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ove Sensacional relato de la ejecución del Gral. Chao Murió como un valiente, pidiendo que lo dejasen dormir, la última vez, en buena cama De La Prensa Mexicana dice is ta su Cuando le dijeron que era llegada la hora, respondió. Hagamos las cosas despacio para que nos salgan bien. De El Universal Gráfico de México)
que en carrera militar manejó millones y murió sin un centavo en el bolsillo.
stro cia.
lis a CIA ala garlo, y se rindieron a los primeros reveses de la fortuna.
Escuchó sonriente si sentencia do muerte, que le fue leída por el coronel Pinal poco antes de la medin noche; pidió permiso para dormir pidiendo una buena cama blanda, y dijo que lo despertaran a las cinco, porque como hacía mucho que no dormía en cama, estaba seguro de Do despertar voluntariamente a esa hora.
on e CHIHUAHUA, Junio 27. las carall, para mantener el tráfico ente Municipal un señor que no tie San Pedro de las Cuevas, y lo lle, conducción a Jiménez y su companueve de la noche de ayer llegó estado anormal.
ne ningunas simpatías en el pue varon inmediatamente a Jiménez. rescencia ante el Consejo de Guerra Ciudad Jiménez el general Jo Desde fines del mes de mayo que bio y se quería quitarlo por la fuer Cuando fue preso, vestia pantaGonzalo Escobar, Jefe de las El jefe rebelde creyó convenien GRAN SANGRE FRIA DE CHAO1on de montar, polaina amarilla y quemó un puente al norte de la es za.
peraciones en el Estado procedente tación Ortiz, Chao no había vuelto te explotar la situación ofreciendo ANTE EL CONSEJO camisda, mismo vestido que porta de Ciudad Juárez, acompañado de a dar ninguna muestra de actividad, nyudar a los descontentos a cambio ba al presentarse ante el Consejo, aunque era el unico que continuaba de elementos de vida y de guerra.
varios efes y oficiales que fueron El general Chao demostró una pues se negó a recibir otras prennombrados para formar parte delen armas, por haberse rendido todos Pero no faltó quien informara de gram sangre fría ante sus jueces. ans en mejor estado, que se le obConsejo de Guerra extraordinario los demás jefes. El lunes pasado, los propósitos de Chao al general Un hombre como el hecho a todas sequiaban.
que debía juzgar al general ex vl encontrandose al sur de Jiménez, Francisco Duranzo, jefe del seclas durezas de la guerra, veterano Contesto sin vacila a todas las llista Manuel Chao, por el delito de tuvo noticias de que en el mineral tor militar de Parral, quien envio de catorce años sobre las armas, no preguntas que se le hicieron, te rebelion de Santa Bárbara habia una gran tropas en perseención de Chno y podía menos de demostrar indife niendo frases de dura crítica para Poco después se instalada en el excitación por asuntos políticos, sus quinee hombres, hasta que lo arencia ante los preparativos de su todos aquellos hombres que debienmes se ha colocado como Presiden prehendieron en un punto Jamado ejecución, como el sabía que era su dolo todo a Vila, no supieron vencuartel del Gral. Francisco Durazo, el Consejo de Guerra, que quedo integrado en la forma siguiente: 182 000 998COS09003C000000000000 Presidente, Cor. Silvestre Pinal; vocales, Mauro Herreraa; ma yores Bufogio Salazar, Simón Ra mfrez, Roberto Delgado Dévalos, Se veriano Villarreal, y Juan Hernandez; fungió como asesor el general y licenciado Luis Palacios, y como defensor el licenciado Anto nio Horcasitas LA EJECUCION 00 1l Consejo de Guerra fue sumamen te breve. Desde luego, Chao no podía negar haber sido capturado con las armas en la mano; explicó su captura en la forma siguiente: Desde que se separó de él Hipó.
lito Vha, que no quiso continuar la lucha emigró a los Estados Uwidos, Chao se dedicó a correr de un lado a otro del Estado de Chlhuahua, valléndose de su perfecto conocimiento de la región, evitando slempre cualquier encuentro con las tropas federales, y procurando operar cerca de las líneas de ferro¿Ha forrado usted su casa con tabla y desea repellar. Desea proteger su alero contra el incendio del vecino?
USE LA TELA METALICA RIBPLEX PI Pida que se la muestren donde Miguel Macaya Co. las cinco de la mañana, Chao fue despertado por el capitán Ramfrez. Es hora, general. Bueno, pues a darle.
Se vistió lentamente, se lavó cara y manos con cuidado, y acepto un puro del general Durazzo. Con versó largamente sobre diversos suntos con el general Escobar y otros jefes, y faltando quince mi nutos para las seis se levantó de su asiento, y dijo. Ya nos falta poco tiempo. Haremos las cosas despacio, para que nos salgan bien.
Fue sacado al patio del cuartel.
donde ya estaban formadas las tropas de la guarnición de Jiménez, y con una tranquilidad sorprendente se acercó al muro, sin sombrero; Raludo con la mano pro última ver al general Escobar y los demás je fes, y recibió la ditima descarga Como los cinco tiros del maiser no Pasa a la 8a. pagtas. LA FIGURA DE LA SEMANA EL GRAL. MANUEL CHAO Era ya un presentimiento el que el general Manuel Chao debía de morir en esta última revolución mexicana. Desde que salió de Costa Rica esta vez postrera, la noticia de su muerte circuló varias veces entre nosotros, con motivo o sin él; pero encontrando un cam po propicio para creerla, como si una visión del futuro nos estuviera diciendo que nuestro amigo, habría de caer tarde o temprano en el campo de las rebeldías. así sucedió. Ya ahora no cabe duda de que el General Chao ha caído en ese campo bajo el plomo lanzado por sus mismos conciudadanos que no habrían sabido respetar la vida del extraño y original revolucionario.
Para nosotros no puede pasar indiferente Porque no puede pasar indiferente para nadie la pena de muerte, bajo los auspicios o no de la autoridad o de la ley constituidas, y porque de esta vez, la víctima inmolada, el sacrificado, es un hombre a quien conocimos muy de cerca, a quien debemos muy señalados servicios los costarricenses y por quien sentimos cariño muy sincero.
Da dolor leer las narraciones. Chao fue a la revolución por un espíritu revolucionario y nada más, por desacuerdo con el Gobierno, por temperamento, por valor. La revolución se fue extinguiendo poco a poco. Los generales se fueron retirando al ostracismo o cayendo rendidos en manos de sus enemigos.
Entre tanto Chao, con unos cuantos compañeros leales, siguió su rebeldía hasta la última hora, hasta que fue preso, y aun después prefirió la muerte a la sumisión.
La hora del fusilamiento no le amedrentó.
Valientemente, con esa su faz suave y risueña, con esa su tranquilidad de excéptico o de fanático, llegó a colocarse junto al muro donde debían ejecutarlo.
en este suceso.
yos lo que un Congreso benévolo le asignó.
Pero su tierra tiraba de su espíritu. Más de una vez que logramos conversar con él, nos decía que su ilusión era la de irse a México a terminar la jornada de los revolucionarios del mejor modo posible, ya que el estado de las cosas políticas no podrían jamás satisfacerle. Por fin se fue. Pobre, cargado de idealidades raras, lleno de juventud y de energía se despidió de nosotros muy galantemente y nos prometía volver en no lejano día. Para él también Costa Rica representaba un gran pedazo de su corazón.
La prensa, a veces bien informada y a veces mal, ha seguido de cerca la vida de aquel buen amigo de Costa Rica. En tor no de su recuerdo circulaba siempre la muerte; pero poco después teníamos noticias de que aún no era cierto su fin. Pero ahora, por los cables y por la prensa de México, de cuyas columnas copiamos algunos párrafos muy elogiosos para el desaparecido, confirmamos que llegó la hora presentida, y que aquel hombre pequeñito, de cara de abate, suave como una dama, de ojos claros y francos, afectuoso y sincero, ha sido muerto legalmente por las tropas del Gobierno de México. Era Chao un revolucionario, un rebelde, un hombre extraño y peligroso según dicen sus conciudadanos. Había que fusilarlo sumamiramente.
Había que exterminarlo, para que de México vayan desapareciendo los hombres que como Chao, tenían el valor de afrontar las iras de ejércitos muy grandes y de Gobiernos muy fuertes para defender su propia idealidad, buena o mala, secreta más bien, puesto que jamás dijo Chao cuál era su causa ni cuál su fin político.
ballero. Es también la de un soldado de Costa Rica.
Para nosotros será inolvidable su recuerdo. También debe serlo para los costarricenses. Se dirá que murió del lado de los revolucionarios, de los que contribuyen al desorden de los países; pero su razón tendría para ello. Aquí vivió mucho tiempo Estuvo del lado de los revolucionarios cuando era menester estarlo; pero después su vida era mansa como un arroyo, respetuosa y buena en sus aspectos cívicos.
La misma prensa de México nos dice que era un revolucionario exótico. Tenía el poder en sus manos siendo Gobernador de un Estado y lo dejó cuando precisamente pudo haber llegado a más contando con las simpatías de Carranza. Ahora se nos cuenta que por sus manos pasaron muchos millones de pesos y que al morir no tenía entre sus bolsillos ni un solo céntimo. Es decir, las dos fases materiales de los revolucionarios no estaban en su alma. Era revolucionario por amor, románticamente tal vez. es de creerse que su razón tendría y que su muerte no es la muerte de un hombre que medra, ni la de un hombre que sucumbe en sus empresas con la sumisión.
Su vida no es un ejemplo. Pero tampoco es despreciable. Es vida de mártir y de héroe de quién sabe qué desconocidas ideas y de quién sabe qué secretos pensamientos.
Con todo, para nosotros es respetable y querida su memoria. si nuestras palabras tienen alas y si alas se necesitan para llegar a las regiones en donde moran los espíritus, van hacia allá y estrechan la mano del General Chao, para decirle también que en Costa Rica hay un rincón sagrado para su memoria.
Las balas traspasaron su cuerpo; pero Chao aun no se rendía ni a la muerte, y no se rendía sin hacer aspavientos ni gestos descompasados. Suavemente, diplomáticamente, había caído y seguía con una sonrisa de rebelión entre los labios. Hubo necesidad de que el jefe que mandaba la escuadra ejecutora tomara su revólver para darle un tiro de gracia. así terminó su vida aquel amigo nuestro.
Trágico y doloroso es el suceso; pero así tenía que suceder.
Nosotros sentimos muy de veras la muerte del General Chao. Fue un buen amigo y un buen hombre. Supo estar con Costa Rica cuando Costa Rica lo necesitó, y después buscó el calor de la tierra para seguir adelante con sus empresas revolucionarias.
No podíamos nosotros dejar de llevar hasta su tumba este recuerdo. Sobre esa tumba en donde quiera que esté habremos de poner una flor. Es la de un valiente y la de un caChao fue uno de los entusiastas revolucionarios del Sapoá, y fue revolucionario más que por logro, él sabía lo poco que se logra en estas tierras con el condotierismo, por convicciones propias de ir siempre en contra de las tiranías y de las opresiones. Estuvo todo el tiempo de la revolución hasta llegar al fin de la jornada. Después recibió como todos una recompensa, y lejos de irse por otros mundos y por otros campos en busca de nuevas aventuras y de nuevas recompensas se quedó entre nosotros como un simple mortal, sin preу sin molestias, gastando con los suBensiones Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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