Abrir Noticia Guardar

Registro aprobó nacionalidad para un foráneo deportado

TSE anuló resolución cuando Migración alertó sobre su peligrosidad Registro aduce que OIJ y DIS no informaron sobre el pasado del sujeto

El Registro Civil aprobó conceder la nacionalidad costarricense a un extranjero relacionado el año anterior con una banda que planeaba asesinar a dos ministros.
Esa resolución fue adoptada el 22 de enero del 2008 por la Sección de Opciones y Naturalizaciones a favor del sujeto de apellidos Viveros Viveros, quien decía ser comerciante y residía en Esparza.
El sudamericano, según la Dirección de Inteligencia y Seguridad Nacional (DIS), mantenía nexos con una organización que se proponía matar a Fernando Berrocal, entonces titular de Seguridad Pública, y a Rodrigo Arias, ministro de la Presidencia.
La naturalización es un trámite legal que deja a cualquier extranjero a las puertas de recibir su cédula costarricense.
En el caso de Viveros, oriundo de La Florida, en el departamento Valle, Colombia, se produjo pese a que ya había sido deportado por ingresar ilegalmente al país.
Eso sucedió el 28 de agosto del 2007, de acuerdo con los informes en poder de la Dirección General de Migración y Extranjería.
El extranjero inició los trámites para obtener la nacionalidad costarricense seis días antes (22 de agosto del 2007) alegando estar casado con una costarricense desde abril del 2005.
La mujer, de apellido Murillo, aseguró a la Policía no conocer al foráneo. En ese momento ella era indigente en las calles de San José, señaló Mario Zamora, director de Migración y Extranjería.
La mañana del viernes anterior su padre, de apellido Murillo, vecino de Cartago, al ser consultado por La Nación dijo desconocer su paradero.
"Sé que ella anda mal, en las calles, pero no me visita desde hace tres años", declaró.
Para Zamora, se trató de un matrimonio por conveniencia, es decir, fraguado para intentar nacionalizarse costarricense.
Entre los documentos que presentó al Registro Civil no aparecen datos sobre la forma como ingresó a territorio costarricense; tampoco de su deportación.
Residencia rechazada. Viveros ingresó al país el 27 de marzo del 2004 por un sector sin vigilancia policial de Paso Canoas, en el cantón de Corredores, Puntarenas.
No fue sino hasta el 23 de agosto del 2007 cuando acudió a Migración a solicitar permiso de residencia, gestión que no fructificó.
La Dirección de Migración y Extranjería rechazó su gestión y ordena su inmediata expulsión, lo que ocurrió cinco días después.
Para entonces, los trámites de su naturalización estaban en marcha en el Registro Civil.
La directora de esta dependencia del Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), Marisol Castro, recordó que el foráneo no presentaba antecedentes de ningún tipo, de acuerdo con consultas hechas ante la DIS y el Organismo de Investigación Judicial (OIJ). Además, tenía más de dos años de casado con una tica, lo cual es indispensable para optar por la naturalización, alegó la funcionaria.
Voz de alerta. Cuando el TSE se preparaba para avalar lo resuelto por el Registro Civil, el director de Migración alertó acerca de las “características” del sudamericano. Esto ocurrió el 28 de febrero del 2008.
“Por los antecedentes que tiene es probable que reingrese a Costa Rica y la neutralización del mismo, para la Policía de Migración, es viable siempre y cuando tenga estatus como extranjero y no sea nacionalizado”, dice parte del informe enviado por Zamora al Registro.
El expediente es devuelto a estudio y, esta vez, los funcionarios a cargo corroboran los atestados criminales de Viveros, detenido nuevamente el 24 de febrero del año anterior y deportado, por tercera ocasión, a Colombia el 7 de marzo.
Desde entonces, nadie conoce su suerte ni paradero.
Castro insistió en que el foráneo nunca obtuvo la nacionalidad costarricense porque no concluyó los trámites para ese cometido.
El 19 de enero anterior, el Registro Civil, tras conocer los informes que relacionaban a Viveros con un plan para asesinar a dos ministros, rechazó definitivamente su solicitud de naturalización.

  • POR Nicolás Aguilar R.
  • Sucesos
Notas

Este documento no posee notas.