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1924 EDICION NACIONAL DE LA TRIBUNA Página 49 UN RECUERDO Francisco María Yglesias Llorente mediados próximamente del año de 1829 lle36 a Costa Rica el más grande e ilustre de los huéspedes que haya jamás pisado su territorio Ese hombre, que inopinadamente se presentaba en nuestro pais, era el mismo que había ganado las primeras charreteras en las luchas del Languedoc a principios de ese siglo; el mismo que a las órdenes del inmortal Palafox había luchado en el famoso sitio de Zaragoza contra los primeros capitanes del primer Capitán del siglo; el mismo que años después fue valeroso compañero de Bolívar y de Sucre en los campos de Junín y de Ayacucho; el mismo que colmado de honores, fue proclamado Presidente del Perú; y el mismo que envanecido de tanta gloria y fascinado por el marcamiento que se produce en las alturas del Poder, osó creerse capaz de todo, y provocar al mismo Gran Libertador.
Ese hombre se llamó JOSE LAMAR, y aunque gran capitán y gran caudillo, tuvo que sucumbir en Tarqui enfrentado a Sucre, y después en PiuTre vencido por Gamarra que le sucedió en el poder, y quien a poco tiempo busco también en Cog.
ta Rica un asilo, porque a su vez había sido derrotado y perseguido, después de haber alcanza do el mayor de los honores militares declarandolo el Perú generalísimo: honor que no obtuvieron ni Sucre, ni San Martin ni el mismo Bolívar.
El General Lamar, ex Presidente del Perú, vi.
no acompañado del entonces coronuel Bermúdez, de dos oficiales de menor graduación, de tres asistentes y de otras personas de su servidumbre, Habiendo elegido a Cartago para su residencia, se estableció allí con las pocas comodidades que el país podia entonces brindarle, pero rodeado de to.
do el respeto y consideraciones debios a sus títulos y a su elevado carácter. Todo lo principal del vecindario de aquella ciudad y del de San José, se fueron presentando a saludar y a ofrecer sus servicios y respetos al ilustre huésped. Una de las personas que visitaron al General fué don Joaquín Yglesias, padre del que esto escribe, quien referia entre otras cosas algunos temas de conversa.
ción, a saber: preguntado el señr Lamar cómo era que hubiese elegido a Costa Rica para su residencia, en vez de dirigirse a un país más conocido, más grande y adelantado, el General que no obstante su seriedad habitual, sombreada por los tintes de una profunda melancolia, era un caballero atento y hasta afable, respondió: Of hablar de este pequeño país, debido a correspondencias de varios extranjeros venidos a él, y también se supo que algunos españoles huyendo de las agitaciones y amagos de persecución en la América del Sur, habían sido bien acogidos en Costa Rica e informaban favorablemente de su pueblo y de su gobierno (1. Además fatigado ya de tanta lucha, de tantas traiciones y de mil crueles desengaños, necesitaba ante todo huir de aquellas escenas y alejarme de aquellos teatros de grandes intrigas y agitaciones, en busca de tranquilidad y reposo, no fuera de la América, sino en algún rincón de su suelo, al abrigo de la paz y libre de políticas turbulencias: es por esto, añadió, que arribé a este pedacito de nuestro continente.
Otra curiosidad que se imponia era la de saber si se encontraba satisfecho de su elección, y 80.
bre las impresiones que le producía esta pequeña sección centroamericana. Tierra privilegiada y virgen es ésta: admirado estoy al encontrarla tan tranquila y feliz, rodeada de tantas convulsiones.
Dichosos ustedes que se ven libres del choque y estruendo de las armas y de los males de la guerra: libres también de fatales divisiones y sobre todo de aspirantes al poder, so capa de redentores del pueblo, salvadores de principios y de instituciones que aun no existen y que son incapaces de fundar; de ambiciosos de mando para satisfacer venganzas o caprichos, o bien para enriquecerse y medrar. Dios libre a Costa Rica de esa gran plaga social.
Corta fue la residencia en esta república de tan ilustre huésped; su salud quebrantada por las fatigas de su larga e incansable carrera militar, y por los sufrimientos del espíritu, era tambien minada por una profunda hipocondria, o quizá por la nostalgia Así fue que a mediados o a fines del siguiente año de su arribo a este país (1830) terminabasu su larga y gloriosa carrera, falleciendo en Cartago, rodeado de sus compañeros y de su servidumbre, lo mismo que de algunos de sus buenos amigos, y en medio del luctuoso sentimiento nacional.
Sus funerales fueron los más solemnes y suntuosos que se recordaban en Costa Rica y lo que excitaba mayor curiosidad, por no decir admiración era no solamente el nunca visto aparato militar, sino también el soberbio caballo de batalla que el General había traído del Perú, ricamente enjaezado y conducido ante el féretro por palafreneros; los brillantes arreos e insignias militares del finado, y para aumento de novedad, forma.
ba parte del numeroso acompañamiento, el inseparable compañero de Lamar cuando salia a pie, o a caballo, y que casi siempre estaba a su lado: el chivo del Cuzco (2. hermoso ejemplar de la raza, que a saber por qué razón o capricho forma.
ba parte de la comitiva del célebre capitán haber maliciado siquiera, el General Lamar, que en Costa Rica no había en ese tiempo un 80lo médico titular, hubiera también traido en su acompañamiento una de esas rarezas de entonces; pues parece increíble que en el afio de 1830, só.
lo se encontraba en el país un médico venido de Nicaragua, llamado Julio Crespín, quien, según parece, no tenia títulos, y tan sólo era un experto curandero (3. En el Perú fué el General Bermúdez un cons tante amigo y encomiador de Costa Rica, y cuando sus hermanos políticos Alejandro, Rafael y Juan Vicente Escalante fueron desterrados por Carrillo el año 1840. encontraron en Lima hogar y auxlios en su ostracismo, siendo ellos los que a principios de 1842, lograron de su cuñado Bermúdez el préstamo de veinte mil pesos oro, hecho al General Morazán con el objeto de venir a Costa Rica a derrocar a Carrillo, fin principal de ellos, y llevar a cabo la tentativa de reorganizar el sistema federal en Centro América, Cuando niño aun, y cual recuerdo pavoroso, presenciaba yo, en Cartago los suntuosos funerales del General Lamar, muy lejos estaba de pen.
sar que me tocase también presenciar algunos años después, la exhumación de sus preciosos restos efectuada a principios de setiembre de 1842, para ser devueltos al Perú que los reclamaba y donde les esperaba el homenaje y mausoleo decretado por la Convención Peruana Recuerdo muy bien, pues contaba yo diez y siete años, la triste impresión que me causó la vista de aquellos restos descarnados y en confusa mezcla con los degtrozos del rico uniforme y bordados de oro afillgranado, formando todo conmovedor contraste. En esta ocasión vino a mi mente el patético lema del sic transit gloria mundi.
Varias personas que formaban la comitiva del General Lamar permanecieron en este pals, entre ellos uno de los asistentes, el sargento Velarde, hombre de bruscas maneras y de corazón atravesado; pero buen ebanista e inteligente en muchos oficios entre ellos algo de tipografia, pues fue el quien dio las primeras y rudimentarias nociones de componer e imprimir en la primera prenosa introducida al país en el año 1830, a los dos domésticos de don Miguel Carranzade apellido Abarcas, y llamados Pantaleon grande y Pantaleón chiquito, éste último pensionado hace nueve años, a edad muy avanzada, y que hace apenas cuatro años que falleció en el barrio del Zapote.
Velarde presto importantes servicios en las millcias del país, principalmente en el año 1835, y ascendió al grado de capitán o de sargento mayor en el año 1842, bajo la administración de don José María Alfaro. El coronel Bermúdez elevado después al grado de General de División en recompensa de sus importantes servicios al mando de San Martín y de Sucre, y a las órdenes de su jefe y amigo Lamar, unió su suerte a la de una de las más bellas y espirituales hijas de esta tierra, vástago precioso de una de las familias más antiguas y distinguidas del país: la joven Rogalía Escalante y Nava. Tomado de la revista Pandemonium. 2) Así llamaban al carnero traído por el General Línea Hamburguesa Americana Servicio Mensual de Vapores de Carga y Pasajeros a Hamburgo y otros Puertos Europeos e II Para más informes dirigirse a Los lujosos vapores de pasajeros TEUTONIA, RUGIA GALICIA recibirán pasajeros en primera y tercera clase.
JOHN KEITH, Agente (3) Este empirico fue el que asistió y despacho a doña Petronila Llorente y Lafuente, mi madre, habiéndole propinado junto con varias drogas los caldos de zopilote. 1) Espinach. Giralt, Vidaorreta y otros.
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