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LOS BUEYES VIEJOS Manuel Magallanes Moure Es de tarde.
alla sobre la cúspide del monte hay una fiesta de matices.
Arde el sol, y, el horizonte.
modo de encorvado mastodonte bajo el eterno y azulino domo, parece que a lo lejos, bañado de una lluvia de reflejos leva arboles y riscos sobre el lomo.
ornados con uberrimas In bores en la extensión teraz de la pradera.
en donde aquel rústico, los hijos o lado de su madre placentera, hallaron a los fuertes Inbradores humedeciendo el campo con sudores.
Dijerase lloraban consternados, los bueyes fatigados, al mirar por la vez última la amada plantación aculla, sobre los prados, enviandole un ados con la mirada a la hora en que la tarde sombras viste, Adiós lleno de angustia, adiós muy triste Con tintes de naranja y de carmines, las nubes pasan cual leones sueltos como corceles de nevadas crines, eual mármoles esbeltos que van en procesión a los confines Es la última faena.
les dice el labrador consentimiento: mathana, al fin. terminará la rena que os llena de profundo abatimiento: sois viejos, ya los años, bueyes mios og ban tornado inttiles, cansados, por eso vais tardios al valle donde extiendo mis sembrados; al tiempo, la pujanza de otros dias os quitó con sus bravas osadias.
Las estrellas clemátides de fuegoel río murmurando en la montaña monótong estribillo, la dulzaina y el canto del labrego el trajio de la plácida cabaña, el piano del grillo y el viento que retoza en la llanura, convergen al concierto de natura El automóvil Dodge Brothers siempre ha sido construido para aquellos que aprecian el valor intrínseco de un carro sobre los pasaderos caprichos de la moda. Esta es una de las razones porque la demanda por estos autos siempre ha sido continua y sin interrupción.
Es la última jornada; ya In muerte, descanso postrimero de todo lo que sufre y lo que llora mañana Os librará de aquen Suerte alla en el matadero: cuando principie a despuntar la surora comprareis el alivio de esas penas con el tibio rubí de vuestras venas El toro ensaya su mugido bronco, obedeciendo a las eternas leyes de aquese movimiento que impele y rige las astrales greyes y el piélago encrespado, siempre ronco: la cuadrilla armonica del viento va chalando en su marcha los magueyes mientras rumian, echados sobre un tronco.
los dos amigos bueyes, amigos compañeros que supieron partirse la pitanza.
el dulce pienso del canal vecino y todas las fatigas del camino.
El Dodge Corriente 1500. 00 El Dodge Especial 1650. 00 CON RUEDAS BALLOON aquellos bueyes viejos, cansados, impotentes por vetustos miraron allá. lejos, los últimos reflejos prendidos en la cumbre de la sierra: evocaron sus impetus robustos de ya difuntos años vieron con extraños ojos el seno puber de la tierra.
que convierte la carne y los dolores en perfumadas y rojizas flores BOLAÑOS ULLOA DODO Hay un sordo rumor en la arboleda que anuncia algo muy serio: en el terral, atronador y fuerte, que a su paso, colérico remeda las Iras impotentes del dicterio, las burdas careajadas de la muerte; es algo triste y grave que vibra, se retuerce y se encarama del árbol en la rama, donde ha pulsado su laúd el ave, que hochiza con su cántico sentido cabe el alcázar de su muelle nido, a dúo con su tierna compañera que tiene los dulzores de la piña cuando con ansias en In fronda espera la vuelta de su amante a la campiña, Los dos atletas dóciles sombrios que da la aurora las primeras luces miraron, cuando araban en pos del montañés, en los Dantos inclinaron humildes los testuces: diferase lloraban con los ojos insomnes, siempre fijos, mirando, no distantes, los cortijos de recia tempestad en los pensiles, los montes y hondonadas; entre tanto mustios siempre, callados, siempre juntos aquellos dos cornigeros seniles rumian. rumian. y rumian a des hora esperando la vuelta de la aurora, la reina iridiscente de las flores que roza con su traje las espiga, al romper en los campos sus fatigas los gatanes ivalientes luchadores!
Se llena el aire de negro y espanto y hay lóbregos barruntos Silencioson bajaron el sendero, y, al discurrir, las florecillas blancas, como arrojadas por ocultas manos.
rebotaban encima de las ancas de aquellos dos cuadrúpedos ancianos; era a modo de un último agasajo del árbol a los héroes del trabajo; las aves que los vieron siempre uneidos, triunfando de fatigas, les rindieron también dulces cantigas y alla, desde la quiebra de la hondura, en au arpa de cristal rimó la fuente un canto de amargura muy ten. muy sentido. muy doliente! después de salvar el precipicio, velado por montañas, llegaron al teatro del suplicio y un hombre sin entrañas, de miradas muy ásperas y foscas, Introdujo la yunta al edificio, hogar de hambrientos carabos y mocas.
Los dos bueyes presenten el insano final de su existencia.
Conocen los ardores del verano, del invierno la frigida inclemencia: son eunucos, son parias del tormento esclavos del dolor y la fatiga sin descanso, sin tregun Su aislamiento Rrudas pesadumbres los obliga, los llena de perenne abatimiento: por eso en sus pupilas, siempre abiertas, llevan el duelo de las cosas muertas!
EL MEJOR PAN DE SAN JOSE SE ELABORA Alla sobre la cumbre.
brillante pincelada de naranja magnifica explosión de suave lumbre, anuncia la llegada de la aurora.
EN ESTA PANADERIA Tusensible, saudo y altanero, el verdugo fatal del matadero maalata un buey de aquellos y lo tumba con tal atrevimiento, que al golpe del cornigero retumba y tiembla el pavimento: al manso buey aviva la pupila en busca del por qué de aquel tormento, y ondulan en el aire sus bramidos suplicantes, a modo de quejidos.
GRAN PANADERIA Mientras el rudo matador afila el bárbaro puñal que centellea, bañado por el sol de la mañana, temblando, la otra victima olfates la sangre que gotea del gancho de metal de una romana.
LA JOSEFITA Despiertase la granja y al ensancharse la soberbia franja, asi como un despliegue de sendales, el valle se colora un himno de palomas y turpiales Tesuena en las montañas: se esmalta de carmin el dulce grumo, flamean las banderas de las canas y en grandes espirales sube el humo del rustico fogón de las cabañas; a16jase por fin la noche negra y al beso matinal todo se alegra.
Un lúgubre mugido es el saludo que aquellos dos invictos del trabajo lo dirigen al rústico snnudo.
quien llega para atarlos y conducirlog jay! al matadero; y el burdo montañés, al contemplarios, siente pesar que a su anima tortura, asi como un arpón, terrible y fiero Depósito constante de las mejores harinas de que dejase en su espiritu amargura.
Las noches dilatadas del proscrito, Estados Unidos de Norte América, como son: nostalgico y enfermo, el silencio eternal del infinito y el desamparo del estéril yermo.
LA JUSEFITA, FORTALEZA, LA FAVORITA no tuvieron la insólita cansera de aquellos dos rumiantes, siempre nobles, al tornar la mirada a la pradera FAUSTO, ANCLA FRANCIA donde quedaban los amigos robles, y aquella fresca moza que les mandó un adiós desde la choza!
Dirección: 150 varas al Sur del Hotel Washington Al perderse, siguiendo al campesino, alla desde la aterra, en el último trecho del camino donde se junta el cielo con la tierra.
contemplaron el valle de labranza cun jado de malzales, Teléfono 869 de piñas, de catetos y racimos Apartado 96 en que funda el labrego su esperanza que traducen en canto los zorzales posados en los dátiles opimos Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Internale la daga aquel verdugo al rey de las faenas manlatado, y esponjase la herida y retiembla aquel hércules del yugo.
atleta del trapiche y del arado.
y saltan de su arteria enrojecida, dog chorros carmesſes que brillan como líquidos rubies; sus ojos languidecen despidiendo fulgencias opalinas, y agoniza sus carnes se estremecen y hay quejas de dolor en sus retinas!
Aquellos dos amigos de faenas, amigos en las luchas y la suerte.
amigos en las hombres y las penas, el descanso le compran a la muerte con la sangre viviente de sus venas!
Las fatigas, la sed y los calorea, y los frios terribles, siempre hurafos, unidos bajo el yugo, en los alcores, los vieron al correr de luengos años; por eso en sus pupilas, siempre abiertas, llevaron tintes de las cosas muertaa!
FAUSTO CALDERON COTO LISIMACO CHAVARRIA (De su libro Desde los Andes)

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