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Washington. EFE, AP y Reuters. El futuro de más de 12 millones de inmigrantes ilegales en Estados Unidos quedó más incierto que nunca después de estancarse en el Senado un proyecto de reforma migratoria promovido por el presidente George W. Bush.
Los senadores se pronunciaron la noche del jueves en contra de una moción para finalizar el debate sobre el proyecto de ley y proceder a votarlo, lo que en la práctica permite que el proceso de presentación de enmiendas se prolongue hasta el infinito y la medida no se llegue a votar.
El rechazo, encabezado en su mayoría por republicanos, pone de relieve las profundas divisiones que la reforma migratoria suscita en el Legislativo y representa una bofetada para Bush.
Ante el fracaso, Bush visitará el Congreso la semana que viene y tratará de revivir el proyecto.
Bush tiene programado un almuerzo con senadores republicanos el martes, parte de la campaña para contrarrestar a los republicanos conservadores que bloquearon esta semana el proyecto de reformas.
Entre tanto, el bloque a favor de las reformas se comprometió a seguir buscando un acuerdo en torno a enmiendas que resulten aceptables a los opositores al plan.
Los opositores, por su parte, dijeron que se mantendrán firmes en su rechazo al actual proyecto.
Líderes demócratas acusaron a Bush de no apoyar con fuerza la legislación, que reforzaría la seguridad en la frontera, facilitaría la regularización de la situación de 12 millones de indocumentados.
El proyecto recibió solo 45 de los 60 votos necesarios para poner fin al debate y proceder a una votación formal. El jefe de la mayoría demócrata, Harry Reid, archivó el asunto y dijo que solo la intervención directa de Bush podría revivirlo.
Reid urgió a los republicanos conseguir los votos necesarios para aprobar el proyecto.
"La Casa Blanca ha fallado, hasta ahora, al no convencer a los republicanos del Senado a que apoyen una reforma migratoria fuerte, justa y práctica", dijo Reid.
Algunos republicanos coincidieron. “¿De quién es este proyecto?”, preguntó el senador republicano Lindsey Graham. “Harry Reid dice que es una propuesta de Bush y tiene razón”.
La portavoz de la Casa Blanca Dana Perino, durante la gira de Bush por Europa, dijo que el Presidente “sigue siendo informado regularmente de lo que sucede en el Senado”. Indicó que resulta alentador el que Reid haya decidido “mantener el debate abierto”.
Varios senadores conservadores afirman que no se les dio tiempo de proponer cambios, incluidas algunas medidas que facilitarían la detección de personas que tienen visas vencidas o cometieron otras infracciones.
El senador Jim DeMint, uno de los más firmes opositores, dijo que el proyecto “representa una carga injusta para los contribuyentes, no garantiza la seguridad de las fronteras y concede una amnistía a los indocumentados”.
Partidarios del proyecto creen que se pueden hacer concesiones que aplaquen a los opositores.
El senador demócrata Edward M. Kennedy dijo que mantiene esperanzas porque el Senado “es un lugar susceptible a reacciones químicas, de actividad constante, en el que las olas van y vienen, y de vez en cuando las estrellas se alinean de la forma indicada y podemos seguir adelante”.
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