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BIBLIOGRAFIA Las Partidas: Estudio linguistico por el Dr. Juan Dihigo, Profesor de Linguistica y de Filologia en la Universidad de la Habana.
Gran trabajo material, más difícil, acaso, que el de su mente para el autor, es la paciente búsqueda de ejemplos en prueba de su sabia tarea fonética sobre una lengua tan estudiada por unos como desconocida de otros que ciertamente no se la merecen. Por supuesto que quien estas cuartillas emborrona sabe apenas hacerlo, a causa de su poca vista y muchos años, en todos los cuales no ha podido pasar de alumno en clase de filología castellana, con algo de preparación adecuada.
Pero le sirve de consuelo haber tenido alumnos, аса allá, que luego han sido sus maestros.
Para qué habrá de servir la enseñanza, si no fuese para eso? Ya veremos cómo adelanta el antor con sus vocales y diptongos. No solamente examina todas cinco y su valor fonético, sino que aprécialas en su importancia según sean fuertes, como a y o. sino con relación al acento tónico que las afecta, cosa por extremo delicada en estas materias. Lo propio hace con los diptongos y su entonación correspondiente, siempre con ejemplos de la obra monumental que anaoliza con patcietncia benidictina. Porque, de cierto, el moderno gavant es de lo más antiguo y enclaustrado investigador.
No puedo seguirle en tan detenido trabajo y tengo que pasar a muy breves indicaciones acerca de su examen de consonantes, que mucho se asemeja al que suele hacerse en lengua griega con relación a las mudas labiales, guturales y dentales. Por donde pueden comprender los estudiosos otra gran semejanza de nuestra lengua española con la griega, sea moderna, sea de los tiempos socráticos y demostenianos. Es digno de observarse que solamente los griegog de ahora, cuando hablan castellano lo hacen sin el menor LA COLERA DEL MAESTRO PARA LA TRIBUNA El Prof. Dihigo parece ser el filólogo más famoso de Cuba, donde tanto abundan los hombres ilustres en ciencias y letras, dignos sucesores de un Poey único en profundísimos escritos de 200logia oceánica. Tiene Dihigo la ventaja de saber mucho y abundar en recursos materiales, para costear sus viajes a España y Grecia y Paris carisimo en ambos sentidos de esta palabra. Con entre a un Congreso de Lenguas en Atenas, a la sombra de sus gloriosas ruinas y de recuerdos siempre vivos; y se presenta en la Universidad de Oviedo, cerca de Covadonga donde Pelayo empezó la Reconquista de siete siglos: por no haber sabido entenderse los varios Reyes de una peninsula en todos tiempos enferma de individualismo exagerado. Pero no me olvido con semeInnte digresión, del insigne habanense y su Ensayo de Las Siete Partidas de Don Alfonso Décimo, tan sabio y tan poeta como mal gobermanto, según reza la Historia. Su mayor mérito fue de bien escribir castellano y cantar en gallego: más que nada en proteger astrónomos y jurisconsultos.
El Ensayo que acabo de leer en tres mañanas de temblores, intermitentes, pero en casa segura, tiene un Prólogo que basta, sin seguir adelante, para mostrar la rica erudición de quien lo escribi las citas de alemanes, ingleses y otros de muchas baciones, que hablan de las Partidas. basta de por sí sólo para ponderar el vario saber idiomático del eximio profesor en la Universidad de la Habana, donde hay un departamento foné tico al cual puieron nombre de Laboratorio Dihigo. Este linguista siente no hallar en castellano moderno todas las vocales y consonantes o articulaciones que repercutieron y sonaron en el siglo XIII, y constan en las Partidas y en el libro del Infante Don Juan Manuel, otra maravilla de aquellos tiempos. No quiero decir con esto, que aquello fuese mejor. puesto que no tengo para mí: que todo tiempo pasado fue mejor. coom dijo el poeta. La clara sencillez de nuestra ortografía es, acaso, una de las razones que asisten al docto profesor alemán que enseñó en Santiago de Chile, para decir que nuestra lengua es, sin posible disputa, la mejor de todas las modernas, algo mejor que la del sabio Latio y solamente un poco inferior a la griega. Nuestro autor en estudio, claro está que reconoce la moderna superioridad castellana, lengua de Cervantes, tan grande y de alta gloria en ambos mundos, y la única internacional, como fue también la de Grecia entre Atenas, Esparta, Macedonia y tantas Colonias helénicas.
Nuestro autor en examen sigue ahora por su más favorito terreno de fonésofo (si vale decir) en un tan minucioso como profundo estudio de vocales y diptongos, analizando una a una, las cinco vocales y sus varias mezclas y combinar ciones en las sabias Partidas, obra maestra en Derecho y Letras, según piensan y escriben los actuales entendidos en estas materias. Lo que es aquí, pocos intelectuales de los nuevos podrían leer con gusto tales cosas, aunque las mismas entren de lleno en el estudio del idioma nacional, cosa de primaria importancia para todos y más, si se quiere, para los periodistas ahora que andan creando Escuela especial. El profesor que nos enseña en estas filologias castellanas itan por encima de otra mentada en otro lugar de humanidades modernas. donde enseñan filologia castellana sin previas lecciones de griego ni latin! Mucho difiere sobre tales puntos el Dr. Dihigo, puesto que del habla ciudadana y la campesina. sermo urbanus y sermo rusticus. y del latín moderno, viene trayendo toda la vocalización castellana, mostrada en ejemplos de las partidas y del castellano clásico y del moderno donde mejor suele habuarse y escribirse.
Poco interés toman los hombres en hacer distingo entre la cólera y la severidad.
Queriendo pasar por severos son simplemente coléricos y soberbios. La soberbia es un prolongamiento refinado de la cólera. Esta es momentánea y aquella habitual.
Tero, si a los hombres no interesa medir esa distancia, los maestros les es de absoluta necesidad El maestro tiene frente a sí, para educarlo, todo el porvenir de la humanidad.
Educar, en su sentido real, es conducir, y si el maestro se extravia, arrastra consigo el mejor tesoro social de un pueblo: su juventud.
Distinga, pues, el maestro dónde está el campo de la severidad y el de la cólera.
La cólera es enfermiza; la etimologia desprende el vocablo de cole que es la bilis. En el recto gentido de bilis se usó la palabra mucho tiempo, Vicente Espinel la trae en tales funciones. En el mismo sentido recto la usan todavía los médicos cuando dicen: cortar la cólera. para indicar que detienen el derramamiento de bilis o cuando hablan de cólera morbo y de cólera nostras.
La cólera es patológica y la primera condición del maestro es que sea sano.
Porque es enfermiza, es voz de impotencia.
La cólera es impotente, en tanto que la severidad es poderosa.
Porque es enfermiza altera el organismo: la cara se enrojece, golpea en la sien la sangre allgerada, tiemblan las manos, los ojos se inyectan, la respiración se agita.
La cólera es fea, es una máscara de nuestro Todo. Por eso es netamente animal. Todas las bestias se encolerizan.
La severidad es hermosa, es la flor de nuestra grandeza. Ninguna bestia podría ser severa.
La colera se traduce en una mueca ridícula. La severidad se anuncia con una armonía admirable.
El colérico inspira desdén; el severo inspira respeto.
La cólera es cobre, moneda de todos; es un legado de la hestia. La severidad es oro de buena ley, moneda de los grandes espíritus.
Para ser colérico basta olvidarse del espíritu y dejar la bestia en desenfreno. Para ser severo hay que enfrenar la bestia y el espíritu.
Por eso la cólera ciega y la severidad llumina. Pero que es ser severo? Es ser exacto, puntual, mesurado, serio. En una palabra: estricto.
La cólera es apetito malsano. No importa el nombre que se le de y la forma en que se disfrace.
Si la llamáis enojo, allí va dicho lo que es.
in odiam, esto es: en odio.
Si le decís ira va catalogada entre los Pecados Capitales y Ripalda os dirá que es apetito desordenado de venganza.
Si la nombráis soberbia, os dice su etimologia lo que pretende. Super, es decir, sobre. Es el deseo de sobreponerse a todos, en brillo, en poder, en grandeza.
Si la cólera es dolencia del cuerpo la soberbia es dolencia del alma.
Jesús es el tipo de la severidad. Por eso estuvo contra los soberbios. Por eso vivió tan pronto al perdón y a la clemencia.
La severidad crece sobre la montaña de la serenidad.
Fara ser severo hay que ser antes sereno y ver con claridad.
Para ser colérico basta ser impulsivo y no ver.
La cólera es ciega.
Cuanto dice y hace el colérico está fuera de razón, porque la razón es la luz, y el colérico está ciego Dl maestro se encoleriza porque el alumno es ineducado.
Pero el alumno tiene derecho a ser ineducado.
Por eso viene a la escuela. El alumno puede ser áspero y perezoso, charlatán y majadero. limar esas aristas, a curar esas lacras viene.
El maestro. no puede encolerizarse por eso.
Tiene que curar con severidad, como opera el médico, es decir, con seriedad, con mesura, nunca con enojo que es odio, nunca con cólera que ea bilis.
acento extranjero. Lo mismo sucede a los rusos cuando han vivida en España.
Pero nada más de estudiarse que la fonética sintáctica en este libro del gran Maestro cubano.
En ese punto dice: Razón le sobra a Menéndez Pidal para estimar el Cantar del Mio Cid como de singular mérito en este sentido. De acuerdo con este fenómeno siempre que se encuentren dos vocales iguales una inicial y otra final se funden en una sola, siendo el caso más corriente que apunta en los manuscritos antiguos el de ee e.
Las Partidas registran variados ejemplos: dellas (de ellas) Tit. 1, Part. e qual debe ser el facedor dellas. deste (de este) 1, Tit. 1, Part. (Pusimos en la Primera. Partida deste Libro. quel (quel que quisier leer las leyes. entrellas (entre ellas) Ley 19, Tit. 1, Part. (caún adelantadas entrellas. porquel (porque el) Ley 56 Tit. Part. (porquel Clérigo non la podria comsumir. antel (ante él) Ley 15 tit. Part. (deuele facer primeramente traer antel al. sobrel (sobre el) Ley Tit. Part. (maguer ouiesse poderio sobrel. desso (de eso. Ley 27, Tit. 5, Part. (quisiesse demandar después desso. Hanssen en su Gram. hist. de la Leng.
cast. indica que las consonantes sufren con frecuencia alteraciones por fonetica sintáctica, que cuando la próxima palabra principia por vocal la consonante se liga a ella. El hablar popular de Cuba ofrece casos de este hecho. Así escribe el Sr. Juan Dihigo acerca de tales al parecer minucias que tienen mucha importancia en el asunto tratado, y es curioso el modo de hablar en España en el siglo de las Partidas.
Ahora trata de fenómenos especiales. siempre de la fonética sintáctica, a saber: disimilaclón, metátesis, prótesis, epéntesis, parágoge, aféresis, síncopa, apócope. en todos estos puntos apoya sus observaciones en doctrina de muchos autores nacionales y extranjeros, como Lancheta, Cejador, Menéndez Pidal, Rufino Cuervo y varios gramáticos que han historiado nuestra lengua. En esto como en todo lo demás hace nuestro Sr. Dihigo un brillante alarde de una erudición muy notable en su agunto y otros análogos. Lástima que su buen libro tan mal b1bliografiado aquí, no fuese impreso en otro formato y con letra de tipo más grande! Aunque mejor pensado me conviene decir lástima de mi poca vista que antes deje manifestado. En un Apéndice contiene el Libro, sea cual sea su tipografía, el Alfabeto de las Partidas. Finalmente agrega: Esta agrupación de las letras del alfabeto sigue en un todo a la hecha por Lancheta en su Gram. de Berceo, y si bien este linguista no agrega una palabra a la escueta enumeración, en cambio Pidal expone las vocales con sus ejemplos, trata las semivocales del Cantar de igual manera y expone después las consonantes explosivas dentro de los grupos como las continuas y las líquidas, haciendo las observaciones pertinentes sobre las vocales, los diptongos, las desinencias, las diferencias entre consonantes dando luz a la materia con los antecedentes expuestos e ilustrando con facsímiles que reproduce ¡Cuánto saber acusan esas páginas admirables, cuánta perseverante labor para allegar a cada caso la indicación oportuna. Esa misma exclamación final entiendo que conviene aplicarla a todo lo escrito, en este y otros Ensayos del Prof.
Dihigo. Su labor literaria ha sido tan grande y tantos frutos habrá de producir en la cultura superior, que no puede menos de admirar a euantos la conocen y pueden sentir semejantes impresiones. Lo peor para mí es no haber podido corresponder con esta bibliografia al asunto encargado por el autor y por LA TRIBUNA para su edición de del corriente año. Sírvame de disculpa el cumpleaños de esta fecha (93 años. Si se encoleriza desciende, baja de su tribuna de educado hasta el banco de los ineducados.
Le enoja que su alumno sea grosero y la cólera pone en su boca palabras duras y actitudes crueles. Cuál pecado es mayor?
Aquel buscaba educación y éste estaba obligado a darla. Aquel está en su derecho, éste fuera de la ley. Cómo puede educar un hombre que no sabe educarse. Cómo puede crecer en estimación y respeto quien no se estima ni se respeta?
tan de lugar común, y que es escollo con que Piense el maestro en esto que es tan sencillo, tropieza toda educación en las escuelas.
DR. VAL. FERRAZ LUIS DOBLES SEGREDA San José, 14 de abril de 1924.
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