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CASA DUS LA TRIBUNA Sábado de Octubre de 1922 La soñada intervención (don Ernesto) tenía el mérito de tronchar y tajar al minuto la dificultad pendiente; y la otra fórmula tenía el inconveniente de retardar la solución apetecible por varios días, con riesgo inminente de que el estado de cosas empeorase entre tanto, quizá por modo irremediable.
En el fondo las tesis, por lo demás, diferían poquísimo la una de la otra. Por la primera entraría el señor Aguilar al ejercicio de la Presidencia instantáneamente, disipándose así los peligros más graves de la situación de aquella noche.
Por la otra, que mantenía en apariencia el orden de cosas existente, se afrontaban simultáneamente peligros internos y externos de la mayor gravedad, algunos definitivamente irremediables.
15 por 60 Por amistoso requerimiento de mi ex Jefe tomo a cargo contestar, en lo tocante a la actuación del gobierno pro visional del Lic. don Francisco Aguilar Barquero, los ataques que contra este ejemplarísimo mandatario se dirigen en el libro que acaba de editar el licenciado don Octavio Quesada Vargas.
El tal libro se compone de unas ciento sesenta páginas de documentos oficiales y no oficiales, reeditados por la décima vez, cuando menos; y de otras tantas páginas de recortes de periódicos, tan conocidos como la ruda. Item más: la portada del libro, un prólogo, como de Tácito, por su medida, veinticinco líneas; un epílogo de don Juan María Murillo, de dos páginas y, por último, un indice copioso.
Novedades en la obra. Absolutamente ninguna!
El trabajo ha sido de imprenta, esto es, una mera recopilación de papeles leídos y releídos, que vagan en las colecciones de nuestros diarios oficiales y privados y en hojas sueltas. La obra es ciertamente meritoria para disponer de todo ese material en un solo volumen; pero no tanto como para desembolsar por ella cinco colones, que es su precio de venta.
Pienso que el mejor modo de rebatir el libro de que me ocupo, sería este: reeditar en otro volumen semejante cuanto en su día se ha venido escribiendo en contra, que es copioso y excelente; y lanzar esa nueva recopilación a la calle a un precio más al alcance de las enflaquecidas bolsas de los pocos a quienes deleita este género literario.
Pero como se me ha indicado que algo diga, aunque a mi ver sea por demás, atiendo esa indicación, y cumplo, pese a mis achaques.
Debo comenzar por una advertencia, y es que no me ocuparé en lo mínimo de atacar ni de defender la actuación de los señores González Flores y Acosta García, porque ningún punto de contacto tengo con la política desarrollada por ellos, dentro ni fuera del Poder. Ni tampoco defiendo ni ataco los procederes de los señores Wilson y Chamorro, porque no quiero ni debo salirme del marco que me he trazado, que es simplemente defender la causa de mi Jefe y amigo el señor Aguilar Barquero.
CENTIMOS CIGARRILLOS Strollers PIZA e HIJOS Distrubuidores Generales en Costa Rica.
El señor Aguilar hallábase, a todo esto, en su casa, probablemente enterado del curso de las deliberaciones, pero inactivo de su parte.
Por fin, se tomó la decisión correspondiente; y el Gral.
Quirós, con una magnanimidad y un patriotismo, de que no conozco ejemplo comparable, dispuso llamar al Jefe electo, para recabar su aceptación.
Cuando apareció don Francisco en el salón, manifesto paladinamente que de ningún modo aceptaría el puesto, sino bajo estas condiciones: 1a. que no actuaría como tercer designado a la Presidencia de la República, pues tal nombramiento, recaído en el años atrás, había caducado; 2a.
que asumíría el Poder en concepto de Presidente Provisional para el objeto de sacar a su país de los escabrosos senderos por donde transitaba desde el golpe de 27 de enero de 1917 y llevarlo resueltamente, pero sin precipitación, a un régimen ordinario constitucional, dentro de la ley fundamental de 1871; y 3a. que no se le obligase a festinar las elecciones para Presidente y Congreso Constitucional en propiedad, antes de un tiempo prudente pero holgado, para tan importantes trabajos.
Por aclamación se aceptaron las condiciones propuestas por el nuevo Jefe de la República y se le puso en posesión del cargo.
Claro, clarísimo es que la asamblea, inclusive el personal del Ejecutivo que en ella discutió y adoptó la determinación tomada, constituyó una asamblea revolucionaria, cuyo único norte fue la salvación de la República. Obró, por las inspiraciones del más puro y abnegado patriotismo.
Ningún miembro de ella contrajo más mérito, ni se echó encima mayor responsabilidad que sus compañeros, pues la resolución fue solidaria. ninguno le ocurrió que estaba haciéndose reo del horrendo delito que ahora quiere imputársele a determinadas personas, para objetos de politica menuda. todos pusieron en aquella memorable ocasión sus vidas y sus honras en prenda, para la salvación de Costa Rica, que dichosamente quedó salvada.
Fueron revolucionarios todos y cada uno de los costarricenses reunidos en dicha magna asamblea, ya votasen por la fórmula 1a. o la 2a. pues entrambas presuponían el derrumbamiento súbito y completo, al minuto, de un orden de cosas, sedicente constitucional, creado por la traición de 27 de enero de 1917; y entrambas tenían por obligado precedente el famoso radiograma.
Sólo un distinguido miembro de la asamblea, el Lic.
don José Vargas propuso, en su afán de dar un cariz de legalidad al llamamiento del señor Aguilar Barquero, convocar al Congreso Peliquista, para que éste nombrase Primer Designado al señor Aguilar y le diese legítimo posesión de su empleo; pero esa tesis no prosperó, por la sencilla razón de que Costa Rica demandaba imperiosamente la caída total e inmediata del régimen implantado por el señor Tinoco.
Todos los allí presentes fuimos netos y resueltos revolucionarios, sin exceptuar al señor Aguilar Barquero.
Sólo hubo, es verdad, un miembro conspicuo de la asamblea, a quien puede absolverse del gran pecado, y lo fue el Ilustrísimo y Reverendísimo Sr. Obispo don Juan Gaspar Stork, de grata recordación, que a media votación se retiró, sin expresar, que yo sepa, el motivo de su ausencia.
Veamos ahora quienes formaron aquella magnífica asamblea, o lo que es igual, quienes responden ante el país y ante la historia del golpe de Estado que llevó al Poder Supremo de la República al Lic. don Francisco Aguilar Barquero.
He aquí sus nombres: Lic. don Bernardo Soto, Dr. don Carlos Durán, Lic.
don Cleto González Víquez, Lic. don Ricardo Jiménez, Lic.
don Andrés Venegas, Lic. don Arturo Volio, Lic. don José Vargas Lic. don Leonidas Pacheco, Lic. don Carlos María Jiménez, Lic. don Alejandro Alvarado Lic. don Fabio Baudrit, Lic. don Víctor Guardia, don Ricardo Fernández Guardia, don José Andrés Coronado, don Felipe Alvarado, Lic. don José Astúa Aguilar, don Ramón Cabezas, Lic. don Ernesto Martin, Dr. don Vicente Lachner Sandoval, Dr. don Daniel Núñez, don Gordiano Fernández, don Federico Quesada, don Salustio Camacho, Lic. don Guillermo Vargas Calvo, don Manuel Antonio Quirós, don Juan Ma. Solera, don Miguel Brenes, don Napoleón Quirós, don Francisco Sáenz, don Porfirio Molina, don Rafael Solórzano, don Alejandro Aguilar Machado, don Mariano Zúñiga, Dr. don Mauro Fernández, don Julio Alvarado Barquero, Lic. don Arístides Agüero, Ing. don Alberto Calvo Fernández, don Roberto Figueredo, Dr. don Francisco Segreda, don Victor Quirós, Lic. don Luis Anderson, don Manuel Aragón, don Rafael Cañas, Lic. don Francisco Montero Barrantes, Dr. don Francisco Cordero, Lic. don Francisco Ugalde Pérez, don Joaquín García Monge, don Carlos Aragón, don Jenaro Leiva, don Luis García, Lic.
don Amadeo Johanning, Lic. don Ezequiel Gutiérrez, Lic.
don Buenaventura Casorla, Lic. don Marciano Acosta, Lic.
don Alberto Echandi, don Roberto Smyth, Ricardo Mora Presbo. Canónigo don Rosendo de Valenciano, el señor Obispo Diocesano, don Alejandro Aguilar Mora, Lic. don Pedro Pérez Zeledón.
De los sesenta y un concurrentes sólo dos consignaron su voto rotundamente negativo, a saber, don Alejandro Aguilar Mora y el Canónigo Valenciano. Todos los demás, excepto el ausente, dieron voto afirmativo, ya de mayoría o de minoría, según queda antes explicado.
Se enrostra a este mandatario formar parte del trío que se dice trajo a Costa Rica la invasión americana.
Pues bien, yo quiero que confundan al Presidente Provisional de Costa Rica surgido el de setiembre de 1919 señalando hecho alguno suyo, de comisión u omisión, desde aquel infausto instante en que el Ministro de la Guerra del Gobierno del señor González Flores se pronunció el negro 27 de enero de 1917, hasta aquel otro instante en que una numerosa asamblea convocada el Jefe del Estado, General don Juan Bautista Quirós, para tomar en consideración y resolver lo que en la emergencia de entonces más convenía hacer para salvar la autonomía de nuestra patria, en circunstancias tan aciagas; yo quiero, decía, se señale hecho alguno del señor Aguilar Barquero, en ese largo período de más de treinta meses, que demuestre que el preclaro prócer tuvo algo que ver con los movimientos revolucionarios que precedieron al histórico radiograma de Mr.
Lansing, comunicado al General Quirós el 1o. de setiembre de 1919.
Los procederes del Gobierno Tinoco y los de la oposición armada durante ese tenebroso período de 30 meses no encajaban en el marco de conducta pública del señor Aguilar; y se negó tenazmente a la aceptación de nada que significase llegar al Poder sobre charcas de sangre. Resistió al luego de muchos de sus amigos y partidarios y se concreto y al lleno de sus deberes de padre y profesor, apartado de toda ingerencia en la confusión política reinante; si bien su Vriendo en silencio las provocaciones de la tiranía loca que dominaba en el país a la sazón.
En la preparación del golpe de Estado del de setiembre, 1919, menos tuvo el señor Aguilar la más insignificante participación, Obedecía al proceder así, a los dictados de su conciencia, sin que fuera parte para desviarse una línea de su conducta la inmensa popularidad que le rodeaba. Recuerdo que en cierta ocasión le aconsejé salir de Costa Rica para su seguridad personal, de continuo amenazada, y me contestó: no, amigo, aquí moriré al lado de los míos, si llega el caso, cumpliendo con mis deberes, tal como los entiendo.
Veo el peligro, pero lo afronto, sin trepidar.
En lo que respecta a responsabilidad por el hecho de! de setiembre al asumir el señor Aguilar el ejercicio del Poder Supremo Omnimodo, su actitud está salvaguardada como se verá en seguida.
El Gral. Quirós recibió el histórico radiograma a las ele la mañana del 1o. de setiembre, e inmediatamente convocó a su gabinete para considerarlo. El Consejo de Gobierno no quiso asumir la responsabilidad de asunto tan grave y aconsejó oír la opinión de lo más granado del país.
hasta donde eso era practicable en aquellas opresoras circunstancias. Se formó la lista de las personas que se creyeon entendidas en esta clase de dificultades, y se invocó su natriotismo para que ayudaran a solucionar el conflicto de la mejor manera posible. Los invitados a aquel gran conseTo acudieron presurosos al llamamiento del Gral. Quirós. Se expuso con perfecta sinceridad el estado de las cosas, se comunicó a los presentes gran número de antecedentes de naturaleza confidencial y se debatieron las cuestiones propuestas de una manera amplia, libérrima y cordial, exactamente como se delibera en una cuestión de familia. Poco a oco fue cristalizándose en dos fórmulas únicas la solución deseada y triunfó una de ellas por unos cuantos votos de mayoría. Esa tesis, que fue propuesta por el señor Martin Nadie se Libra de las enfermedades de la dentadura si deja la película pepsina.
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Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

    InvasionJoaquín García Monge
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