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El Estadio Nacional

Construyamos el nuevo Estadio Nacional, pero no en La Sabana…

Dejó de existir, por fin, aquel tugurio grandote que era el Estadio Nacional en La Sabana. La administración del presidente Arias ha demolido, para júbilo de tirios y troyanos, el armatoste que se construyó a empujones a partir de 1924. A la vez el Presidente se propuso, mediante gestión personal, obtener una donación de China para construir un enorme y moderno Estadio Nacional con capacidad para cuarenta mil personas. Magnífico gol de media cancha de don Óscar Arias. PERO (y "pero" en letras mayúsculas), el Presidente ordenó que el nuevo estadio sea construido en la misma punta noroeste de La Sabana donde estuvo el vejestorio.
Justificada alarma. La decisión del mandatario me ha causado justificada alarma. Sin embargo, pocos se han manifestado en contra; bueno, tampoco a favor. El típico silencio de los “domesticados”, como decía don Pepe.
Mucha gente sabe que en 1976 La Sabana, cuya concepción nació inspirada en los enormes parques de grandes ciudades como el Chapultepec de México, o el Central Park de Nueva York, se construyó en la administración de Daniel Oduber , cuando este servidor era ministro de Cultura Juventud y Deportes.
Diez años más tarde, con La Sabana como modelo y a petición expresa del presidente Arias (1986-1990), le construimos a la ciudad el parque de La Paz en los barrios del sur. Algún discernimiento supondría tener yo para expresar mi desacuerdo absoluto con el novel proyecto ahí en La Sabana. Y no es que yo esté en contra de un nuevo estadio. Que se construyan siete, ¡pero no ahí!
La Sabana, herencia del padre Chapuí en 1783, debería tener hoy la fortuna y el privilegio de recuperar el área donde estuvo el estadio demolido. A La Sabana, un gran gentío va con frecuencia simplemente a pasar su día, a estar. En lugar de otro estadio, esa multitud podría ver ampliados sus lugares de esparcimiento, de contacto con la naturaleza: más árboles, senderos y, por supuesto, más áreas deportivas y de recreación.
Espacio accesible. El arquitecto Frederick Law Olmsted, posiblemente el primer arquitecto-paisajista de la historia, cuando diseñó el Central Park de Nueva York en 1858, se propuso crear un espacio de naturaleza “accesible a pie” para que el ciudadano pudiera dejar atrás la abrumadora selva de cemento y ruido de la gran metrópoli. Hoy nuestra Sabana, parque comúnmente llamado ‘el pulmón de San José’, se vería amenazado por miles de aficionados a espectáculos deportivos o de otra índole, muchos de ellos en automóvil, quienes insistirían en parquear sus vehículos en los predios de La Sabana. De no poder hacerlo así, ¿dónde los ubicarían? Es sabido con certeza que la nueva construcción tendría parqueo apenas para un poco más de trescientos automóviles. Sin comentarios.
La Sabana se ha convertido con el tiempo en el “parque central” de San José. Alrededor de sus límites, edificios de apartamentos, de oficinas y desde luego centros comerciales, se estiran hoy hacia el cielo, y más se encumbrarán en un futuro cercano. Si la congestión vehicular en todo ese sector es hoy caótica, ¿cómo lo sería con la presencia de una mole como la que se proponen construir ahí?
Y otro aspecto: en un partido de fútbol, por ejemplo, la conducta desbordada de la gran masa puede ser impredecible. Traigamos a modo de ejemplo un hecho que, como soy viejo, recuerdo muy bien. En el estadio ahí en La Sabana, en marzo de 1958, se llevó a cabo un partido entre Costa Rica y México. Perdimos ese juego y la Copa Juan Santamaría.
A la salida, una multitud defraudada y enardecida quemó y destruyó todo lo que se le atravesaba al paso, incluidas varias avionetas que utilizaban La Sabana como pista de aterrizaje. “El monstruo de mil cabezas”. ¿Y las hordas desbordadas recientemente en los predios de la Universidad Latina? Aterricemos con sensatez y construyamos el nuevo Estadio Nacional no en La Sabana, sino en cualquiera de los muchos terrenos obviamente más convenientes y que también son propiedad del Estado.

  • POR GuidoSáenz G.
  • Opinión
Football
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