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Página LA TRIBUNA Domingo 14 de Setiembre de 1924 LOS ACONTECIMIENTOS DE LA SEMANA Pues allí está el busilis dice Ranrán que hay que dar uno a los diplomáticos con motivo de la independencia. Pero aquí no hay independencia.
El Control no permite eso de la independencia, contesta don Ricardo. Verdad. cómo hacemos. Lo paga usted Ramrán. De eventuales. Pecatus. 013. De Legaciones Pecatus. Maldito sea el Control.
Claro. Maldito sea, Don Ricardo com prende la diferencia que hay entre ser diputado y ser Presidente en relación con el Control y en un gesto de dios griego, o mejor dicho casi griego por la cólera que se tiene, escribe la catilinaTia contra el Control.
De todas maneras el descubrimiento hecho por el diario josefino tiene gran des méritos. Aquí sabíamos muchas cosas, menos que don Ricardo se contradijera nunca.
De que hay toros en este mundo no nos cabe la menor duda. Cuando no se conocen por la intención, los toros tienen muy malas, UNA CANDILEJA se conocen por QUE SE APAGA los cuernos que los tienen muy pronunciados como cualquier marido romántico. De que hay salvajes, tampoco lo hemos dudado nunca. Hay salvajes y salvajadas que es lo peor. De que hay pampas también lo creemos como las hemos visto en el mapa; pero eso de que en la Argentina hubiera un toro salvaje de las pampas es un comelo. Un rastacuerismo. El pobre Luis Angel Firpo, a quien le atribuían, pobrecito mío, lo de toro, lo de salvaje y lo de pampa, no es sino la carabina de Ambrosio, un niño de pechos, un juguete una especie de Job, con paciencia y todo. Pero lo peor del caso no es eso. Lo peor es que nosotros, a título de simpatía de la raza y a título de que si nuestros hermanos y que si esto es que si lo de más allá, nos habíamos tragado el anzuelo de que este Firpo era uan es sus no pecie del Caballo de Troya, que se ha cía el tonto para que no le tuvieran miedo; pero que tenía preparados u.
nos golpes terribles como para apabullar a un gigante de los que soñara don Quijote. un muchacho le decían Ah viene Firpo!
y cesaba de llorar inme diatamente. Uno mismo creía a veces cuando teníamos algún enemigo de esos que meten miedo, que se parecía a Fir po. Firpo era la raza, la fuerza de la raza, el espíritu y mantenedor de la raza, la raza misma. Una cosa terrible, Cuando Firpo pasó por Panamá aún creíamos que el Canal se ensancharía de placer y que el istmo temblaría como en cualquier cuatro de marzo. Una cosa admirable y terrible.
Pero las cosas han venido a pasar de otro modo. Firpo no era sino un figurón de cartón. Ha hecho un papelón de la madona y en su tierra le preguntan a cada rato: Firpo, qué hay del violin?
Los chicos ahora, con motivo de navidad, le piden a las mamás que el niño Dios les traiga un Firpito. Les parece que un Firpito es lo más cómodo para jugar Una especie de bola de hule a la que se le da contra el suelo, se le pega, se le noquea y se le hace cada barbaridad sin peligro ninguno.
Por otro lado, cuando hay dos personas que se pegan y que no se hacen nada, se dice de ellas que están firpean do. los que tiene miedo, se les llama Tirpitos.
Pobre Firpo. La opinión ajena lo ha hecho víctima de la raza. Le metieron entre ceja y ceja que las tiene muy es pesas, la idea de que era boxeador, de que tenía que triunfar y se lo creyó de veras.
Pero como nos vuelvan a embrocar con el cuento de Firpo y Firpo vuelva a caer en desgracia, nosotros vamos a tomar determinaciones violentas. Es demasiado tomarnos el pelo con el Fir.
po, boxeador latino.
De hoy en adelante debe llamarse el ternero manso de donde sea. Nada de toro, ni de salvaje, ni de las pampas.
Lo de las pampas eran puras pamplinas.
LA OLA LA ROCA Esta sí que es cosa estupenda, monumental. Un acontecimiento es poca cosa para el asunto. Uno de los diarios de San José vino a EL CONTROL descubrir, así, en un EL TE improntu, que el señor Presidente de la República, don Ricardo Jiménez, se contradice. Hay novedades en este mundo, pero como ésta ninguna. la verdad, nos ha cogido de sorpresa. no es lo peor que el diario en cuestión lo haya descubierto; lo peor, lo que ya no deja lugar a duda es que el propio don Ricardo, con toda franqueza, ha reconocido que los inventores lo son tan de veras hasta dejárselo de sobra. fue que don Ricardo, allá en muy lejanos tiempos de diputado, se jaló, esa es la palabra, se jaló, decimos por segunda vez, uno de esos discursos apabullantes contra el bueno de don Julio que, inventor y todo del Control, quería sacudírselo en las postrimerías de su administración. Lo que don Ricardo dijo entonces de bueno de la mentadicha oficina de Control, solamente es comparable a lo que don Ricardo, el mismísimo don Ricardo dijo de malo contra la misma oficina. Un panegirico y una catilinaria. qué?
No nay que asustarse. Cuentan que Pirron hacía lo mismo, y lo que se deduce de todo esto es que don Ricardo se pirra por parecerse a Pirrón. La doctrina de aquel filósofo, si es que era filósofo, en lo que ciertos autores no es.
tán de acuerdo, era la muy lógica y muy natural de que el que puede dar media vuelta a la derecha, puede darla a la izquierda y viceversa, sin ninguna dificultad. Para eso Dios nos puso derecha e izquierda. Otra razón para mayor abundamiento. Dicen que solamente los ríos y los rayos no se vuelven.
Fuera de la R, ni los ríos ni los rayos tienen nada de común con nuestro don Ricardo, por más que hay veces que se parece mucho a ambas cosas.
Pero vamos a los puntos prácticos del asunto. Lo de la contradicción no tiene nada de particular. Aquí lo que importa son los hechos. Don Ricardo como diputado aprobaba el control. Por qué? Muy sencillo, porque aquí todo está controlado y un diputado no.
La única persona que no siente el control es un diputado. Trabaja cuando quiere y cuando puede y le da la real gana. Cobra todo lo que se le antoja, le da al que se le mete entre ceja y ceja, va y viene, dicta leyes y tiene en la may no el juego. Como el control se oponga a las deliberaciones hacendarias de los señores diputados, el control se viene abajo. Naturalmente Un diputado si no es amigo del control, no sabríaoms quién pudiera serlo. Para la Cámara y los señores que la componen o la descomponen, el control es un divertimien to, un juguete de niños, una tontería tan sin importancia y tan bonita, que su existencia no les estorba. Por ejemplo, don León Cortés, don León Fernández, don Arturo Volio y el General Quirós pueden convivir en este mundo sin estorbarse en la menor cosa. Cada uno va por su lado. No se rozan ni nada. Hasta un matrimonio de convenien cia puede resultar de esto. Pero uma cosa ser diputado y otra ser Presidente. Para un Presidente la oficina de Control es la pesadilla más grande que darse pueda. Sobre todo con esto de los eventuales. Quién no duda por ejemplo, que don Ricardo está en la obligación de dar un té a los diplomáticos? Pues oigase la cosa como sucede. Don Ricardo dice Ranrán mí no me gusta el té, ni la música, ni la parranda, ni me gusta andar en auto, ni bailar, ni tomar champaña, y menos aún pagado por el Estado. Yo soy enemigo de eso. Todo eso es espernible. Claro contesta don Ricardo quién habla de ello! las orillas de la mar bravía a la Reina impasible le decía furlbunda la oln. Me admiran tu frialdad y tu indolencia cuando te ves, en medio a mi inclemencia, abandonada y sola.
Cual silenciosa esfinge de granito, mientras que yo me elevo, bramo y grito, permaneces erguida; pero da compasión mirar tu frente siempre el golpe sufrir de la corriente y siempre combatida. No te sientes rabiosa y humillada cuando yo sobre tí muy levantada te cobijo y te postro. No te amilana acaso y no te abruma tanto cleno que siempre entre mi espuma te escupo en pleno rostro. No tal, dijo la Rosa, no me asustan tus continuos embates, y me gustan tu furia y la del viento.
Música son que halaga mis oídos su clamoroso grito y sus rugidos y tu eterno lamento.
Gozo en verte venir desmelenada de tumbo en tumbo, enfurecida, hinchada y de soberbia llena, para rodar después hecha pedazos tendiendo en vano por doquler los brazos, a morir en la arena. Tal es el escritor a quien no toca ninguna inculpación: como una roca por donde pasa todo el violento turblón de aquellas turlas que sólo sacan de la pluma injurias y mueren entre el lodo. 00 ADOLFO LEON GOMEZ Un Tesoro Insubstituible Más precioso que el rico espejo, es el tesoro inapreciable que en él se refleja: una dentadura blanca y graciosa. Protéjala, pues, y no permita que se le raye.
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Establecida en 1806 es Todos vemos la paja en el ojo ajeno pero no la vemos en el propio y menos si lo que tenemos no es paja sino una viga. La resistenLA LUCHA cia de Firpo paJIMENEZ VOLIO ra aguantar trom padas y knockout y demás filigranas del boxeo, resulta poca ante la de nuestro Ministro de Fomento. Sube al ring con don Ricardo, le dan duro, clinches, uper cut y todo lo que hay que dar y se queda eomo una lechuga de esas paisanas del mismo don Ricardo. Es nuestro Firpo de la administración En cada match sale mal ferido; pero no cabe duda que aguanta. luego esta crueldad de don Ricardo que no quiere pelear más que con don Carlos. La historia de los matchs muy divertida. Primer round, suben al ring, don Carlos con todos sus atavíos de ministro y de campeón reformista. Pin, pan, pum, y don Ricardo que le quita la compra de materiales. Segundo round, don Carlos al ring sin compra de materiales, pero con todo lo demás. Pin, pan pum, y don Ricrdo le quita unos cuantos empleados. Tercer round, Sube don Carlos al ring sin materiales y sin empleados; pero con todo lo demás y don Ricardo pin, pan, pum y le quita las obras públicas. Cuarto round. Don Carlos apenas se conoce. De Ministro no va tenien do más que el nombre. Lo agarra don Ricardo, le quita todo lo que le quede y encima le larga sin coger resuello como diez cartas, armas prohibidas que suele usar don Ricardo de mala manera. El referee, Mr. Jugn Bautista Chin chilla, le llama la atención a don Ricar(Pasa a la página 11)
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    León CortésPresidentes de Costa Rica
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