Guardar

Página LA TRIBUNA Sábado 10 de Enero de 192 DE LAS FIESTAS DEL CENTENARIO DE AYACUCHO EL POETA TORERO Nuestro estimado compañero don Rogelio Sotela había llegado muy contento a nuestro carto. Se le veia la felicidad peética retratada en su rostro sonriente y elegre. Acabo de estar con Valencianos dijo. el maestro. Vive aquí cerca de nuestro cuarto. Si viera usted qué persona más interesante! Imagínese que no se conocen Lugones y él, y como yo conozco ya a Lugones, he de hacer la presentación esta noche. Me tocará juntar a dos océanos. por donde yo vengo a ser una especie de Canal de Panamá.
Entre tanto Valencia, el gran poeta colombiano, paseaba su aburrimento por los pasilos que daban a nuestros cuartos, y sin perder la oportunidad fuimos presentados a él por el mismo amigo Sotela, quien no cabía dentro de su infantil regocijo de poeta al poder enseñarnos al maestro Valencia, como solía llamarlo con respeto profundo.
Guillermo Valencia es una especie de abate vestido de paisano. Al verlo caminar por los pasillos estrechos y alfombrados del hotel, se nos antojaba todo aquello un clausIro monacial. Las manos del poeta cogidas hacia atrás como si fueran los dos extremos de un cilicio, la frente, la hermosa y marmórea frente un tanto inclinada hacia el misterio de la tierra, los ojos fijos, la melena desmelenada y los pies firmes, seguros, rítmicos coy mo sus versos, se deslizaban suavemente sobre la novísima alfombra de Damasco.
se mostraba interesado por el movimiento intelectual de Costa Rica. Poco he leído. nos dijo después a Ricardo Jiménez, el actual presidente de ustedes, pero por lo poco que conozco, comprendo que, además de ser un político, es un eminente literato. Cuando usted vuelva a Costa Rica, le agradeceré mucho que me todo lo que pueda de Ricardo Jiménez. Crea que tengo verdadero interés en conocer su labor.
Como le digo, me parece un pensador eminente y un hombre de fácil pluma y de abundantes ideas. Con mi estimado amigo de Costa Rica el señor Alvarado Quirós, he conversado en Chile sobre los hombres de su tierra.
También nos extendimos nosotros en referencias sobre la personalidad del Presidente Jiménez. Todas ellas no solamente parecían interesar al poeta sino que lo entusiasmaban.
Al conocer alguna anécdota de nuestro Presidente, sonreía y nos pedía más detalles que nosotros pudimos proporcionar del mejor modo posible. Es lástima en verdad nos dijo que los hombres de valer en la América se conozcan tan poco. veces la política hace perder a los hombres el lustre que tendrían si solamente fueran lo que son en verdad.
También nos habló Valencia de don Justo Facio. Parece que en otros tiempos con servó con él amistades epistolares y no se borró nunca esa amitad.
Pero estaba resultando lo de siempre, que lejos de ser nosotros los interrogantes, veníamos a ser los interrogados. Queríamos conocer un poco de la vida del poeta, no de la vida que todos conocen sino sus aspectos íntimos, sus defectos, sus secretos más bien. Señor Valencia. dijimos. asistió us ted hoy al ceremonial de la Presidencia?
Valencia nos quedó viendo un minuto como asustado, como alarmado de que le hiciera mos aquella pregunta. Pero es que usted no sabe nos dijoque hoy, a la misma hora, había una corrida de toros. Usted no está todavía en Lima?
Belmonte, Gitanillo, cada uno con su cuadrilla. y ¿cómo quería usted ue yo asistiera a ceremoniales habiendo una corrida? Los ceremoniales hay cualquier día y una corrida, la espera eterna, de la espera del descon do, del principe encantado que ha de lleg así, en una noche como esta con el peso aburrimiento de los saraos y con el entusi mo de las espumas locas del champaña. Cua do llegamos a nuestro cuarto, pedimos un pl co de cerveza que compartimos sentados los bordes de nuestras camas. Sotela, nuests compañero, dormía hacía tiempo, y como atención a Valencia, quisimos despertarlo; ro Valencia, lleno de santo temor, lleno respeto, nos dijo. No turbe usted el sueño de los poetas.
cuando los poetas duermen, es que están ñando. Los versos que ahora escribe rán sin duda los mejores de su vida.
Serían las cinco de la mañana cuando despedimos. Los ojos de Valencia estaban tu bados y brillantes. Casi tenemos seguridad que por su frente cruzaban en tropel las ravanas de versos, rápidas, fugaces, como tasmas indescriptibles. Dentro de poco dijimas estará ted como Sotela. escribiendo versos sob las discretas y silenciosas páginas de la mohada.
por muchas que haya, no se repite nunca. Yo preferí la corrida. Una cosa enorme. había que ver aquello. Pero, usted no fué hoy a la corrida?
Sentíamos que Valencia nos despreciaba ce; de lo más alto de su personalidad. No podía comprender jamás que, estando en Lima habiendo corrida de toros, nosotros hubiéramos asistido a ella. Tuvimos que confesar con pena que no habíamos asistido a la corrida para descansar un rato. Qué cosas. qué cosas. decía el poeta, recordando tal vez aquella tarde de toros o comentando nuestra indiferencia por ellos. De modo, señor Valencia. repusimos. que a usted le apasionan los toros. Claro. Como que he escrito un manual de tauromaquia. Yo, de no haber sido poeta, habría sido to laro. eso cómo fue preguntamos variando la conversación, que usted pedió las elecciones para Presiden:e, señor Valencia. Eso ya pasó. Ahora hay que luchar de nuevo. Lo que sucedió fue lo de siempre, que mis lugares, los que me vieron nacer, los que son mi sitio, fallaron a la hora de votar. En cambio, de los otros lugares de la República mis votos fueron muchos.
Pero a Valencia poco le gusta hablar de la política. En política como literatura, dice siempre que está trabajando activamente y nada más. Su filiación es bien conocida. Si Lugones quisiera ser un emperador con legiones pretorianas, en cambio Valencia posiblemente quisiera ser un Arzobispo Político de Colombia. Sobre sus espaldas, dicen que dice, lleva muchos siglos de religión y de idales conservadores.
Por lo demás, la figura de Valencia es interesante. Aquella su frente blarca, pura, transparente, bajo la que se ven casi cruzar en caravanas los nervios de los versos que medita, aquellas sus maneras monacales, aquel su timbre de vez discreto y suave como rayo de luna, nos atraían poderosamente. Hablaba con justeza. Nunca lo oímos decir más palabras de las de la cuenta. Jamás estaba en poses ridículas, ni nunca se entusiasmaba por nada, a menos que no fuera por una tarde luminosa de toros.
Algunas veces estuvimos con él en muchos de los bailes. Más que bailar observaba, y de vez en vez se acercaba a los bares para tomar con sabor de sibarita una buena copa de champaña o de cerveza. Una noche, como a eso de las tres de la mañana, nos invitó a salirnos del baile.
en Nuestra nerviosidad ingénita no podía acompañar al poeta en sus paseos al rededor de su cuarto; pero haciendo un sacrificio más, le acompañamos un buen rato para conversar sobre diversas cosas de su personalidad. Cómo está García Monge? nos dijo de primero es un gran amigo mío, aunque no nos conocemos. La revista de García Monge es la revista de América. Ninguna como ella ha logrado convertirse en el órgano oficial de los poetas y de los escritores latinoamericanos. Es en verdad una labor digna de un grande hombre.
Todas las referencias que pudimos darle acerca de la persona del maestro García Monge le agradaron sobremanera a Valencia, quien un Frecuentmeente seguímos viendo a Valer cia cruzar por nuestros pasillos en su actitud reposada de abate o de marqués. Siempre car biábamos con él algunas frases, algunosc mentarios, algunos chistes. cosas de aqui a vide, exótica de los días de Lima; per nunca se nos olvidará al Valencia que vimo pocos días después en la gran corrida de tor que se dió en honor de los huéspedes del rú. Aquel Valencia ehtaba transfigurado, vimos más alto, con los ojos más brillantes, pie siempre, absorbido por las suertes de toros y toreros que sobre el redondel de plaza de Acho eran la nota de color de aque llas fiestas. Los toros y toreros de aquell tarde, al volver la vista hacia el palco pra dencial, han de haber quedado sorprendido de aquella figura erguida, destacada, que o mo una estatua viviente contemplaba hasta último dtalle de la fiesta.
Intentamos saludarle desde nuestro asiento muy cercano de su sitio, pero fue en balde Valencia estaba en aquellos momentos com un devoto oyendo el santo sacrificio de la sa. Todo ojos, todo sensación.
Cuando pudimos verle al otro día, le di mos. Es curioso todo ecto, amigo Valencia. El el primer centenario de la libertad, de la em cipación de España, la fiesta más solemne, mejor regocijo de los libertados, es una com da de toros tal y cual se juegan en Espai desde hace tantos años. En verdad. Pero es que los toros Valencia son la más grande fiesta del valor y de la luz y de la energía y del arte.
Cuando nos despedimos de Valencia, lo hiy cimos muy afectuosamente y somos portade res de muchos mensajes de cordialidad de parte para los hombres de letras de Costi Rica. decir verdad, no fue Valencia de las pe sonas menos admiradas por los que concurr mos a estas célebres fiestas de Ayacucho. el dlmanaque de las Tres Divinas Protectoras 1925 Mire usted. nos dijo. la noche está muy linda. Aquí dentro hace mucho calor.
Podemos sustraer nuestros sombreros y nuestros abrigos con facilidad, y cerveza podemos tomarla fuera, en nuestros cuartos mismos.
Accedimos a sus invitaciones, y bajo la her mosura de una noche de luna, y en compañía de Tulio Cestero, Ministro de Santo Domingo y gran amigo, nos dirigimos al hotel no sin antes dar vueltas por las calles oficiales de la capital peruana, sorprendiendo el silencio de las antiguas casas conventuales a través de cuyas ventanas enrejadas, en muchas de ellas, se adivinaban siluetas femeninas, incitantes, en esa act tud misteriosa de Ramón Caldera.
Nos será muy placentero que usted solicite un ejemplar de este artístico y lujoso Almanaque de pared en cualquiera de las farmacias donde se venden los famosos productos de la Casa Bayer, y se sirva aceptarlo con nuestros deseos por su prosperidad durante 1925.
Este Almanaque será un bello adomo para su hogar y habrá de pres.
tarle, entre otros, el servicio de recordar a usted y a los suyos que la Cruz Bayer es la marca más digna de confianza, y que la Cafiaspirina no debe faltar en ninguna casa porque es lo mejor que existe para dolores de cabeza, muelas y cido; neuralgias; reumatismo; resfriados, etc. Obra rápidamente y nunca afecta el corazón.
PALUDISMO! MALARIA. QUINOFORME QUININA EN FORMA SUPERIOR NO AFECTA LA CABEZA AMPOLLAS INYECTABLES Ogr. 25. gr. 50, 1gr. 19. 25, 197. 50 оли COMPRIMIDOS a Ogr. 25 y Ogr. 50 PILOOR AS a Ogr. 10 Por motivo de su efecto tónico y laxat LAXATIVO BROMO QUININA es sapet a la Quinina ordinaria. No produce per aldad, al malestar en la cebeza. Teagare cuenta que solo hay un Bromo Quiskas La firma de GROVE CD cada caji es de todas las Sales de Quinina LA MAS SOLUBLE LA MAS RICA LA MAS ACTIVA En inyecolones, ningun dolor!
BAYER H. LACROIX. 29 et 31, Rue Philippe de Girard, PARIS.
Anúnciese en este Diario Precios. Sobrecito 15 cts. Sobre 25 cts.
Tubos 25 y 50 Vinagre del Reino Las Mejores Cervezas por su Pureza y Calidad TRAUBE ESTRELLA Las preferidas por el SELECTA Público Consumidor El mejor vinagre de mest ra cuantas neaciones se querido.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Migu Bibliotecas de umst.
De venta sólo en las Boticas

    Spain
    Notas

    Este documento no posee notas.