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Belo Horizonte. EFE. Alemania transita de nuevo en el tramo decisivo de una Copa del Mundo.
Aspira por fin a un gran triunfo en la etapa Joachim Löw, siempre en puertas del éxito y siempre ahogado en la orilla.
El cuadro germano afronta en Belo Horizonte su cuarta semifinal seguida.
Perdió con España en Sudáfrica 2010, con Italia cuatro años antes y en Corea y Japón alcanzó la final, donde fue superada precisamente con Brasil en la única cita en un Mundial que hasta ahora jugaron entre ellos.
Löw cuenta con 22 futbolistas disponibles. Solo el zaguero Shkodran Mustafi, que padeció en el choque ante Argelia y dijo adiós al torneo, está al margen de los planes germanos.
La presencia de Philip Lahm es la permanente intriga del preparador teutón, que ha recurrido a su capitán tanto para el centro del campo como para el lateral derecho, como ante Francia.
Es un tema de debate sin definición. Aunque da la sensación, tras el buen resultado y la firmeza que le dio ante Francia, que permanecerá en su puesto natural.
Eso mantendría en el centro del campo a Sami Khedira aunque las pocas horas transcurridas tras el último compromiso pueden crear alguna duda a Löw. El jugador del Real Madrid acompañaría a Bastian Schweinsteiger y Ton Kroos. La terna Mario Götze, Mesut Özil y Thomas Müller es incuestionable.
El cuadro germano, consolidado como un grande mundial tras presumir de 13 semifinales de 18 participaciones en las 20 ediciones del torneo, espera enterrar la negra historia ante Brasil.
El anfitrión siempre dobló a Alemania en las tres ocasiones que disputaron un partido oficial. Una solo en un Mundial, cuando le arrebató el título en el 2002. Dos más en otras tantas ediciones de la Copa Confederaciones.
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