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Parte del dinero que los patronatos escolares deben invertir en la alimentación de los alumnos es empleado en mejorar la infraestructura de las escuelas.
En el 2007 los patronatos destinaron ¢893 millones a construcciones o reparaciones. Ese monto corresponde a un 22% de su presupuesto total.
Mientras, para alimentación de los alumnos invirtieron ¢420,5 millones, según el Ministerio de Educación Pública (MEP).
A esa cantidad se le debe sumar lo que aportó el MEP, que corresponde a ¢210 diarios por cada alumno. Ese monto sube a ¢300 en las escuelas unidocentes o las ubicadas en zonas indígenas.
Uno de los centros educativos donde el patronato invierte en infraestructura es la escuela Invu Las Cañas de Alajuela, con poco más de 1.000 alumnos.
Virgita Elizondo, directora de esa institución, manifestó que el patronado financió la construcción de bancas de cerámica en los corredores para los niños.
"Ahora planeamos la reparación del gimnasio y el cambio total de las láminas de zinc de la escuela", indicó Elizondo.
Doris Álvarez, directora de la escuela Los Alpes de Venecia, San Carlos, dijo que con ayuda del patronato escolar se cambió el techo de una de las aulas, y que ahora sustituyen el piso por cerámica.
Funciones. Félix Barrantes, jefe de control de calidad del MEP, refirió que “no está vedado” que los patronatos inviertan en infraestructura, aunque esa es una tarea de las juntas de educación que para ello reciben dinero del MEP.
Sin embargo, los fondos que el Ministerio les traslada son insuficientes. Por ejemplo, para cubrir las necesidades nacionales se requieren ¢90.000 millones, pero este año solo hay ¢14.000 millones.
“El patronato está para dar apoyo docente (con materiales) y la alimentación de los niños. Pero en algunos casos se convierten en ‘cajas chicas’ por las necesidades que enfrentan las instituciones y porque tienen más flexibilidad para realizar compras”, dijo Barrantes.
De esta forma, si en un centro educativo requieren reparar con urgencia un aula es más rápido que lo haga el patronato que la junta, porque no deben cumplir con los mismos procesos de licitación.
Debido a estas inversiones, los patronatos compran alimentos de menor precio aunque tengan un nivel nutricional similar.
Por ejemplo, en la merienda, en lugar de darle una manzana a cada estudiante le dan un banano o una naranja porque es más barata.
Los patronatos afirman que la alimentación de los niños no se ve comprometida por las inversiones.
Anabelle Castillo, coordinadora del sector social del MEP, aseveró que el dinero dado para comida no puede ser usado para otro fin, cosa contraria a los recursos generados por bingos, fiestas o aportes de los padres. Colaboraron Carlos Hernández y Francisco Barrantes
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