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MELBOURNE, Australia (AFP) - Con un sensacional tenis, el suizo Roger Federer no tuvo compasión este jueves del estadounidense Andy Roddick al aplastarle en tres sets, 6-4, 6-0, 6-2, para clasificarse, en el Abierto de tenis de Australia, a su séptima final consecutiva de un torneo de Gran Slam.
Ya hace tiempo que se suceden los superlativos para describir el juego del número uno mundial y primer cabeza de serie, pero el jueves ni él mismo podía creerse la demostración que acababa de hacer. "Ha sido irreal. Estaba eufórico, es algo inexplicable", decía.
"Es una sensación bastante especial cuando te sale todo", comentaba el suizo. "En toda mi vida nunca había logrado convertir siete bolas de break de siete, sobre todo contra un jugador como él. Es algo fenomenal, ha sido un partido maravilloso", añadía tras vencer al sexto cabeza de serie.
¿El mejor de toda su carrera? "He jugado otros que tampoco estuvieron mal pero, teniendo en cuenta el contexto, que era un partido muy esperado y el lugar, tengo que decir que sí, sin duda", llegó a asegurar Federer, conmocionado aún por su propia hazaña.
Su rival, en cambio, estaba totalmente 'grogui'. No sabía si llorar y reír y, sobre todo, estaba avergonzado y habría dado "mucho dinero" por irse muy lejos de ese maldito estadio.
No sólo le humilló Federer, por su gran clase, sino también el público, que le aplaudió cuando por fin logró mantener su servicio, después de perder diez juegos consecutivos.
"¿Cómo me siento? Deprimido. No me lo esperaba, me ha dado una paliza", decía el perdedor. "Intentas pensar que es sólo un hombre. Pero hoy me ha aplastado, no hay duda alguna. Ha jugado mucho mejor que yo", admitía.
Tras un comienzo bastante equilibrado, Federer salió volando hacia otro planeta pasando de 4-4 en el primer set a 2-0 en el tercero sin dar opción alguna a su rival. No hubo suspense en ningún momento, fue un recital.
Roddick, a pesar de sus doce derrotas en trece partidos, llegaba muy confiado después de tener tres bolas de partido contra Federer en el Masters, de haberle ganado en el torneo de exhibición de Kooyong e incluso entrenando en Melbourne.
Su optimismo antes del partido hace que la derrota sea más cruel. Y es que Federer jugaba al despiste en Kooyong. "No quería darle información sobre este partido y por eso subí tanto a la red aquel día", explicó, asegurando que sin embargo le preocupaba Roddick "porque estaba jugando muy bien aquí".
Una inquietud infundada. "Es duro para él. Yo también he pasado por ahí, es terrible, siempre temo que pueda pasarme", le compadecía el suizo. "Tiene que pensar que no es verdad, que hay días así, en los que a uno le sale todo y al otro nada. Tiene que olvidarlo rápidamente", añadió.
Pero él, por su parte, no olvida que "el torneo aún no ha terminado". "Tengo que seguir concentrado, no puedo relajarme ahora", insiste el suizo, que no sabrá quién es su rival hasta el viernes por la noche.
Sea el alemán Tommy Haas o el chileno Fernando González, Federer podrá ser el primer jugador desde Bjorn Borg en 1980 que gana un torneo de Gran Slam sin perder un solo set.
Otro récord más a la vista, después de igualar las siete finales consecutivas en un torneo de Gran Slam del australiano Jack Crawford, una marca que data nada menos que de 1934.
Pero él, modesto, dice que aún le queda mucho para ser considerado el mejor tenista de todos los tiempos. "Hay un montón de cosas que debo hacer antes de llegar a ser el mejor", aseguraba.
© 2007 AFP
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