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Viven a puro arroz, frijoles y yuca

No desean hablar porque temen ser sancionados por sus superiores, pero las necesidades que enfrentan son evidentes.
En estas condiciones, las palabras de estos dos policías destacados en la desembocadura del río Sarapiquí, junto al San Juan, no son necesarias.
Todo está a la vista.
En un improvisado estante de madera sobresalen tres bolsas de arroz, dos de frijoles, dos de café, sal y una botella de aceite.
Sobre el piso de madera, tres papas, dos yucas y una cebolla.
Más allá, una bolsa de plástico con un pedazo de queso que un vecino les obsequió días atrás.
Tienen una cocina de gas con dos quemadores, uno de los cuales funciona de vez en cuando.
Las ollas y sartenes, viejas y arrugadas, parecen desechos que alguien olvidó allí, aunque los oficiales se esmeran por mantenerlas limpias y acomodadas.
Santiago Díaz Mora y su compañero Víctor Salazar Arce se turnan para cocinar "el variado menú" sin una sola queja.
Se llevan bien y bromean a cada rato para, según dicen, “hacer más llevaderas las cosas”.
“Uno pasa 15 días aquí y el compañerismo es fundamental para sentirse bien porque uno pierde contacto con la familia”, comentó Díaz, el más bromista y risueño.
Siempre comen lo mismo: arroz, frijoles y un trozo de yuca, junto con una taza de café negro.
A veces, tienen suerte y algún buen samaritano, de esos que nunca fallan, aparece con algunos huevos o un trozo de queso.
También recurren a la pesca y, cuando tienen suerte (porque el río Sarapiquí no es tan generoso como años atrás) consiguen machacas o guapotes que deben comerse inmediatamente porque no cuentan con refrigeradora para conservar carnes, leche y otros productos.
Estos policías, quienes pese a estas limitaciones aseguran “no pasarla mal”, también deben recurrir al ingenio para conseguir agua potable pues las instalaciones no cuentan con ese servicio.
“Dependemos de la lluvia para recoger agua pero no siempre llueve. Por eso, a veces tenemos que cocinar con agua del río”, afirma Salazar, señalando las achocolatadas aguas del Sarapiquí.
Para pasar el tiempo en el puesto policial porque no pueden patrullar, escuchan música o ven televisión a cualquier hora.

  • POR Nicolás Aguilar R.
  • Nacional
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