Después de varios meses de construcción gratamente el mes pasado el Registro Nacional puso en funcionamiento las nuevas instalaciones en las que opera tanto el Registro de la Propiedad Industrial así como el Registro de Derechos de Autor. Este hecho no debe pasar inadvertido para todos los usuarios que hacemos uso de dichas oficinas pues es el corolario de muchos cambios positivos que se han venido gestando en los últimos años. Hace una década era impensable concebir que el personal de ambos registros se triplicaría y que los servicios no solo serían más, sino que mejores y más eficientes.
Sin embargo, el camino no está del todo recorrido y aún faltan muchas metas que cumplir si queremos compararnos con las oficinas de propiedad intelectual más importantes del mundo. Tenemos todavía una brecha digital que acortar y el acceso a las bases de datos de dichos registros desde cualquier terminal y en cualquier momento debería ser una meta a cumplir en corto tiempo. Igualmente, los esfuerzos por acortar los tiempos de examen de las patentes de invención deben mantenerse e intensificarse.
Además de ello, el gran reto ahora del registro nacional y del Gobierno en este campo es poder darle un rol hegemónico a la propiedad intelectual como herramienta de desarrollo a las pequeñas y medianas empresas de nuestro país. Para ello es trascendental que los ciudadanos conozcan las oportunidades que el registro de una marca, de una patente de invención o de un derecho de autor les puede ofrecer en el comercio.
Una buena forma de lograr este propósito es mediante cursos de inducción a la propiedad intelectual que pueden ser ofrecidos en las instalaciones del Registro Nacional. El Registro de Derechos de Autor ya tiene esta buena práctica y es un deber del Registro de la Propiedad Industrial emular esta situación. Ahora bien, falta más divulgación por parte de las autoridades del Registro Nacional en cuanto a las oportunidades y servicios que ofrecen en el tema de propiedad intelectual. El Registro Nacional debe tener una actitud más proactiva y cercana a todos los actuales y potenciales usuarios de estos registros.
Como país, en este tema aún estamos en etapas incipientes, pues la mayoría de activos de propiedad intelectual le pertenecen a empresas y personas extranjeras. Lo anterior por cuanto existe mucho desconocimiento en nuestra población respecto de la forma en que se debe proteger la propiedad intelectual y la forma en que debe usarse.
Empero, vamos en la dirección correcta y todas las iniciativas que se han venido tomando por parte de las autoridades principalmente en los últimos años, sin duda alguna repercutirán en resultados positivos. Este nuevo edificio debe ser, por lo tanto, un motivo de satisfacción por lo logrado, pero debe verse como un punto de referencia para seguir creciendo y quizás en un futuro muy cercano lograremos ser un país modelo en lo que a protección y registro de activos de propiedad intelectual se refiere.