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Página LA TRIBUNA Miércoles 29 de Octubre de 1924 La verdad más fuerte que el sofisma Nuestro relación con los Estados Unidos no puede ser sino de dependencia.
Ricardo Jiménez La lógica también es más fuerte que las argucias abogadiles.
Veamos ahora cómo interpretó el Ministro Calvo lo de la cualquiera medida de que hablaba el memorándum del Subsecretario Wilson. Lo dice en su cablegrama de la misma fecha (21 de noviembre. Agradezco mucho a don Ricardo Jiménez la publicación de los documentos relativos al conflicto centroamericano del mes de noviembre de 1909. Esos locumentos, aun incompletos y hábilmente truncalos y traspuestos como están, constituyen plena prueba de que el Secretario de Estado Knox pretenlió en aquel entonces lanzarnos a la guerra contra Nicaragua, o contra su Presidente el General don José Santos Zelaya.
Para que se pueda entender mejor lo que dicen esas notas y cablegramas, es indispensable relatar, aunque sea muy sumariamente, los acontecimientos a que se refieren. Según parece, el General Zelaya había concebido la idea insensata desde el punto le vista de la política positiva de oponerse a un interés vital de los Estados Unidos, como es el de la posesión del canal interoceánico por Nicaragua. este respecto se ha hablado hasta de inteligencias suyas con el Japón. Sea lo que fuera, es lo cierto que el Gobierno de Washington consideraba al General Zelaya como su enemigo. La guerra civil estalló en Nicaragua principios de noviembre de 1909, el General revolucionario Emiliano Chamorro fué atacado en la bifurcación de los ríos San Juan y Colorado por tropas de Zelaya, que violaron nuestro territorio para hacer un ataque de flanco. Inmediatamente se pidió a Managua una satisfacción. Nuestras relaciones con la hermana vecina del Norte no eran a la sazón muy amistosas, circunstancia que agriaba el incidente. El Gobierno de Zelaya contestó con evasivas y dilatorias.
Así las cosas y por iniciativa de sus representantes en Washington, los Gobiernos de Guatemala y El Salvador tomaron cartas en la cuestión, a la vez que el de Washington manifestaba el mayor interés en el asunto y que le sería muy aceptable una protesta enérgica de Costa Rica con la cooperación de Guatemala y El Salvador. Así lo dice nuestro Ministro don Joaquín Bernardo Calvo en la nota que me dirigió con fecha 21 de noviembre de 1909. Esta nota venía acompañada de un memorándum entregado a los Ministros de Costa Rica, El Salvador y Guatemala por el Subsecretario Wilson, en la conferencia que con ellos celebró en el Departamento de Estado para responder a una gestión hecha por el Ministro de Guatemala, con el objeto de saber lo que opinaba el Gobierno de Washington sobre las irregularidades cometidas por Nicaragua. Este memorándum, no obstante estar redactado en ese estilo enigmático y cauteloso que suele emplear la diplomacia en los casos difíciles, nos permite penetrar en el pensamiento intimo de la Cancillería de Washington. En lo esencial dice así: Caso Gobierno de Costa Rica asumir actitud enérgica contra Zelaya, actitud Gobierno de Washington, Guatemala y Salvador será cooperar con Costa Rica. La intervención del Gobierno de Washington parece inminente. La acción conjunta de los Gobiernos de Costa Rica, Guatemala y Salvador evitará peligro intervención.
Ya lo sabemos sin lugar a duda. Se trataba de que Costa Rica asumiese una actitud enérgica contra Zelaya. Ahora bien, siempre que una nación asume respecto de otra una actitud enérgica, se coloca por el mismo hecho al borde de la guerra. Esto es axiomático. nadie se atreverá a negar, en vista del documento anterior (corolario del memorandum del Subsecretario Wilson, que el Gobierno de Washington no estuviese enteramente de acuerdo con que Costa Rica asumiera una actitud que la iba a conducir en derechura a la guerra.
Pero hay más. Coincidiendo con el cablegrama del señor Calvo, me visitaron los Representantes diplomáticos de Guatemala y El Salvador para proponerme que Costa Rica declarase la guerra a Nicaragua, ofreciéndome a la vez que sus respectivos países harían causa común con nosotros. Prueba evidente de que no sólo yo había interpretado en el sentido de hacer armas contra Zelaya lo resuelto en la conferencia celebrada en el Departamento de Estado. Respondí sin titubear que no obstante la actitud agresiva del Gobierno de Managua, Costa Rica no iría en ningún caso a la guerra, no sólo porque se lo vedaban expresamente las convenciones de Washington, sino también porque aquel incidente de frontera no le parecía justificar um paso tan grave. esto se me contestó que los convenios de Washington no eran un obstáculo, desde luego que el Gobierno de los Estados Unidos estaba de acuerdo con la acción conjunta, por cuanto los tratados resultaban inútiles mientras gobernase el General Zelaya, constante perturbador de la paz en Centro América; que el único medio de evitar la intervención en Nicaragua era derrocarlo. Insistí en mi negativa, añadiendo que aun cuando Costa Rica quisiera ir a la guerra y éste no era el caso no lo podía hacer por falta de preparación, dinero y elementos. Esto tampoco es un obstáculo se me respondió, ustedes declaran la guerra, mandan unos doscientos hombres a la frontera y nosotros nos eneargaremos de lo demás. Contesté lo único que se podía contestar. Que de parte de Costa Rica eso sería una indignidad.
Después de tales proposiciones. podía quedarme alguna duda acerca de lo que significaba la actitud enérgica mencionada en el cablegrama del señor Calvo? este contesté entonces que el Gobierno de Costa Rica no creía tener motivo justificado para hacer armas contra Zelaya; que estimaba que la acción conjunta propuesta era contraria a los Tratados de Washington y que deseaba mantener una actitud neutral.
Si, como quiere suponerlo el señor Jiménez, me equivoqué al interpretar lo de actitud enérgica en el sentido de hacer armas contra Zelaya. cómo es posible que el Ministro Calvo, veterano de la diplomacia y de seguro mucho mejor enterado que yo de lo que estaba pasando, no me sacase inmediatamente del error tan grave en que yo incurría?
No lo hizo el señor Calvo. En cambio se fue al Departamento de Estado y le ratificó a Mr. Knox la resolución inquebrantable de Costa Rica de respetar los Tratados de Washington y de no hacer armas contra Zelava. Qué impresión le causó al Secretario de Estade lo resuelto por Costa Rica? El mismo señor Calvo nos lo dice en su nota del 28 de noviembre: No pude dejar de notar que en manera alguna le había satisfecho lo expuesto por mí. Será muy aventurado deducir de lo anterior que Mr. Knox no deseaba el mantenimiento de la paz y el respeto a las Convenciones de Washington. Pero hay algo más. El señor Calvo, inquieto por la actitud de Mr. Knox, corrió en busca del Subsecretario Wilson y al hablar con él tuvo el pesar de im ponerse más a fondo de la extrañeza con que en el Departamento de Estado se miraba la actitud de Costa Rica. Cuál era la actitud de Costa Rica?
No hacer armas contra Zelaya. debemos creer que al pobre señor Calvo le llovía sobre mojado, a juzgar por el cablegrama que me había puesto dos días antes, el 26 de noviembre, el cual dice en lo que atañe al punto: Aquí consideran Gobierno de Costa Rica mira con mucha indiferencia violación territorio de Costa Rica. Un paso franco sería bien visto y salvaría a nosotros de situación embarazosa. Estamos en peligro de perder simpatía. Por qué se encontraba el señor Calvo en una situación embarazosa y Costa Rica en peligro de perder la simpatía del Gobierno de Washington. Porque la actitud pacífica asumida por ella no era del agrado de Mr. Know Si el señor Jiménez se hubiese tomado la molestia de publicar la documentación completa del caso, no me sería ahora necesario afirmar rotundamente, como lo afirmo, que no hubo tal indiferencia de nuestra parte en lo tocante a violación del territorio nacional. Para obtener la satisfacción a que teníamos derecho, se hizo todo lo que era posible hacer dentro de los límites marcados por los compromisos inter nacionales y lo que permitían los intereses supremos de la nacionalidad centroamericana. puesto que ha llegado el momento de hacerlo, debo declarar aquí altamente que al único prócer de verdad que tenemos hoy, a la más poderosa inteligencia y al más noble corazón de Costa Rica, al Lic. don Cleto González Víquez pertenece todo el honor de la conducta observada por nosotros en tan peligrosa situación, pues yo no fuí más que su fiel intérprete. la admiración que por esa conducta merece el señor González Vi quez, será todavía mayor cuando se recuerde que Ze.
laya era su enemigo. Con decir una palabra pudo haberlo aplastado; pero en el corazón de Cleto González Víquez no tienen cabida las malas pasiones.
Perdida la esperanza de derrocar al Presidente de Nicaragua por medio de las armas de tres repúblicas centroamericanas, Mr. Knox nos hizo saber que los Estados Unidos estaban listos a intervenir en Nicaragua, siempre que los Gobiernos de Costa Rica, Guatemala y El Salvador solicita en esa intervención. esto también se le dijo que no y asi consta en una nota mía que el señor Jiménez publica truncada y sin fecha.
El final del conflictos a lodos conocido. El General Zelaya cayó. como cayó!
Cuando me anunciaron hace cuatro días que el señor Jiménez iba a demostrar con documentos que Mr. Knox no nos había empujado a la guerra en 1909, confieso que me quedé asombrado. Pensé que esto no podía ser cierto, porque el señor Jiménez hapia seguido personalmente día por día el desarroll de los acontecimientos desde el principio hasta el fin.
Para él no hubo nada secreto, porque así lo había dispuesto el Presidente González Víquez. No recuerdo que él pusiese reparo alguno a la conducta observada por el Gobierno, ni siquiera a la interpretación que se dió a la actitud enérgica de que hablaba el cablegrama del 21 de noviembre. Hoy podría de cir tal vez que se abstuvo de hacerlo por no lastimar mi vanidad a puntando mi torpeza; pero entonces no se justificaría que me ofreciese en aquel tiempo el cargo de Ministro en Washington, ofrecimiento muy honroso para quien no había sido su partidario político.
El señor Jiménez dice que mis afirmaciones son hijas de mi fantasía y de mi inquina no disimulada contra los hombres y cosas de los Estados Unidos de América. Qué habría dicho don Ricardo si yo fuese el autor de la milésima parte de los denuestos que él ha proferido de palabra y por escrito contra eses mismos hombres y esas mismas cosas? Verdad es que ahora los cubre de flores, al punto que se diria que el señor Jiménez no tiene más opiniones que las que le dictan sus conveniencias. En esto se parece mucho al sable del celeberrimo monsieur Prudhome, que lo mismo servía para defender las instituciones como para combatirlas, según soplase el viento.
El Gobierno de los Estados Unidos no se siente llamado a expresar sus miras precisas con respecto a las medidas que la mayoría de los gobiernos puedan prudentemente tomar en caso de que las convenciones, en la opinión de ellos, estuvieran amenazadas.
Está perfectamente entendido que si la mayoría de los gobiernos directamente interesados se sintiera com pelida a tomar cualquiera medida conjunta en vindicación de las convenciones, dicha medida será únicamente tomada por ellos conjuntamente con un acuerdo definitivo para el mantenimiento del statu quo ante inmediatamente después del solo propósito en mira, a saber: apoyo conjunto de las convenciones de una manera que conduzea a la paz de Centro América para la cual fueron firmadas.
LUIS CRUZ MEZA Se trataba, pues, de dos cosas: Primera, de tomar cualquiera medida que las partes interesadas estimasen necesaria para defender las Convenciones centroamericanas de 1907 maltrechas por el General Zelaya. Segunda, de volver inmediatamente al statuo quo anterior a la cualquiera medida que debía conducir en definitiva a la paz de Centro América. Cuál era ese statu quo a que aludía el memorándum? Evidentemente el establecido por las Convenciones de Washington. Cuál era el objeto primordial de esos pactos?
El mantenimiento de la paz en Centro América.
Si esta paz no debía interrumpirse en virtud de la cualquiera medida que se tomase. por qué exigía el Gobierno de Washington que se volviese al statu quo ante, o sea a lo prescrito por las convenciones (la paz de Centro América) tan pronto como se hubiese conseguido el propósito que se tenía en mira?
ABOGADO NOTARIO Su oficina siempre en el mismo lugar: frente al costado del Sagrario de Catedral.
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