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Roma. EFE y AFP. El papa Benedicto XVI dijo ayer al presidente de EE. UU., George W. Bush, en su primer encuentro cara a cara, que está a favor de una solución "regional y negociada" para Oriente Medio, un conflicto que el Vaticano calificó como “preocupante”.
El Papa abogó, según la Santa Sede, por la negociación regional como solución para el conflicto en Iraq, así como el que enfrenta a israelíes y palestinos y el que sacude al Líbano.
La presencia de Bush en la capital italiana generó una marcha masiva de oposición al gobernante y la guerra en Iraq.
Unas 150.000 personas, según los organizadores (12.000 según la policía) se dieron cita junto a miembros de la coalición de gobierno en la protesta.
En una reunión de unos 35 minutos, Benedicto XVI también llamó la atención de las “críticas condiciones” en las que se encuentra la comunidad cristiana en Iraq, según la declaración difundida por el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi.
La mano dura de Sadam Husein había protegido a esa minoría religiosa, que rondaba el millón de personas, de sus vecinos musulmanes, pero una vez desaparecido el dictador son objeto de amenazas y violencia.
La reunión empezó para Bush con un pequeño lapsus protocolario, ya que al entrar en la biblioteca privada del Pontífice, donde tuvo lugar el encuentro, le llamó “Señor”, en lugar de “Su Santidad”, como dicta el protocolo.
El Papa preguntó al Presidente sobre la cumbre del G-8, celebrada en su Alemania natal y Bush la calificó como “un éxito”.
También le preguntó a Bush sobre su reunión con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en el marco del G-8. Bush le respondió, con una sonrisa: “Se lo contaré en un minuto”, y esperó a que la prensa saliera del despacho.
El resto de la audiencia con el Papa transcurrió en privado. Poder dialogar con el Pontífice fue la razón principal de la etapa de Bush en Italia durante su gira europea, según los expertos, que dudan de que en caso contrario hubiera hecho escala en Roma, dado que la Casa Blanca usa sus visitas como una forma de apoyar y recompensar a gobiernos afines.
El que encabeza el primer ministro Romano Prodi, de centro-izquierda, ha criticado la política de Bush en Iraq, pero el encuentro de los dos líderes les permitió limar esas asperezas.
Bush y Prodi quisieron recalcar el clima cordial y de amistad existente entre las dos naciones.
“Les agradezco la presencia en Afganistán y el apoyo que han dado para la crisis en Líbano”, declaró Bush en el curso de una conferencia conjunta celebrada con el primer ministro italiano.
Italia se comprometió a asumir el mando de la misión de Naciones Unidas en Líbano.
“Estoy convencido de que juntos vamos a poder cumplir grandes pasos”, expresó Prodi, después de afirmar que “no existen problemas bilaterales serios” entre ambos países.
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