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PAGINA CUATRO LA TRIBUNA MIERCOLES agosto de 1922 Declaraciones del Lic. don Ricardo Jiménez Se juzga sin partido y no piensa en su candidatura presidencial ΕΙ empréstito será será un un remedio para Costa Rica; pero no lo aconseja porque teme que sea mal invertido Ellos saben muy bien que conmigo no se saca nada y desde luego que no les sirvo absolutamente. Es la dura verdad política de nosotros. Los únicos que acaso serían mis partidarios serían los amigos de González Flores porque a ese fue al que, según la opinión, hice yo Presidente. Pero son tan pocos. yo continúa don Ricardo con cierto dejo irónico en asuntos políticos soy como en mi bufete de abogado. Estudio un asunto, lo veo por todos sus lados y si se puede ganar voy adelante; pero si no, es mejor dejarlo.
de sidencia esta vez y no hago el esfuerzo. Dónde conseguir los votos necesarios? Imagínese usted que para poder ser diputado de dos provincias de las más grandes de Costa Rica tuve solamente dos mil votos. para Presidente. quién me da los otros 38 mil que faltan. Don Ricardo le interrumpimos pero las condiciones son otras y actualmente hay una gran simpatía por la candidatura de usted. Claro contestó rápido no hace falta más que verlo. De cada diez artículos que se publican en los periódicos en relación conmigo, uno es favorable y nueve en contra. Sin embargo don Ricardo, La Tribuna lo estima a usted y si no fuera porque la libertad lo exige. Estimación nos contestó que no me sirve para nada. En este mundo sólo tres personas me han defendido y entre ellas un sobrino mío que por cierto lo hizo mal.
No quisimos insistir. Hemos dicho que don Ricardo nos habló esta vez descarnadamente y en el fondo de sus palabras no sabemos si había un poco de sincera amargura o un mucho de ironía. Acaso las dos cosas. Si está convencido realmente de que a pesar de ese profundo respeto que se le tiene, de esa profunda simpatía con que lo ve el país, de esa popularidad inmensa con que se le nombra, hay Corren rumores de empréstitos, corren rumores de candidaturas, se habla en las esquinas, se escribe en los periódicos, se comenta en los círculos, caen Ministros y surgen hombres públicos. Comerciantes, agricultores, el señor Presidente, el señor Ministro, el señor economista y hasta el señor don nadie y hasta el señor don todo el mundo se creen en el deber de hacer declaraciones terminantes sobre los dos tópicos que se han levantado en el horizonte amenazantes, trágicos, terribles, cual negros presagios de tempestades turbulentas.
No cabe duda que estamos enfermos, morbosamente enfermos de literatura y de pretensión. El cronista sale a la calle en busca de noticias y no trae sino comentarios, opiniones, criterios, todos ellos, sobre los mismos asuntos; pero tan diversos, tan extraños los unos de los otros, que a la hora de ahora nadie está seguro de saber si el país necesita o no un empréstito o si habrá elecciones presidenciales en el próximo periodo eleccionario.
Cada quien somete al país y a la hacienda pública dentro del perímetro de su personal criterio sin importarle un momento cuáles son las mejores teorías aceptadas en el mundo economista, cuál nuestra situación en relación con esas teorías y si estamos en el momento preciso de arreglar con y éxito nuestros problemas.
En cuanto a candidaturas presidenciales, el alto puesto de la República que constituye la aspiración más elevada de un ciudadano, por lo que se necesita de patriotismo y de honorabilidad, se trata en Costa Rica, adaptando las cosas a las propias conveniencias si los que opinan son electores; que si son elegibles, la mejor opinión es despreciar la magistratura con un gesto amargo y desconsolador. ante este doloroso estado del momento, nuestra imaginación recorre de nuevo la lista de los consagrados, de los que viven para el país, de los que laboran siempre a pesar de las decepciones y del cansancio que dan los asuntos públicos. Ellos, al cabo, son los más obligados a decir su palabra sabia para que al menos en las discusiones ciudadanas haya un punto de apoyo, una orientación, un camino, una vereda, que por pequeña que ella sea, será siempre la estrella de Belén que indica un fin preciso, malo o bueno, pero un fin hacia donde llevar la caravana nacional perdida hoy en el desierto. por centésima vez nos hemos encaminado hacia la Meca de los periodistas: don Ricardo.
Patricio moderno y limpido que no usa barba ni mira las estrellas, con Ricardo, esta vez, nos habló descarnadamente, sobre los tópicos que nos llevaran hasta su consultorio humano y político y sabio. La política dijo no cambia, es la misma de siempre. Intereses personales, tendencias de bienestar y que el país se vaya por donde mejor quiera. Yo no sé de dónde han sacado eso de mi candidatura. Si me siguen molestando eon ese chisme voy a tener que escribir sobre el asunto. Cree usted que yo puedo volver a ser Presidente de Costa Rica? Eso es una ilusión sin fundamento. No lo han podido volver a ser Roosevelt, ni Poincaré con todo y que este último estaba en la hora del triunfo y que tenía en frente un adversario que era un político de tercera o cuarta clase. y yo voy a volver a ser presidente?
Al oir estas palabras de don Ricardo, surgió en nosotros la idea de sondear más adentro su verdadero estado.
No quiere ser Presidente porque no encuentra la manera de serlo, o es que en su espíritu hay una fuerza superior a sus deberes para con el país, que se lo impide?
Se lo preguntamos secamente. Su caso de usted le dijimos es diferente. Como cuando Bolívar, podemos decir ahora que ni Francia es Costa Rica, ni usted es Poincaré. La corriente de opinión a su favor es muy grande.
Don Ricardo nos miró asustado. Sonrió, y como obligado a decir una verdad, repuso. Yo no puedo volver a ser Presidente de Costa Rica porque no tengo partido. Los duranistas me echan a mí la culpa de que no fuera don Carlos el Presidente y ahora me atacan; los civilistas creen también que yo he condenado a don Rafael a no volver a la Presidencia de Costa Rica, y serán también mis enemigos, y los que estuvieron conmigo dirán muy justamente. Para lo que sirve don Ricardo en el poder.
tanta insinceridad como para que a la hora de exaltarlo se le discuta y se le ataque, en el fondo de sus palabras ha habido realmente amargura y decepción. Si por el contrario es él quien vela su deseo de vivir tranquilo cubriendo su retirada con las falsas apariencias, entonces había un poco de ironía. qué insistir. Si a la hora de ahora dijo aludiendo a su edad y a su experiencia. no hago las cosas bien, no sé para cuándo lo iba a dejar.
Dimos vuelta a la hoja y le preguntamos sobre lo otro. Qué nos dice del empréstito. Cuál empréstito? No sé al menos que haya algún empréstito. Qué le íbamos a repreguntar cuando tampoco nosotros sabíamos de nada concreto? Preferimos empezar por otro lado. Nos dice la prensa dijimos que usted tiene un proyecto económico que presentará al Poder Ejecutivo para que lo someta a su vez al Congreso. Es esto cierto. Es un disparate contestó Un disparate, porque es bien sabido que el Poder Ejecutivo no admite consejos. Para qué tomarse la molestia de pensar en proyectos?
También salimos mal por este lado y decidimos hablar de generalidades económicas. Las teorías de empréstito, don Ricardo. qué opinión le merecen. Pues bien, los empréstitos son regularmente peligroSos; pero en este caso de Costa Rica será el único remedio.
Yo no lo aconsejo porque no respondo de que sea bien empleado. Llevamos unos pocos meses del año económico y según las cuentas debería haber un superavit de cerca de dos millones de colones y resulta que no se pagan los sueldos ni se ha hecho nada que demuestre buena administración. La gente enemiga del Gobierno dice que es que se filtran los fondos del Estado; pero eso tampoco lo sé. Lo único que se ve es que se gastan de un modo informal.
Pero estudiando bien el caso económico de Costa Rica, un empréstito es conveniente a su hora. El Brasil, Chile, Colombia con todo y recibir 25 millones de dólares, y otros países de la América están consiguiendo empréstitos en los Estados Unidos, por la sencilla razón de que los necesitan, de que es un recurso bien conocido y de que en Europa no los pueden conseguir porque Europa misma le debe a los Estados Unidos. Se habla del peligro de los empréstitos norteamericanos y eso no es verdad. Estos países no están amenazados por los Estados Unidos a causa de sus dificultades económicas sino de sus baraúndas políticas. Qué fue lo que trajo a Wilson a Costa Rica? Nuestros errores políticos y no nuestras finanzas. Creo, pues, en la conveniencia de un empréstito; pero bien acondicionado y a su hora, cuando haya seguridad de que esos fondos serán bien invertidos en pagar, en producir y en tantas otras cosas beneficiosas para Costa Rica, de modo que se pueda atender al mismo tiempo la deuda.
Un empréstito no es lo mejor, pero es ilusorio creer que vamos a salir de dificultades con tributos solamente. Lo malo de esto es deber, cualesquiera que sea la deuda; pero puesto que se debe hay que sacar el mejor partido posible tratando de salvar al país económicamente y conservando su crédito.
Protesta contra los escritos de doña Sara Casal viuda de Quirós Señorita nito de arena en la obra de la culJosefina Ramírez Silva. tura de su país y somos muchas Presente. las que vemos las partículas de oro Estimada compatiera: que ese granito encierra, De ud. atentas servidoras, VitaLas abajo firmadas nos sentimos la Madrigal, Marcelina de Loria, conmovidas por los duros ataques Caridad Fernández, Victoria Madridirigidos a Ud. por la señora Sara gal, Marta Sancho, Adina Salazar, Casal de Quirós en sus artículos Carlota Palacios, Angélica Chavapublicados en LA TRIBUNA del rria, Evangelina Baldloceda, Maria corriente mes. Vecchi, Chepita Varela, Carmen Mucho nos ha extrañado el es González, Teodora Ortis, Marina piritu poco cristiano que anima Masis, Ester Silva, Adella Herrera, dichos artículos. Creemos que ha Helia Dittel, Atilia Montero, Adelia bría podido hacer la defensa de su Monge, Claudia Jiménez, Sara Callibro en otro tono más caritativo, vo, Carmen Sáenz, Dora Quintana, más de acuerdo con las ideas que Marta Dittel, Ester Vargas Orparecen haber gulado siempre su minta Pefia, Clemencia González conducta. de Pizarro.
Si las compañeras suyas guar NOTA: La premura del tiempo dáramos silencio en esta ocasión, no nos permite dirigirnos a nuespodrla Juzgarse que su labor de tras compafleras para que suscritantos afios ha sido inútil y que ban esta carta; pero continuarán su trabajo se ha reducido a sem publicándose las firmas de las maegbrar en el agua.
tras que espontáneamente quieran no queremos que su corazón enviar sus adhesiones.
sienta el sabor de esta amargura.
Usted también ha puesto su gra San José, de agosto de 1922.
do sempre PARABOLA Un hombre, armado de una ha asesino es un hombre que mata.
cha, pasa corriendo delante de Só. Un carnicero entonces?
crates. Persigue otro hombre Viejo loco, un hombre que maque corre a más y mejor.
ta a otro hombre. Arrestadlo, arrestadlo!
Ah! Sf; un soldado.
El maesto de Platón no se mue. Estúpido! Un hombre que ma ve.
ta a otro hombre en tiempo de paz.
Pero qué dice el hombre del Ya veo; el verdugo.
hacha. no podía usted haberlo arrestado. Es un asesino. Burro rematado! Un hombre. Un asesino. Qué entiende que mata a otro hombre en su causted por esto?
sa. No se haga ud, el idiota. Un Perfeotamente. Un médico.
Como habíamos molestado demasiado la atención del señor ex Presidente Jiménez, nos vimos obligados a retirarnos, a pesar de que sentíamos verdadero placer en oir sus ideas.
Leído este reportaje que expone la manera de pensar de uno de nuestros hombres más eminentes sobre los tópicos a que nos referimos, el pueblo cuenta con una base de discusión muy importante. Conviene el empréstito. Es el momento de hacerlo?
Si noaviene y es el momento propicio, hay que ir a él sin tardanza, buscándolo con eficacia no importa cuáles sean los bancos.
Si por el contrario no es este el momento de llevar a cabo la idea, que se labore en otro sentido.
Las fantasías numéricas sobre los empréstitos están de sobra mientras no haya base firme. Discutido el principio, hay que ponerlo en práctica inmediatamente.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.