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EDICION NACIONAL DE LA TRIBUNA Página 69 Tercer Tema: CUENTO. Segundo Premio: MEDALLA DE PLATA Cuarto Tema: CRONICA Primer Premio: MEDALLA DE ORO prvolg La Guerra Franco. Prusiana INNOV Elogio de la Crónica COSTA Por MANUEL GONZALEZ ZELEDON MARELO 1181 Por JOAQUIN VARGAS COTO CA Todavía en febrero de 1919 alli estaba, tal allegar, irían derechitos a parar a su generos curl fuo en 1871, el local que contenia todas las mano.
maravillas del Bazar Atlántico de don Manuel bondadosísimo Don Manuel me escuchó con Argüello Mora, a cincuenta varas al Norte de la gran paciencia, pero se negó a entrar en el negoesquina Noroeste de la Plaza Principal, hoy Par cio, salvo que los abonos fueran de cincuenta cenque Central; a un lado, la popularisima tienda de tavos semanales y con retención de la cosa verdon Maurilio Alvarado, al otro, la puerta cochera dida hasta el completo pago de la suma debida.
de la casa del Doctor Montealegre. Hoy el Bazar Esa modificación en los términos de pago, me Atlántico es la humilde venta de muebles y partió por el eje. Cerré los ojos para no ver a cachivaches de Borras y las estrechas ventanas de mi salida la ansiada meta de mis aspiraciones y vidrios pequeñitos han sido cambladas por ancho regresé a mi casa mustlo, cabizbajo y Horoso.
ventanón de un sólo vidrio tras del cunl Osten. Adiós sueños encantados de batallas campales, tan sus ajados atractivos las mercancías expues do sorpresas, de asaltos, de cañoneo, de gloriosas tas a las miradas del viandante.
victorias, de cargas de caballería y de ataques a En muchos de aquellos humildísimos vidriejos la bayoneta!
salpicados de burbujas de aire y de gotas de pin. Qué pudiera yo empeñar o vender para reunir tura, mantuve por largos ratos mi naricilla pecc la indispensable cuarta? Me lancé al mercado de SA, cada vez que iba a ovenia de la escuela, valores. Por la cuchilla cacha de venado, Jesús limpiando con la manga de mi desteñida blusa de Pinto me ofreció un diez; por el bolero, la taona cotin azal las nubes de vaho con que yo mismo de cacho y veinte botones de metal, Mariano Jilos empañaba, Cuántas cosas lindas había detrás ménez estaba pronto a darme quince centavos; de aquellos vidrios! Cajas de minúsculos fierros por la pelota de cera negra, el ronron y los jade carpintero, trompos listados con los colores de boncillos, me ofreció un cinco Ricardo Zúñiga la bandera nacional, boleros de durísima madera Valverde; y Narciso Blanco me propuso el cambabolitas de mármol con franjas de diversos colores, lache de mi trompo puyón de tope y la monilla porta plumas de cabo de puerco espin, cajitas do de cacho, por una hebilla grande de cobre con tres pinturas de agua, chilillos con pito, dulzainas, letras realzadas, obsequio de un sargenflautas de hojalata, y en fin, mil más que serin to de la Artillerin, pero ni un centavo en efectivo.
fastidioso enumerar. Ah, pero nada de eso era lo Hoy uno es diputado, otro es capitalista, el otro que atraía mi mirada ansiosa; lo que me clavahn es canónigo de la Santa Iglesia Catedral y el otro en aquella ventana, lo que llenaba mi corazón de es ministro, personas honorabilisimas, respetadiindomables deseos, era el simas y muy queridas para gran juego de soldados de mí, pero entonces me pareplomo que, según minuciocieron los cuatro mayores so Inventario que entonces judíos, grandísimos gorropractiqué y que no se borra nes, avaros, engañadores, y.
de mi memoria, constaba ténte, lengun!
do dos numerosos ejércitos, Solicité empréstitos de mis Francés y Prusiano, cada tíos y tías y abuelos y hasuno con un general a ta del Presidente de la Suballo, Estado Mayor, Cabaprema Corte de Justicia que llería, Húsares, Infantería, era mi tio abuelo político.
Suavos y Artillería, dos Mis bonos no se cotizaron.
cañones de cobre que por Bueno, ya está. a mi medio de resorte dispariqué me importa! Yo no tenban guisantes, y seis tiengo gran interés por los tadas de campaña. Los franles soldadillos. Hombre, ni ceses de bigote y perilla, si fueran de oro puro. Melos prusianos barbudos y jor, así no gasto mi plata y todos pintados brillanteme doy gusto con ella y más mente, aquellos de azul y adelante puedo comprar alrojo, estos de negro y gris go que sea deveras bonito y con espadas, y morrales, y que realmente me guste. y bayonetas y banderolas y que no sea tan debilillo y Lanzas y clarines y qué so tan sin gracia. yo. pues todo, todo cuanto en lo sucesivo, o me iba era necesario para quem a la escuela por otro camino Luluchacho de mis años, siete o, si indispensablemente teentonces, reprodujera a do nía que pasar por el BA.
Inicello las recientes batallas zar Atlántico. le volvía la de la guerra franco prusia.
espalda o cerraba los ojos.
na! todo aquel maravillo Inútiles precauciones; so conjunto valía una quellos soldaditos me se cuarta. es decir, cuatro pe Manuel González Zeledón guían todas partes, SOS y veinticinco centavos me atosigaban como necias oro de veintiún quilates!
moscas de verano, los tenía clavados en el cerebro, Oierto que yo no podía quejame en cuanto a soñaba con ellos y se habían convertido en conmi tesoro de juguetes; tenía papejote con tres gojosa obsesión.
ovillos de bilo; tenía bolero de guayacan, tenía No sé si por eso o porque me comi una docena ron ron de hueso, tenía trompo de puyón de tope de guísimos secos y durísimos y dos mangos verУ una monita de cacho, tenía cinco docenas de des con sal y tres guayabas celes y enseguida me jaboncillos, una pelota de cera negra para cuepas, tomé una jicara de chicha de maíz negro, lo cierto dos docenas cinco botones de metal y más de es que en el momento de sentarme a escribir mi cuarenta de palo y hueso, tenín caballo de palo plana de emes y eles, la casa principio a dar vuelde café con cabeza de cuero y tenía promesa for tas, el techo se fue hundiendo, el piso se alzaba mal de un par de ruedas de radio para perjevarme y se bajaba como buque en agitado mar, la mesa un carretoncito de cajón que me aliviaria la faena se escurría debajo de mis brazos y yo cai sin sensemanal de acarrear el diario. ah. se me iba tido en un abismo profundo, con horroroso zumolvidando! tenía una flamante cuchilla de mango bido de oídos y cólico agadinimo.
Cuando volví en mí, me encontré en cama, con de cuerno de venado con dos filosísimas hojas de acero castil que era la envidia de todo mi clase un enorme sinapismo de mostaza en la barriga, rodeado de mis buenas gentes, madre, padre, en la escuela de don Chepe Céspedes! no obstante todas esas prendas, desde que vi en el Baabuelos y demás familiares y con la certidumbre zar Atlitico el bellísimo juego de soldados.
de que mi estado era de suma gravedad y cuidado.
Se le avisó a mi madrina de confirmación, In todas ellas quedaron eclipsadas y les perdí toda inolvidable Señora Doña Bárbara Bonilla. persoestimación e interés.
na de muchas campanillas y de amplios haberes, Pero ¿cómo conseguir la mencionada cuaria.
quien ncudio presurosa a echar la bendición final para mí tan alejada como la misma luna. Cuánto a su enfermísimo ahijado para evitarle los amar no daria yo por poseerla a título de propietario ros dias de permanencia en el Limbo por falta y con el inalienable derecho de trasmitir sit pode esa formalidad espiritual.
sesión a cambio de los dos ejércitos de plomo.
Acercóse una espaciosa butaca a mi catrecito y. Y, hombre, qué buena idea!. usando de mi la aristocrática dama se sento en ella para verme crédito y por medio del ahorro. Veamos: yo teny acariciarme más a su sabor.
go como rentas fijas un cinco que cada sábado me. Cómo te sentís, hijito?
da mi madre para gastos menudos y otro cinco Bendito y alabado sea el Santísimo Sacraque mi abuela me paga también cada sábado por mento del Altar; buenos días, madrina. Me siento Jalarle el diario. Son diez centavos que. ah.
muy débil, pero yo creo que ya estoy mejor, pero se necesitan cuarenta y tres sábados, más de muchas gracias.
diez meses, para reunir la cuarta y mientras tanto. qué te hace falta?
ya el juego de soldados se lo habrá llevado otro. mi. Cómo de qué. de comer o de jumuchacho en mejores condiciones financieras que gar, De lo que sea.
Qué carachas, todo es probar; tal vez Don Ma Ah, pues lo que yo quisiera tener son unos nuel me abra crédito, me entregne los ejércitos y soldaditos de plomo que vende don Manuel Aryo le iré pagando pagando por abonos. dicho y güello y que.
puesto en prictica. Pues conta con ellos; ahora mismo te los Ese día limpie lustrosísimos mis zapatos, me mandaré.
arregle las mechas y me lavé cara y manos con Me eché a reír, a llorar, trataba de cantar, abundancia de jabón y tempranito me presente onería salirme de la cama, ansiaba volar y espar ante el afortunado propietario del Bazar Atkin.
cir mi felicidad por toda la casa, por todo el batico. Lo expuse mi querella concluyendo por po rrio, por la ciudad entera.
nerme la mano en el pecho y jurarle por lo más Cogí la mano enguantada en finísimo mitón de sagrado que los dieces de cado sábado y lo mis encaje de seda y se la besé con grandísima efu.
La crónica, vieja como las tradiciones y las leyendas, tiene, como estas, un sabor de vino rancio que embriaga, que encanta y que cren, entre vapores hechos fina encajería, una visión justa, exacta y artística. Es la crónica como una linda y coqueta muchacha que viste de colorines, como las gitanas, que canta, que sueña y que ama: cuando eanta es dulce, alegre a veces, a veces triste: de memoria se sabe todas las canciones de los pueblos del mundo y lo mismo aduerme a los hombres con cantos rosados de esperanza, como llora elegias sobre las tumbas del pasado y las ininas de lo que fue; cuando sueña, se transforma milagrosamente como una Cenicienta, y vive lo mismo en los Versalles luminosos y cortesanos, donde el fasto triunfa, como ambula con los soldados de los regimientos, calentándose al fuego de los vivacs, o, con tocas blancas, es en los fríos hospitales una hermana buena que consuela la desesperanza de los moribundos; cuando ama, todo lo embellece y lo prestigia de encantos, y es romántica como un trovador y dulcemente sentimental como una mujer, a ratos celosa como una Carmen andaluza o suncemente crepuscular como una Ofelin.
Gitana traviesa, curiosa y vagabunda, va errando por los pueblos y por los tiempos: su espíritu inquieto y sutil es sensible a toda impresión artistica: no hay nada que no la conmueva y así, es belica en la guerra, cuando se embriaga con la divina locura de los combates, con el brillo de las lanzas y el marcial acorde de las charangas; dulce en la paz, familiar y hogareña como ama de casa feliz; recia es en la meditación, alegre y jocunda en las fiestas, afligida en los duelos, amartelada en el querer, fogosa, decidora y aventurera.
Todo lo sabe y de todo se asombra, con un asombro de niño o de candido campesino que baja por primera vez desde los riscos montañeses a la ciudad llena de modernismos que lo deslum bran. Palpita cualquier soplo, le basta un detalle para evocar o una palabra para imaginar, gusta de comparaciones, y ora balla al son de las guitarras en las fiestas rústicas, como se mira, destellante de gemas, en las lunas de los espejos de los palacios.
En el castillo fue dueña beata y severa, o románca castellana soñadora que esperó largo plazo la vuelta del amado, partido la guerra; sabe del juglar que cantó al pie de los muros, bajo las ventanas, a la luz de las estrellas, y recuerda con melancolia al paje de talle de lirio, maestro en el arte de las caricias y de los disimulos; arrobada pasó las horas, evocando vidas y leyendas frente a los retratos de una galeria, o se dió a soñar heroicidades, resucitando hazañas, delante de la hojn de una espadn, frente a los engarabitados gavilanes de una antigua tizona o agitando la airosa y marcial pluma de um chambergo. Una capa, un lazo, una lanza, un guante o una cruz, tienen para ella el secreto inestimable de una linda historia de amor, de dolor o de gloria.
En las cortes de Oriente fue danzarina fue amante: tejió sobre ricas alfombras de Persia, desnudos los pies y disimulados los senos bajo las rosas babilónicas, velado el cuerpo en transparentes gasas, temblando en las ajorcas y en los brazaletes los diamantes y las perlas, todas las danzas de la voluptuosidad y la locura; fue la Sulamita del Cantar de los Cantares; fue Salomé, lúbrica y cruel, bailando sus lascivias delante de las pupilas turbias y muertas de San Juan; bayadera fue en los templos sagrados de la India, perdidos en medio de las selvas por donde braman los tigres feroces; y en el país del sol naciente, guardada por samurayes, bailó para regalo de la corte imperial en un decorado de porcelanas y de lacas, entre luces de colores, sedas, grandes crisantemas y fieros dragones fantásticos.
Es larga su historia: fue dogaresa en la Venecia de los Dux, amante del Papa Borgia y favorita del harem de los sultanes; mucho antes, esposa de Faraón, sacerdotisa de la luna y cuidadora de los ibis sagrados; mujer del César, miro los sort didos escondrijos de la Suburra, y una tarde, través de la esmeralda de Nerón, vio el incendio de Roma como un gran celaje sobre la ciudad.
La corte de los Luises vió su empolvada y rizosa peluca en las noches de fiesta; y allí, oyó al confesor y al cardenal requebrar de amores a la reina, y fue amiga de la Pompadour y de la Maitenon; el secreto de la juventud eterna se lo dio Ninon de Lenclos y aprendió el refinamiento de las Mars garitas y de las Maria Antonietas; Catalina de Médicis le enseñ6 mil fórmulas secretas para los perfumes y para los venenos; y corrió aventuras sin cuento cabalgando a la par de los mosqueteros del Rey.
Archiduquesa de las cortes de Viena, gran duquesa de la del Zar, lo mismo conoce los BOcretos de la corte de Austria, que las leyendas misteriosas del Kremlin; ha pasado noches en los frios panteones del Escorial, entre reyes muertos; las Tullerías no le guardaron secretos y en el Trianón, uma vez, dejó perdido un brodequín; linda y rubia lady, amiga de la Estuardo y enamorada de Buckingham, el Támesis la vió pasar a caballo por sus aguas, persiguiendo un ciervo herido; el Sena, bajo los puentes de la ciudad de luz, guarda el secreto de su desesperación; y bajo In esmeralda verde de las aguas del Rhin, oyó contar historias de viejas edades y abrazo el cadáver blanco de Lathelme, mientras que por los remansos bogar a la barca ilusoria de Lohengrin.
Los guerreros la vieron en sus campamentos amiga de sus soldados y de sus cadetes, en Flandes como en Italia. en Alemania y en Holanda, donde quiera que hubo ruido de armas y fragor de combates. Con los conquistadores, deslumbrada por las quimeras de Eldorado, vino al Nuevo Mundo y asentó sus reales en las cortes de los virreyes.
Varia y diversa, pinta y canta, sueña y llora, baila y se embriaga; cuanto toca acaricia y su paso es leve, como vuelo; sabe los secretos del tocador, como los del confesionario, y es sabia en política y refinada en diplomacia, y hace filosofía o narra cuentos que recogió de los beduinos en las noches del desierto bajo las palmeras y a la luz de los claros luceros o que aprendio de los pastores que viven en los picachos de la sierra o que oyó a los soldados viejos, a los romeros y a los caminantes; se hace grave, sabe ciencias y es maestra en artes, como en astrología y en videncia, tanto que suele a veces ponerse a profetizar sobre el futuro destino de hombres y de pueblos.
les, en suma, un conjuro: por ella hablan las ruinas, los recuerdos reviven, perfuman las flores, lloran los paisajes, resplandecen las cortes, rien las estrellas, cantan los mares; por ella se descorren los velos del misterio, se evocan las leyendas, surgen las tragedias, se puebla la noche de fantasmas y en la lontananz, se inmovilizan las quimeras; la tradición se incorpora, toma cuerpos el ensueño, el héroe se inmortaliza en actitudes gar llardas, la mujer se corona de frescas rosas y can ta el alma sn canción más honda; por ella la vida se fija en lienzos imborrables, la gloria y la virtad se alzan en alto relieves eternos y la verdad y el arte se afianzan envueltos en sutiles y perfumar dos cendales.
La crónica, vieja como las tradiciones y las leyendas, es una linda gitana vagabunda, elegante y visionaria, curiosa y narradora, llena de sabiduría, que va por el mundo a través de las edades siendo a veces humilde campesina, pálida griseta, bal larina alegre, hermana de la caridad, reina MAjestuosa, cantinera de los regimientos o monja virginal de silenciosos claustros; siempre soñadora, es inquieta, dulce, amorosa, aventurera y, sobre todo, es artista.
Magon Joaquín Vargas Coto ATHOS.
las mías!
decimiento. Ella me acarició con gran ternura, me bendijo, altamente emocionada y se retiró dejando en mi cuarto una estela de gratísimo per fame, en mis oídos una música arrobadora y en mi alma infantil un rayo tibio de Sol, pero y vivificante. como tres siglos después, un crindo de casa de donn Barbara, se presentó a la puerta de mi cuarto con una cajota grandísima que contenia los ejércitos de Francia y de Prusia y una gorra de militar francés y un sable de lata y una coraza de cartón forrado de azul con alamares de lana amarilla, es decir, que contenia la cajota la bendición de mi madrina y la de Dios y la Gloria y hasta la salud, que aprisa se me coló por todos gros vigorizrecho de tico organismo los gérmenes y bacterias y tóxicos y corpúsculos y demás chécheres que la tristeza, gmásimos, mangos, guayabas y chicha habían acumulado entre pecho y espalda!
Es claro, a los tres días ya estaba yo completamente restablecido; me plante la coraza, ceñi la espada, me encasqueté la gorra y en nombre de la gran nación francesa ultrajada, vencida y vill pendimda, declaré la guerra a Guillermo I, a Bismarck, a Moltke ya toda su chusma y durante una quincena entera, desde las siete de la maana hasta las seis de la tarde, excepto cortos Armisticios para las comidas, los guisantes secos volaban por todo mi cuarto sembrando destrucción y muerte, la caballería perseguin a los confusos (Pasa a la página 71)
que en mandados, obsequios y rcbuscas pudietno Estelfdlemmbaderleesdae sib lastimadonál friguien es regionernho del sistema Nacional e integriminimiserole dura y aventua alta Rica.
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