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Roma. Reuters y EFE. Horas antes de que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, visitara Italia, un tribunal de Milán inició ayer el juicio en ausencia a 26 ciudadanos estadounidenses acusados de llevar a cabo una de las políticas más polémicas de Washington en su guerra contra el terrorismo.
Los ciudadanos estadounidenses, casi todos supuestos agentes de la CIA, han sido acusados de secuestrar a un musulmán en Milán en el 2003, que estaba en la lista de sospechosos de terrorismo de Washington y llevarlo en avión a Egipto, donde dice que fue torturado durante su interrogatorio.
El juez del proceso, Oscar Magi, fijó para el 18 de junio la próxima audiencia, en la que decidirá sobre una petición de suspensión del juicio presentada por algunos de los abogados de la defensa.
Magi declaró en rebeldía a los 26 agentes de la CIA, al considerar que "sin lugar a dudas conocen las acusaciones" y no se han presentado voluntariamente al proceso.
Espías italianos, incluyendo el exresponsable de los servicios secretos SISMI, están acusados de ayudar a los estadounidenses en esta llamada entrega extrajudicial.
Como se preveía, ninguno de los americanos compareció en el tribunal y solo estuvo presente un agente italiano. El juicio comenzó con los habitáculos vacíos a ambos lados de la sala.
“Llevo haciendo mi trabajo 33 años, siempre lo he hecho con la cabeza bien alta y a plena luz del día”, dijo el agente del SISMI Luciano di Gregori.
Washington dijo que rechazará cualquier petición de Italia para extraditar a los acusados.
El fiscal Armando Spataro señaló que el caso es importante porque demostrará la necesidad de luchar contra el terrorismo con “el pleno respeto de las leyes”.
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