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PAGINA CUATRO LA TRIBUNA Domingo, octubre 16 de 1922 LOS ACONTECIMIENTOS DE LA SEMANA Dijimos en días pasados que sobre la cabeza de la República pendían varias espadas y que estaban por resolverse magnos acontecimientos. Habríamos querido referirnos ya esta vez a esos asuntos de un modo concreto; pero es el caso que la situación es la misma y tanto el Ministro de Hacienda como el de Relaciones continúan conferenciando sin que se vislumbre en el horizonte la solución de los problemas. Washington, empréstito, petróleo, tratado comercial francés, y cien asuntos más que duermen tranquilo sueño mientras se asa el tiempo.
Pero a cambio de esta tranquilidad gubernativa, otras actividades se han desarrollado con lujo de profusión. No se puede decir que en esta semana la pluma del periodista ande escasa de argumentos y de comentarios.
por donde caminar en seco o por lo menos en húmedo; pero 110 en lanchas o góndolas venecianas.
Tres días sin luz y otros tantos sin tranvía. Verdad que la luz y el tranvía ya van pasando de moda; pero en fin, son elementos decorativos de la ciudad cuyo mal estado nos ha convencido plenamente. Apenas están de punto para que los compre la Municipalidad o el Gobierno.
Pero sobre todo ha tenido este acontecimiento acuático la virtud de no ser culpa del Poder Ejecutivo, porque con ello nos hemos librado de los comentarios de Jinesta y de los cditoriales de Tovar.
Siempre es librarse de algo.
abogado, madrugador y predicante, le declaró la guerra a la copa, sin que haya podido saberse a punto fijo si antes ha tenido coqueteos con ella. Desgraciadamente, hasta ahora nuestro Woodrow Wilson lleva perdida la partida y la hembra dorada de las tabernas sigue paseando victoriosa por los salones y los clubs. Don Melico no ha ganado un solo prosélito, que nosotros separdos.
La nariz colorada sigue siendo aquí un emblema nacional.
Si uno se casa, lo despiden con una soca. si nace un chico también, y si se muere un pariente, ocurre tres cuartos de lo mismo.
Hasta nos parece que, a estas horas, don Melico debe estar convencido de que el vino tiene olor a santidad: Vino San Julián, Vino Santa Elena, Vino San Sebastián, Vino San Emilión.
Desaparecido de la escena el señor Echeverría Aguilar, viene a ella el General don Ricardo Monge, Director de Po licía quien, interpretando un artículo de la nueva ley de juegos, ha decretado degüello de todos los churucos de la ciudad y ahora no se ve una alma en las cantinas porque, muerto el churuco, la copa le guarda un luto riguroso.
Los mozos alegres se entretienen ahora en otra cosa, en el jazz band, en el cinema del Edificio Metálico, en la lectura de las Mil y una Noches.
Está bien que el churuco se haya muerto, pero que se haya muerto de veras y no vaya a resucitar al tercer día, para burla del funcionario que le decretó ruidosos funerarales oficiales.
Bien muerto está el churuco. Sobre todo porgue en adelante nadie se podrá permitir el derecho de decirle a un jefe de policía. Quiere usted que hagamos una vaca y lo juguemos en esta virgen. decimos con lujo de profusión porque no de otra manera se puede llamar la defensa que del Li. don Francisco Aguilar Barquero ha hecho el Lic. don LA SOÑADA Pedro Pérez Zeledón, en varios artículos INTERVENCION que hemos tenido el alto honor de publicar en las columnas de este diario. todo fue porque hace como dos meses, el Lic. don Octavio Quesada Vargas, que padece de publicidad como la padece don Luis Demetrio Tinoco y algún otro por allí, se echó contra el público, dando a luz un voluminoso libro lleno de reproducciones con una página ilustrada con tres retratos, de don Julio Acosta, don Alfredo González Flores y don Francisco Aguilar Barquer retratos a los cuales dió el señor Quesada Vargas el sugestivo nombre de TRIO INTERVENCIONISTA.
Nadie se acordaba ya de estos entusiasmos editoriales del señor Quesada Vargas y nadie se habría vuelto a acordar si la pluma brillante y aquilatada del Lic. Pérez Zeledón no los vuelve a poner en evidencia, refiriéndose a ellos en la forma en que lo ha hecho, obligando así a los lectores y a los comentaristas a referirse, si no al libro, a la defensa que con motivo del libro se escribió.
Sea que don Pedro recibiera instrucciones de indignarse contra Quesada; o sea que espontáneamente la indignación fluyó a su cerebro, es el caso que la defensa de don Chico está hecha muy brillantemente, y el asunto terminado.
Don Chico, pues, no es intervencionista, ni lo fue nunea, ni lo será jamás.
Puede estar tranquilo el país respecto de don Chico y el señor Quesada en perfecto derecho de hacer una nueva edición del libro, excluyendo a este patricio de su trío.
Pero ¿y don Julio Acosta. don Alfredo Gozález Flores?
Don Pedro no ha cobijado con su manto protector a estos dos estadistas y bien está que se hubiera guardado silencio, si uno de los del trio no se saliera por la tanjente.
Pero la exclusión de uno de ellos implica la responsabilidad de los otros dos y no es dable creer que no se defiendan del cargo gráfico de Quesada, ellos mismos, ya que se ve a las claras que en en todo el país no cuentan con otro don Pedro que se indigne por ellos.
Sobre todo que si en la segunda edición del libro, de la cual acaso no nos libre nadie, aparecen de nuevo don Julio y don Alfredo como DUO INTERVENCIONISTA por defección de don Chico, el asunto reviste una doble gravedad manifiesta. En primer término, por el cargo hecho que no deja de ser ofensivo a un patriota y en segundo porque el público, que en todo se fija y de todo comenta, al ver las dos fotografías en una misma página y bajo un mismo titulo, exclamará, no sin cierta justicia. Dios los cría y el Diablo los junta.
No sabemos para cuál de los dos hombres públicos será ofensiva la expresión; pero que ofensiva para alguno de ellos tiene que resultar, es innegable.
La lluvia con ser tan pertinaz pudo haber obstruído los caminos todos, menos los de la ley. El Congreso bajo el terrible temporal, discutió en sus últiLA CAJA mos debates lo de la Caja de Conversión DE CONVERSION y finalmente, decretó la ley. ya tenemos la Caja de Conversión decretada y su jefe ha sido nombrado, para que principien ambos a fungir desde el 25 del corriente mes.
Verdad que en dicha Caja de Conversión no se convierte nada todavía; pero sus fines posteriores dicen por allí que son de perlas y habrá que creer en lo que se nos diga.
Por lo menos estamos a la altura de las teorías. En la actualidad se debate en los Estados Unidos la fundación de una casa bancaria propuesta por varias naciones para la fijación del cambio y la facilidad de las operaciones internacionales. Mucho se ha escrito sobre ello y hasta mucho se ha hecho; y puede decirse que esa casa bancaria tiene puntos muy similares con nuestra Caja de Conversión. En primer término se trata de fijar el tipo de cambio que es a lo que conduce nuestra caja. sobre todo se parecen en este principio que es lo más distintivo de aquel proyecto internacional. El programa de Mr. Gibson adolecía tal vez de un inconveniente fatal, por lo menos en el concepto de los Estados Unidos, pues presuponía como una de sus premisas, el abandono definitivo del oro como norma de valor, declarandolo anticuado en las condiciones modernas de la banca y el crédito.
Mr. Gibson no ha podido llevar acabo su proyecto porque ese principio pareció a los Estados Unidos un poco curioso; pero en Costa Rica lo hemos adoptado, adelantándonos así a las teorías de Mr. Gibson.
Una Caja de Conversión, pensó el doctor Cordero, es muy conveniente porque fija el cambio y facilita las operaciones y termina con la especulación. Hagamos entonces una Caja de Conversión, señores diputados. No hay oro. El oro es despreciable. El oro corrompe. El oro está anticuado.
15 como había disparidad de teorías, unos que pensaron en que era necesario el oro y el doctor Cordero que no, se armonizó el asunto haciendo la Caja de Conversión con perspectivas de que tenga oro, algún día, aunque ese día sea el del juicio.
Pero ya tenemos la Caja de Conversión. El país cuenta con un nuevo impuesto y un nuevo empleado. El señor Soley ha venido a descubrirnos que los hombres más capaces están entre sus amigos íntimos.
Don Mariano Coronado hijo fue solicitado por el señor Subsecretario de Hacienda, en esta forma. Quieres, querido amigo, ayudarme en esto de la Caja de Conversión. Qué hay que hacer? on sus Nada. Pues yo le ayudo. Ya lo creo que le ayudo. Gracias. No esperaba de ti sino ese sacrificio.
De todos modos esto es un acontecimiento en la historia de la legislación bancaria de Costa Rica. Un acontecimiento de tanta magnitud como lo fue lo del Banco Unico Emisor y como lo será el del empréstito y otras leyes; sólo que no van sirviendo para nada, como no sea para que pierdan tiempo y ganen dieta los señores diputados.
Pero nuestra legislación bancaria va más adelante que las teorías de Mr. Gibson, y ello es muy satisfactorio para el país.
Dal by TE Hace ya largo tiempo que corrían locamente, en concubinato escandaloso, por la elegante mesa del bar y por la mesilla humilde del cafetín, el chuLA MUERTE ruco y la copa: un pequeño receptáculo DEL CHURUCO de cuero, del cual saltaban los dados cantando la canción del vicio y sacudiendo los nervios del grupo de muchachos apiñados junto a la mesa; y la copa, la copa pecador en la cual beben los labios sedientos de alcohol, de olvido y de crimen.
Para nuestros mozos elegantes, los mejores años de la vida se van con los ojos puestos en el cubilete, que lleva la suerte de uno a otro extremo de la mesa, sin llevarla positivamente a ninguna parte y con el espíritu sumido entre las copas del vino y así han corrido febrilmente las horas del corrillo, hecho todo un manojo de nervios alterados, sin que salga de él un pensamiento para la patria o para el hogar.
Se va a la mesa de la cantina a jugar la copa mañanera; se toman nuevas copas, se juega un billete de lotería, y se juegan por fin, a la virgen. los billetes de banco.
Después pasó la hora del almuerzo, se va al hotel, se firma un vale y esto se hace un día sí y otro también.
Pero un día de estos, don Manuel Echeverría Aguilar, Don Ricardo, con tal de no ir a Washington ha sido esta vez hasta humilde. Con tal de no ir a Washington o con tal de decir verdades como un templo?
LA HUMILDAD La publicación que don Ricardo hizo DE DON RICARDO sobre este asunto, contestando nuestra alusión de la vez pasada, puede ser de una sincera humildad y puede ser también, y esto es lo más probable, de una sincera decepción. En todo caso, el gesto de don Ricardo es muy noble y digan lo que quieran sus enemigos y los que desearan provocarle contiendas cada rato, su explicación convence y lo justifica.
Nos alegramos de ello porque francamente su negativa para ir a defender a Costa Rica ante el Chief Justice nos parecía inadecuada para su condición de excelso patriota y sobre todo para su condición de eminente abogado.
Si don Ricardo no acepta, dijimos para inter nos, amén de que se sustrae, trae como consecuencia la sustracción de todos los abogados de Costa Rica.
Don Ricardo no puede hacerle este mal al país sin an teponer razones absolutas. don Ricardo las expresó. El se siente vencido. El cree no poder ganar esta batalla en un país extraño y ante jue extraño, cuando la ha perdido en Costa Rica. es que don Ricardo piensa muy bien de nuestros tri bunales. El cree que los fallos de nuestras cortes tienen que ser iguales a los de cualquiera otra corte o tribunal. No hay razón para creer que habiendo perdido un asunto aquí se vaya a ganar allá.
Su proceder es sincero, pero acaso se preste a maqui naciones peligrosas. Ya dice la versión de los corrillos que el artículo publicado por don Ricardo ha sido traducido al inglés y enviado por los interesados, cónsules o agentes, los Estados Unidos, para que el juez que va a tener en sus manos el negocio pueda hacerse esta reflexión. Si el jurisconsulto más eminente que tienen los cos tarricenses confiesa que él no pudo ganar esta partida, ello significa que no es buena la partida; y si los propios tribunales de Costa Rica fallaron contra una pretensión que ahora se trae a mi conocimiento, qué debo hacer yo sino confirmar el fallo de los tribunales del propio país que viene a contender?
La causa que va a sostenerse en Washingtoh es ya la cu sa del país y hay que defenderla y hay que restarle armas al adversario.
Con esta reserva, nosotros aplaudimos la actitud de don Ricardo.
Sólo que no dió los resultados que nosotros creimos hasta deseamos, ahora más que nunca.
Si don Ricardo no se atreve, dijimos, quien se va a atre ver?
Ello era malo, muy malo; pero no tanto como que al fin haya quien se atreva.
Porque hay. cabe decir como Madame Sevigny decía a sus alle gados: Prefiero los rudos ataques del enemigo a la defensa que de mí hacen algunas amistades.
De todos modos, las humildades de don Ricardo han sido un acontecimiento en Costa Rica y era eso lo que nos otros nos propusimos comentar.
Un laurel más para su corona.
Don Ricardo es patriota, don Ricardo es un sabio don Ricardo es eminente estadista, don Ricardo es gran politico como si fuera poca la lista de sus prestigios, tendre mos ahora que agregar que don Ricardo es humilde.
Puede que nos resulte biblico el elogio; pero Jesús erst también humilde.
Nosotros felicitamos a don Ricardo doblemente.
No menos profuso que la defensa de don Pedro ha sido el temporal. Desde el propio domingo hasta los momentos en que relatamos estos acontecimientos EL TEMPORAL la lluvia, con muy ligeros intervalos, ha sido incesante en toda la República. incesante en una forma agresiva. No se ha conformado el agua con caer en su forma de chuzos y cumplir así con ese fenómeno físico que la naturaleza quiere que se cumpla, sino que se ha aliado con los ríos y con los mares y con todos los elementos acuáticos de la tierra para producir daños incalculables. Los caminos se han puesto intransitales, los puentes han sido destruídos por las impetuosas cintas de agua de los ríos y la mar ha encontrad muy divertido arrazar de una vez con la línea férrea a Puntarenas, en las partes en que se pone en contacto con ella y hasta en las que no se ponía jamás.
Pero no ha parado en eso el abuso de las aguas durante esta temporada, sino que las noticias dan cuenta de dos familias que se las ha llevado el río, real y efectivamente.
Lamentable en grado sumo este acontecimiento. Pero como todo en esta vida, también ha habido su parte buena, sobre todo en San José, pues nos ha venido a revelar el temporalito muchas cosas que sospechábamos.
Por ejemplo, que las calles de la capital no sirven del todo, era cosa que se sospechaba y que se ha probado evidentemento con las lluvias. Para los que solemos meternos en todo, nada importa meterse hasta en los charcos, metimiento más o menos no hace el caso; pero a la verdad, la mayor parte de la población contribuye en buena forma al tesoro municipal, precisamente para que le den Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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