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Dos fobias inéditas

El especialista

La fobia es "la apasionada o enconada aversión hacia algo", o un “temor angustioso y obsesionante”.
He presenciado reacciones psicológicas –tanto de contribuyentes como de autoridades tributarias - ante situaciones muy especiales. En casos extremos, dichas reacciones podrían cruzar el lindero de la fobia, aunque se confundan con argumentos racionales.
Pienso en un contribuyente que sufre de una enorme e infundada tasación, o cuya reputación queda manchada por una denuncia penal temeraria, poniendo en riesgo real su viabilidad financiera. Cito la frustración del recaudador ante una deuda incobrable porque los activos de la empresa se esfumaron súbitamente, o expresiones hepáticas ante un fallo judicial que echa por tierra años de jurisprudencia pro-fisco.
Así, la acumulación de estas experiencias o de una sola de impacto traumático puede forjar una actitud hostil hacia la contraparte, que con el estímulo adecuado podrían activar fobias que distorsionen relaciones respetuosas.
Para bautizarlas, siguiendo la tradición dominante, recurro a la lengua griega. La fobia a los tributos, que incluiría el temor y aversión al fisco, se denominaría Forosfobia, y a quien la sufre, Forósfobo. En contraste, la fobia al contribuyente, se llamaría Forologoumenosfobia, y su víctima, la misma palabra pero terminada en “fobo”.
Los psicólogos explican que las fobias son superables con tratamientos conductuales, caracterizados por analizar serenamente el “objeto temido” y reducir progresivamente los niveles de ansiedad al recibir el estímulo.
Pareciera que la educación tributaria integral y equilibrada sería un instrumento idóneo para prevenir o incluso mitigar estas fobias inéditas, sin afectar una vigorosa y civilizada defensa de las tesis que cada quien considera justas.

  • POR Eric Thompson
  • Economía
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