Abrir Noticia Guardar

Claudio husmea en vidas ajenas para ganar respeto

Ayer se estrenó El chico de la última fila , donde un joven talentoso se debate entre lo moral y lo que le conviene a sus objetivos

La obra El chico de la última fila , de Juan Mayorga , llega al teatro con la promesa de mantener al espectador interesado con lo que ocurre en la vida de Claudio, colegial algo problemático, pero con potencial para mejorar.
El montaje está a cargo del grupo Sursum Teatro , bajo la dirección de Fernando Rodríguez. Se estreno ayer, en el Teatro 1887, del Centro Nacional de la Cultura (Cenac).
En términos generales, el asistente a la sala teatral se encontrará un montaje donde los dilemas existenciales a los que Claudio será sometido, los llevará a una introspección y posible reflexión.
Este colegial (interpretado por Melvin Jiménez) sabe que no es el más disciplinado: por el contrario, es el responsable de varios dolores de cabeza en sus profesores.
En esas mismos salones de clases a los que asiste a diario está Germán (Gerardo Arce), un profesor de literatura con más frustraciones que satisfacciones, a causa de estudiantes a los que compara con los bárbaros, por su poco interés y conocimiento.
No obstante, se encuentra con Claudio y descubre en él un talento que podría ser pulido. Para llamar la atención de este muchacho le impone un reto: una redacción.
Claudio se verá tentado, querrá superar la prueba y comenzará a husmear en la vida de un círculo de personas cercanas. Sin embargo, para completar su misión literaria será necesario que elija entre lo ético y moral o lo que le conviene a sus objetivos.
Dilemas. Cómo lo dijo el crítico español Rafael Fuentes , El chico de la última fila va más allá del discurso político estereotipado. No se crea el lector que verá una obra inspiracional, de esas que motiva a los maestros a enseñar mejor y a los estudiantes mediocres a decirse: "si Claudio puede ¡yo también!".
En cambio, según el director Rodríguez, el mensaje de la obra va al plano de los dilemas en la vida del ser humano.
“El mensaje de la obra está ahí, en el dilema que le plantea la situación a Claudio y ver cuál podría ser la posible respuesta (del espectador); preguntarse si ¿es moral que un joven se le insinúe a la mamá de un compañero? o ¿es moral que un profesor siga incentivando la redacción del estudiante, aunque eso pueda acarrear violencia?”, explicó el director.
Por eso, aunque el espectador puede realizar una lectura acerca de lo importante de la buena enseñanza, los temas paralelos son muchos más. Por ejemplo, se habla de fidelidad, agresión familiar y violencia.
Además, con la relación retadora entre alumno y profesor, queda expuesta la importancia del respeto del alumno por la figura del maestro. Algo tan importante en el montaje de Sursum, como dejar clara la importancia del respeto del hijo para con el progenitor, o de una persona con sus semejantes.
También participan en el montaje los actores Miguel Ángel Hernández, Tatiana Zamora, Fernando Rodríguez y Grettel Cedeño.
Este es el tercer año en que Fernando Rodríguez lleva un texto de Mayorga a las tablas; en el 2010 fue La paz perpetua y en el 2011 Himmelweg: Camino del cielo .
El director explicó que la libertad creativa para llevar al teatro los textos del español es una razón por la que repite. En especial, encuentra en sus obras un trabajo retador, extenuante y difícil, tres elementos seductores.
El chico de la última fila llega al teatro como una de las ganadoras del concurso Escena Viva, de la Compañía Nacional de Teatro y el Centro Cultural de España. Se mantendrá en cartelera hasta el domingo 19 de agosto.

  • POR Melvin Molina /
  • Entretenimiento
SpainViolence
Notas

Este documento no posee notas.