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PAGINA DOS LA TRIPURA Juevos 12 de Octubre de 19 La soñada intervención so es todo. Por qué en el segundo caso no procedió el Gobierno del General Quirós de la propia manera que procedió en el primero el señor Tinoco, limitándose a dar cuenta a la nacióa de la segunda y más contundente negativa, con la recomendación de seguir cada ciudadano transitando por el terreno del derecho a la realización de los destinos de Cos ta lica?
No fue por poquedad de espíritu del sucesor del señor Tinoco; fue porque las circunstancias en que se hallaba a locado el país en 1919 eran absolutamenta distintas a las de 1917 y 1918; el tiempo no había corrido en balde.
En vez del auge de los primeros tiempos del régimen Tinoco, ese régimen había descendido a la hondísima mima del desprestigio por los contínuos atropellos empleados paEs atemorizar a los innumerables opositores del sistema.
Había corrido sangre muy preciosa en las intentonas de reconquista de la libertad. En los campos no había casi un lugar por humilde que fuese que no hubiera sido objeto de vejamen y saqueo. El soldado, el policial, el maestro de escuela no recibian, por meses y meses, la paga de sus servicios. nadie se le satisfacía lo que el Tesoro Nacional le debía, sino mediante descuentos de 40 y 50 por ciento, no en beneficio del Tesoro, sino de agentes privilegiados, para quienes sí había siempre dinero en arcas.
La República entera se había convertido en pandemonium, desde Buenos Aires hasta el Jobo.
De 44 millones que en su manifiesto de de mayo de 1918, afirmaba Tinoco, ser la Deuda Pública Nacional cuando entró al Poder, dejaba al marcharse a Europa (bien lustrado de fondos) sesenta y seis millones largos, sin de jar camino, escuela, ferrocarril, u obras de fomento algunas en las cuales se hubiese incorporado el exceso de 22 millones. Esto, computado el cambio al tipo legal (215 por ciento. que si se computara al cambio corriente la deuda llegará a CIEN MILLONES.
En la frontera norte estaba apelmazado el ejército libertador, ejército minúsculo por cierto que, en largos meses de campaña y con gastos para el régimen Tinoco que montaban a millones, no había esperanzas de desalojar.
Se había consumado el tremendo sacrificio de don Tinoco y era natural y lógico temer que el ejemplo oundiese, dados el perfecto secreto de la concepción y ejecución del hecho atroz y la cabal impunidad del agente responsable.
La tea incendiaria había sido ensayada con éxito cumphido, come ingtrumento de justicia adminstrada a despecho de leyes y tribunales.
El país se había convertido en un volcán en plena erupción.
El tacto exquisito y, en su caso, la mano fuerte del General Quirós resultaban insuficientes para aquietar los ánimos. Solamente un cambio radical de orientación política podía salvar la situación; y a ese medio acudió el noble gobernante, como aparece de sus propias palabras estampadas en su manifiesto de de setiembre de 1919, y dicen así: La evolución política de de setiembre de 1919, buena mala, no fue la obra de uno o dos hombres, ni de un grupo de reinticinco o cincuenta magnates; fue la opinión pública UNIFICADA quien, con la fuerza avasalladora e incontenible de una ola gigantea, en lo más recio de una tempestad deshecha, realizó el fenómeno; y precisamente fue poderoso acicate para la UNIFICACION de la voluntad nacional la posibilidad cercana u yuu, de fuera, se presentara la solución de todos los conflictos nacidos del infausto golpe de estado de 1917. Fue Costa Rica quien se salvó a sí misma, y afear su conducta es sencillamente una locura. Llamar eso tetervención es nada más que un desatino.
La tesis de Washington, por otra parte, fundada en el texto de los tratados de 1907, que constituyen el Evangelio del derecho internacional centroamericano, era el no reconooimiento de gobierno alguno de hecho surgido de manera distinta de la consignada en la ley fundamental del rosper tivo Estado; tanto que la administración Aguilar Barquero no fue reconocida por el Gobierno de los Estados Unidos.
Si el pertinaz no reconocimiento de Tinoco y de Quirós equivalieran a intervención, cuando el señor Aguilar legó al Poder esa intervención se hallaba bien aclimatada en Costa Rica Claro es que el Gobierno de los Estados Unidos, con su conducta observada en el caso del Gobierno de Tinoco, ayudó poderosamente a Costa Rica para el restablecimiento del orden legal.
De ello no debe sonrojarse nuestra patria. Si la ayuda que un país da a otro para la consecución de su independen cia o para libertarse de una tiranía interior fuera un hecho reprensible para quien da la ayuda o la recibe, tendría que avergonzarse Inglaterra del servicio que le presto para la gloriosa revolución de 1688; tendrían que. SU los Estados Unidos por el auxilio que, para triunfo lucha con Inglaterra, les prestaron Francia y España a fines del siglo décimo octavo; se tendría que considerar envilecida Cuba por la colosal intervención de Estados Unidos en la contienda que culminó en la guerra de éstos eontra España en 1898; etc.
Es en realidad de verdad tan peregrino el cargo que se ha hecho al señor Aguilar Barquero, tan sin apoyo, que pienso es perder tiempo consumir una gota más de tinta en seguir tomando el asunto por lo serio.
Conténtese el señor Aguilar Barquero con leer una vez más la sanción pública de sus actos concebida en términos difícilmente superables. He agaí ese precioso documente: IV Para contento del lector voy a terminar esta mi desaliñada contestación, por donde sin duda debiera haberla comenzado; esto es, demostrando la falsedad de la proposición cardinal del ataque.
La asendereada intervención, en efecto, jamás pesó de la categoría de un mero amago; esto por obra y gracia de una combinación de pareceres ilustrados y de voluntades resueltas que, en aras del bien público y sin trepidar ante la grave responsabilidad que tomaba en que hombros, tras cabal y serena dilucidación de los anduos problemas planteados en la magna asamblea de de metienrbre de 1919, adoptó la solución más sabia, razonable y oportuna que en las circunstancias cabía tomar.
No debe olvidarse que el golpe de 27 de enero de 1917, si bien de momento obtuvo dentro del país algo así como una semblanza de sanción popular, y en su virtud se organizó el Estado bajo la apariencia de una titulada Constitución, pronto hubo de convertirse el nuevo orden de cosas en una feroz satrapía, destructora de la sociedad, vulneradora de todos los derechos ciudadanos, agotadora de todas las fuentes de recursos de la nación, formada en sumade uno o dos amos que se invistieran a sí mismos de poderes más amplios que los del Gran Turco, y un rebaño de siervos igual en número al de los habitantes del país, así nacionales como extranjeros.
Naturalmente, la revolución tenía que levantar y levantó bandera de redención, fracaso en el interior, huyó por la frontera del sur, resurgió en la del norte, batalló allí como le fue dable, y no hubo manera de acabar con ella, a pesar del envío de considerables fuerzas para la aniquilación de los insurgentes, hasta el triste momente en que una bala anónima, en el corazón de la capital, vino a segar la vida de quien, con razón o sin ella, se tenía por el cerebro, brazo y pie del gobierno existente.
Ese hecho espantoso le llegó al Presidente Tinoco al alma con un lenguaje jamás oído ni siquiera imaginado por él, obligándole a abandonar el poder y la tierra que pisaba en el más breve y perentorio plazo posible. Pero tuvo, o había tenido antes ya, el feliz acierto de depositar el mando en persona que, a un mismo tiempo, cubría leal y caballerosamente su retirada y era prenda segura, ante la opinión del país, de amor y devoción al deber, limpieza de procederes, tino en el manejo de los negocios públicos, serenidad en el peligro y nobleza de carácter.
Bien sabía el General Quirós al aceptar el espinoso cargo que inopinadamente se le trasmitía, que el período presidencial que se le llamaba a continuar carecía de solidez y lo demuestra su propósito, anunciado en documentos que han visto la luz pública, de convocar inmediatamente a elecciones populares, para que el país libremente se diese un Gobierno de su gusto.
Estando para llevarse a la práctica este pensamiento, súbitamente llegó a Costa Rica el radiograma de Washington fecha 30 de agosto de 1919, que originó la convocación de la asamblea de de setiembre siguiente.
Ese radiograma no es más que la ratificación enfática de la comunicación, bien clara y apremiante, hecha por el Honorable Steward Johnson al señor Tinoco el día 25 de abril de 1918, que en inglés y en castellano dió a la publicidad el mismo sefior Tinoco, con largos valientes comen tarios, en manifiesto fechado el de mayo del citado año.
Dicha declaración reza lo que sigue. El Departamento de Estado ha recibido informes al ofecto aquellos ciudadanos de Costa Rica, actualmente ejereiendo las funciones de gobierno en la República de Costa Rica les han hecho creer aquellas personas actuando como sus agentes, que el Gobierno de los Estados Unidos tenía on consideración otorgarleg el reconocimiento como constivayentes del Gobierno de Costa Rica. Con el fin de corregir cualquier impresión semejante, la cual es errónea en lo absoluto, el Gobierno de los Estados Unidos desea hacer saber clara y enfáticamente que no ha alterado la actitud que ha asumido en referencia al no reconocimiento de aquellos mismos ciudadanos de Costa Rica, que les fue comunicada en febrero de 1917, y desca hacer saber además que esta actitud no será alterada en lo futuro.
He copiado textualmente la traducción de la comunieación dicha, tal como se publicó oficialmente.
El señor Tinoco afecto tomar las cosas con ecuanimidad, concluyendo su manifiesto a la nación con este párrafo. Recomiendo, en consecuencia a mis conciudadanos que al considerar los hechos cumplidos de que coy cuenta, se afiancen en la certeza de que la República se encuentra colocada en el terreno del derecho y que dentro de él continuará transitando con el propósito fijo de conservar sin mengua y sin desdoro las tradiciones patrióticas que forman el legado de gloria que nuestros progenitores nos trasmitieron, para que a la vez nosotros lo llevemos a manos de las generaciones futuras.
Como se desprende del contexto de ambas piezas, procedentes de Washington, por la una y por la otra se negó, resueltamente y en definitiva, el reconocimiento del Gobierno del señor Tinoco y sus sucesores como organismo formado sin base legítima, agregándose en la última pieza que, para que ese reconocimiento se concediera, era menester que antes pasase el ejercicio del poder a persona que, por la constitución vigente al tiempo de la elección del señor González Flores, se hallase en aptitud de recibirlo, para la elección de Presidente en propiedad con arreglo a la expresada Constitución.
Señor Presidente de la República, Señores Secretarios do Estado, Señores Diputados: Danhelo sincero de contribuir al mantenimiento de la autonomía nacional costarricense y el vivo deseo de satisfacer la opinión pública unificada en el propósito de reorganizar políticamente el país sobre mueras bases, me ha inducido a depositar, en estos instantes. el Poder Público en manos del esalarecido ciudadano Licenciado don Francisco Aguilar Barquero para que él, de acuerdo con los dictados de la voluntad popular y con las inspiraciones de su recta conciencia civica, pueda llevar a cabo la obra de reconstrucción que el país tiene en mira.
Sed bienvenidos al Seno de la Representación Nacio nal a solemnizar con vuestra presencia el restablecimiento de todas las instituciones republicanas, a darnos una nueva prueba del verdadero interés con que miráis el coronamiento de vuestra delicada función gubernativa.
Al corresponder a vuestro cortés saludo, séame permitido expresar con filjal respeto, la profunda gratitud que el pueblo costarricense guardará por su digno Mandatario.
En tan corto período de gobierno habéis da do pruebas de la pericia, del tacto, de la verdadera energía que acre ditan al hombre de Estado. Os hicisteis cargo del Poder en los momentos más angustiosos para la República y habéis realizado el milagro de trasportarnos desde la dictadura militar hasta la perfecta vida constitucional sin convulsiones, sin violencias, sin actos de fuerza, por el conjuro de vuestro patriotismo, de vuestra abnegación, de vuestro amor a los costarricenses. Con la prudencia del dictador romano habéis usado de las facultades extraordinarias que demandaba aquel momento y habéis dado pruebas del respeto que os inspiran nuestra Constitución y las leyes de la República. Os supisteis rodear de excelentes colaboradores, varones fuertes, bien preparados, de honradez acrisolada, ajenos a los intereses de círculos o banderías, y nos habéis dado ejemplos saludables que el país recordará.
Os cupo la gloria de restablecer el imperio de nuestra Carta Fundamental. menospreciada en momentos de locura: de normalizar nuestra vida política y económica, de realizar el torneo electoral dentro del orden y libertad más completos, y de fomentar el desarrollo de nuestra riqueza de modo sorprendente.
Supisteis escuchar el clamor de la opinión pública y hacer cumplida justicia a las clases trabajadoras, dándoles un equitativo reparto de trabajo y de salario; y aún los más pequeños actos de vuestro Gobierno llevan el sello del amor a la libertad y del respeto a las instituciones.
Impulsado por vos el país entra hoy resueltamente al ejercicio de todos sus atributos soberanos y purificado por el sufrimiento, ennoblecido por la reconquista de sus libertades, realizará la magna obra que le corresponde en el concierto mundial.
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wawatan CEMENTERIO GENERAL Señor Presidente: Se participa al público en general y a los pino particular, que hasta el 31 de octubre en curso se to reparar, pintar o construir mausoleos en el Cementeri.
neral.
Los trabajos que quedaren pendientes el 31 de octub citado podrán continuarse el de noviembre próximo.
San José, de octubre de 1922.
Al reiteraros mi sentido homenaje de profundo respeto y verdadera gratitud por los eminentes servicios que habéis prestado a la Patria, tengo la convicción de expresar fielmente los sentimientos de todos nuestros conciudadanos. f) Arturo Volio PEREZ ZELEDON Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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