Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Ségolène Royal, excandidata a la presidencia de Francia, vuelve con aires altruistas a luchar contra el individualismo y al rescate de la fraternidad. Le ha pedido, entonces, a la industria del espectáculo que cumpla con la función unificadora que su discurso no logra desempeñar: nada como un concierto de rock para realizar la gran fiesta de la fraternidad. Basta con amontonarse dentro una gran sala de conciertos y hacer cuerpo con la masa al ritmo de la música para hermanarse alrededor de un mundo común.
La fraternidad supone la existencia de una comunidad. Sin embargo, en ese "hacer cuerpo" solo hay disolución del individuo en la masa. Para que haya comunidad política, decían los griegos, hace falta la mediación de la palabra razonada. Decir mediación es decir separación: la capacidad de definir conceptos, de argumentar y de tomar una decisión común supone la facultad de retirarse del mundo y de pensar. Lejos de borrar al individuo para promover la fraternidad, se debería fomentar su capacidad de entrar en comunidad, pero eso no favorece los intereses masificadores de la política basada en el espectáculo.
Este documento no posee notas.