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LA TRIBUNA Domingo de Agosto de 1924 Página LOS ACONTECMIENTOS DE LA SEMANA So.
se está apreciando su labor con ventajas. Vivimos en un país muy curicUN LOCO Todo es que una autoNACE CIENTO ridad diga que las cosas deben hacerse negras para que se hagan blancas. Por ejemplo, el señor Gobernador prohibió que se esputase en las cailes, y desde ese día no hay hijo de vecino no sienta la necesidad de esputar por donde mejor puede. Cada quien esputa como Dios le da a entender, pero siempre contra lo reglamentado. Otro ejemplo, el señor Gobernador prohibió que parejas sospechosas transitaran por las partes centrales de la ciudad, y desde ese día se ven múltiples parejas y hasta en vehículos oficiales. Ha sido un estímulo para todos esa ley. Pero menos mal que con todo ello, poco se va perdiendo. Las consecuencias del esputo o del amor pueden exislir, pero no se notan. Además el señor Gobernador ya no ve parejas por ningún lado. duras penas puede ver una persona sola y gracias. Lo malo, lo terrible que ha hecho el Gobernador es reglamentar la locomoción, el tráfico. Naturalmente, como lo hizo con la sana intención de evitar accidentes, desde que se dió el reglamento se registra cada día un choque, un muerto, un atropellado, una vícima, un horror. Hace poco un automóvil causó la muerte de un pobre hombre y ya todos los vehículos circulan por la ciudad llevan cara de malos amigos, sienten la necesidad de contravenir la ley del señor Gobernador.
La verdad es que los vehículos tienen cierta razón. La locomoción reglamentada por el señor Gobernador, más que locomoción, parece una moción de loco. Imagínese que ahora está usted en la obligación de caminar sólo para un lado y de hacer cosas terribles. Si va Ud, a la Sabana tiene usted que regresar por el Cementerio. Si va usted por al Cementerio, tiene que regresar por Guadalupe. Si va Ud.
para la estación del Pacífico tiene que regresar por la del Atlántico. Si va usted para San Pedro, tiene que regresar por Alajuelita. Para ir a Puntarenas hay que tomar el tren de Cartago. Para ir a Cartago hay que tomar el ramal de Alajuela por el lado del Pacífico. Si va usted para Europa, tiene usted que salir para el Asia. Si quiere usted ir a los Estados Unidos, ha de regresar por la Argentina.
La mente del señor Gobernador es la de que los transeuntes, al caminar por las calles, sepan de qué lado les puede coger el auto.
Considera el señor Gobernador que eso de no saber siquiera de qué parte viene el mal, le parece un poco fuerte. Ahora, cualquier persona que camine por la Avenida Central, sabe de un modo cierto que el auto lo pilla de Este a Oeste. Después de todo es una ventaja inmensa. naturalmente, antes los autos y deinás vehículos que transitan, con no saber ellos cuál era la mejor forma de atropellar a los transeuntes, se encontraban perplejos y no atropellaban a nade para no incurrir en la duda; pero ahora que saben cuál es la obligación no dicen agua va. Cogen cuanto en cuentran y como pueden, con poco esfuerzo.
Estas medidas del señor Gobernador nos recuerdan aquella de Gedeon, cuando era también Gobernador. Se prohibe a las personas tratar de encontrarse con los vehículos, sobre todo con los que caminan a gran velocidad. Corren el riesgo de ser atropelladas y, de perder la vida.
Los atropellos son propiedad inherente a los vehículos.
De modo que si el señor Gobernador sigue reglamentando la vida callejera, vamos a tener que no salir de casa. La cosa se pone fea.
Aquí estoy, sano y salvo, gracias a Dios. Se fores. venga alegría! Me miro, me toco, me huelo y no lo creo, porque durante varios días de esta larguísima y anLA LLORONA gustiosa semana he estado frente al cañón del revólver de Omar Dengo, quien me decía. Sacá la lengua, Toribio.
Yo no la sacaba, porque no sabía con cual objeto, pero una vez que me dijeron que era para darme un tiro en la punta, la saqué para probar la puntería y entonces él, guardándose el revólver, se apiadó de mí. Te voy a perdonar la vida.
Era una injusticia la que iba a cometer, porque lo que yo escribí el otro domingo, no lo escribí con la lengua. La lengua, según entiendo, tiene otros usos, donde Omar debió dirigir su revólver, para ser justo, es a la máquina de escribir, verdadera alcahueta responsable de aquellas chirigotas.
Bueno. Ya no me aplican la pena de muerte, pero Omar se ha puesto a echar unos lagrimones que parecen garbanzos, diciendo que él aceptó al fin el pago de las cuentas políticas y aceptó el viaje al Perú por unas razones privadas que se guarda en la conciencia.
Esas conciencias tan repletas de cosas, resaltan una especie de tumba de Tutankahmen, llenas de geroglíficos indescifrables, que sólo entiende el dueño. Omar, que les están rebajando el sueldo a los maestros y usted había protestado y cfreció hacer un 13.
Pero ya no lo hago por un secreto que me guardo en la conciencia.
Omar, que ese viajecito al Perú a darle abrazos a Leguía está medio oscuro.
Pero yo tengo una lucecita en la conciencia, para alumbrar el camino.
Omar, que usted ofreció acabar con el padre Volio y su partido y no ha contado el secreto. Ese se queda en la conciencia.
La conciencia arriba, la conciencia abajo y para poder averiguar por qué Omar hace lo contrario de lo que dice, tiene usted que echarse a bucear, conciencia adentro, con peligro de quedarse a oscuras en la profundidad, si se apaga la lucecita aquella.
Total, que no hay forma de apear al hombre del pedestal. Porque dijimos que él había sido un propagandista, como Sotela, como Pochet, como el doctor Zumbado, como Manulo, se irrita y grita. No señor, yo no soy como Pochet sino ormo don Antonio Caso y si voy al Perú es para traerles a ustedes luz. Por eso voy con don Felipe, que también es hombre de luces y que, como yo, puede abastecerlos a todos. juzgar por esta promesa, la Legación de la Luz va a deslumbrar al Perú y Omar va a ser, a su regreso, un bota luces, superior al castillo de los juegos de pólvora de diciembre.
Hay que leer las lamentaciones de Omar: la amargura de mi vida, el pan de los míos, el pan del ostracismo que voy a comer al Perú.
Omar está triste, Omar está pálido. Qué tendrá Omar? Lo que le pasa es que le está remordiendo la conciencia, porque la alzó conmigo injustamente. Por unas chirigotas inocentes me ha puesto de oro y azul. En cannbio el Gobierno lo acaba de mandar a la punta de un cuerno con lo de las escuelas y las deudas, haciendo de él la mofa más cruel y osada que de alguien pueda hacerse, y él se ha vuelto para decir. Yo, señor, tan jimenista como antes.
En cambio, a mí me amenaza con el revólver.
De Talleyrand dicen las crónicas que era de tal modo buen diplomático, tan sereno, tan inmutable, que por nada del mundo lo denunciaan sus facciones. Podía estar en conferencia con un embajador, podía llegar por detrás el emperador y darle un puntapié, que la sonrisa de Talleyrand no se alteraba.
Ahora me toca lamentarme a mí. Por qué diablos me hice echandista?
Ay, iquién fuera gobierno!
Con decir que hasta León Cortés se pasa haciéndole zalamerías a don Ricardo en el Congreso.
De donde resulta que no es tan fiero el leán como lo pintan.
de decir: Para qué tántos brincos si está el suelo parejo. Bien está San Pedro en Roma, aunque nunca coma. Los periódicos le hace mos a Ranrán la mar de gracia. Pero viene Ranrán y en medio de tanta gracia se le antoja que para estar a la moda, tiene que hacer alguna gracia y viene y va y se la hace a un señor Esquivel. Le hace la gracia de dejarlo en libertad. Pero si esto le hacía mucha gracia a Ranrán y a Esquivel y a la Corte y a don Ricardo y a un montón de señores, Billo, que para que una cosa le haga gracia tiene que ser por lo menos de don Quijote, no le hizo ninguna y la arremetió contra Ranrán.
Le ha dicho cuántas son cinco. Le ha sacado los trapitos al sol, le ha llenado de improperios. Pero que no está viendo Billo que soy el Ministro de Gracia! Aquí cada quien hace la gracia que puede, y resulta a mi que soy e! Ministro no me dejan hacer ninguna, acon sejada por la Corte, sancionada por el Presidente y por la vindicta pública y por las leyes y por los códigos y por la justicia. Por este puño de cruces que yo creía tenía esto la mar de gracia Nada, Billo no admite el razonamiento, lo declara esto sí que es una palabra chupisnugatorio Ranrán ha comprendido que en este mundo la gracia no es del Ministerio ni mucho menos. Aquí, para tener gracia, hay que nacer con ella o adquirirla desde chiquitito. lo peor es que la gracia ya está acaparada por unos cuantos. Este Billo nos decía ayer el Ministro de Gracia en lugar de emprenderla conmigo, por qué no se va, agarra a Esquivel y lo expulsa del país, o lo aplasta como una cucaracha o lo excomulga o lo que sea. Esto sí que sería gracioso!
Pero ni por esas. Ranrán en lo primero que se mete, lo que mete de primero es la paHay personas así. Desgraciadas en sus iniciativas.
En todo esto los que van perdiendo son los pobres presos de la Penitenciaría. Como se lleguen donde Ranrán con solicitudes de gracia y de justicia, así vayan acompañadas de recomendaciones del Espiritu Santo, Ranrán les va a dar una acogida admirable. Miren dira para gracias estoy yo. Si ustedes quieren gracia tendrán que ir donde Frégoli Vargas o donde el autor de los acontecimientos de La Tribuna. Miren que venir Rie con gracias a mí. como si yo fuera clown o mono sabio. Se mueren ustedes en la cárcel; pero que yo haga una gracia, es más difícil que deje el Ministerio. cómo cstará la cosa que ya no se le pueden rendir las gracias a Ranrán. Tiene úno que dárselas en puro francés.
Se expone uno a respuestas como éstas. Adiós, señor Ministro. Adiós amigo mío, para servir a Ud. Gracias, Ranrán. Su abuela.
Bien está que molestemos a Ranrán con todo lo que nos dé la gana. Ranrán es un bel ami y para disgustarlo es necesario, cuando menos, pegarle un tiro por la esEL MINISTRO palda, majarle un callo, o haDE GRACIA cerle una barbaridad por el estilo. Todo lo demás le alegra y le divierte. Que le decimos esto y lo de más acá y lo de más allá, nada importa Ranrán se ríe y como don Tomás, al otro día nos saluda muy atento. Para Ranrán, desde que está en el Ministerio, todo se reduce a andar en automóvil y ofrecerle sandwiches a los diputados. Mientras don Ricardo no le diga que le deje la cartera, no lo asustamos pero ni con bombas de a diez reales. Se aguanta bromas y hasta las que no lo son, sin protestas y sin brincos. Como los mexicanos, ha ta.
Mocollida Pedir booze a la Santa Rosaz porque son. los mejores frescos CASE Siempre tenemos que andarlas agarrado del rabo para poder dar cumplimiento a esta sección. los sucesos tienen poca gracia o la tenemos nosotros. Pero enLA LLORONA tre los acontecimientos de la NUMERO semana más trascendentales que no necesitan comentario alguno, está el discurso del Sr. Secretario de Hacienda don Tomás Soley Güell. Conste que wascribimos pedem literem, sin poner nada de nuestra parte. Es un discurso maravilloso y admirable. Oigamos al señor Ministro. Vengo, señores, enfermo. Miradme las ojeras, miradme el rostro, miradme cómo estoy temblando. La fiebre se ha apoderado de mi.
Ecce homo. Estoy pálido, cadavérico, si difunto. Es un muerto quien os habla. No sé si soy una sombra o un recuerdo. Soy un trasunto de lo que fui. Estáis ya suficiente mente conmovidos? Ahora os saludo cortesmente y conste que no lo digo por don León Cortés ni por ningún otro León. Voy señores, a hablar del dolor, del dolor de los intereses heridos. Oh el dolor. Recordad señores diputados, antiguos compañeros míos, que en otra ocasión nosotros fuimos vencidos por los azucareros. Entonces ellos tenían la sartén por e mango y argumentaban bien y no pe gaban puñaladas por la espalda. Pues bien.
Pasa a la página ence caDesde que el señor Gobernador se propuso reglamentar todos los medios de vida callejeros, Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

    León CortésOmar DengoPresidentes de Costa Rica
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