, buses y autos dejaran de lanzar tanto monóxido de carbono. Muchas veces he visto buses y camiones de los que emana tal cantidad de humo que pueden dejar la calle por donde transitamos tan oscura que hasta cuesta respirar. ¿Será que no hay verdadera conciencia ambiental en nuestro país? ¡Qué bueno sería tener una sociedad en la que las personas se preocupasen más por el ambiente!
El deshielo polar existe; el mar está lleno de monóxido de carbono y su ácido va en aumento, con lo que mata los peces; la naturaleza nos pasa la factura que hemos pedido.
¿Tiene usted en su lista de propósitos, para este año 2007, el sembrar un árbol? Debería de hacerlo. Trate de reciclar, trate de usar menos el auto, y, si de su camión emana mucho humo, invierta un poquito para corregir el problema.
Todos podríamos aportar mucho sembrado un árbol. No lo haga por usted, hágalo por sus hijos y por todas esas especies de animales que están en riesgo… debido a que durante años les hemos echado la culpa a nuestros vecinos.

  • POR Óscar Román Muñoz Víquez
  • Opinión
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