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Página LA TRIBUNA Jueves 19 de Febrero de 1925 III PROTECCIONISMO Escarceos económicos al rededor de un tema de actualidad tras logremos mantener esa conducta, importaremos oro, pero con él importaremos miseria. Nos encontraremos con más dinero pero con menos comodidades.
UN VIEJO PREJUICIO MANERA DE HACER DINERO QUE CONDUCE LA MISERIA Al primero de los grupos en que hemos dividido los argumentos proteccionistas, pertenece éste, de la Escuela Mercantil: Una nación se enriquece por medio de sus exportaciones y se empobrece por medio de sus importaciones.
Dándolo por probado, sus mantenedores deducen esta consecuencia: Por lo tanto, es necesaria una fuerte tarifa arancelaria que evite la importación de lo que se puede producir en el interior rara, así aumentar el capital del país y lograr que el dinero, que de otro modo se emplearía en comprar cosas afuera, se emplee en dar colocación a los trabajadores del interior.
Tal modo de considerar la protección es muy superficial. Por de pronto, ninguna nación puede hacer dinero por ese medio. Porque, en definitiva las exportaciones se pagan con las importaciones, y viceversa, y a la corta o a la larga se equilibran. Los artículos se compran con artículos; el dinero es sólo la mercadería intermedia, pero no el fin último o determinante del trueque.
Para comprende lo erróneo de esa teoría, vamos a considerar a dónde conduciría su práctica. Si un país redujese sus importaciones y aumentase sus exportaciones en cantidad y durante tiem po suficientes se hallaría con una acumulación de dinero que elevaría los precios en el interior convirtiéndolo en um excelente mercado para venderle. En cambio, esos altos precios dificultarían las ventas de dicho país y, por consiguiente, retringirían sus exportaciones.
Todo pugnaría por quitarle su oro, que se habría convertido en mercancía depreciada en su propio mercado a la par que subía de precio en el exterior.
Todo artículo busca el mercado en que mejor se le paga y huye de aquellos en que se le paga poco. No se diga que esto podría evitarse por medio de otras leyes que impidiesen su salida, porque la experiencia de los siglos ha demostrado la futilidad de esas medidas. Ningún estadista (un economista nunca lo hubiera intentado) ha logrado impedir el movimiento natural de los metales, oro y plata, que sirven de moneda. No existen vallas que impidan la salida del oro de la circulación cuando debe salir, y, si se lograse encerrarlo en ellas, el efec to sería el mismo que si desapareciese.
ya que el oro enclaustrado presta el mismo servicio que el que está en el fondo de las minas; es decir, ninguno.
plica la cantidad de dinero que los bancos pueden prestar y que todos en Costa Rica, podemos adquirirlo en las mejores condiciones posibles de baratura y de comodidad de plazos; supongamos otra condición favorable felizmente, esta no será una simple suposición, sino una realidad: hay tierras suficientes, de prodigiosa fertilidad y asequibles a todos. Tenemos capital y tenemos tierra: vamos a sembrar. Pero el número de trabajadores no ha aumentado. Por de pronto si hubiese algunos sin ocupación, la encontrarán. Colocados todos los brazos, y aun antes, principiará la pugna de los finqueros por arrebatar se labradores. Se ofrecerá mayor jornal. Algunos cultivos, los de poco rendimiento, no resistirán el aumento del jomal y serán abandonados, a menos de que el precio de venta de sus productos se eleve lo suficiente para cubrir el mayor precio de costo. Por simpatía, por ley económica. los productos se cambian por productos subirán todos los artículos y todos los servicios. El mayor jornal de los trabajadores sólo habrá servido para que paguen a más alto pre cio su sostén. Habrá mayor producción?
No; habrá desviación de la producción; esto es: habrá aumentado en un ramo con perjuicio en otros porque uno de los factores de la producción, brazos, no ha crecido a la par de los otros dos, capital y tierra.
Volviendo a la teoría proteccionista.
El aumento de dinero que ésta busca, sólo puede lograrlo por el sacrificio de las cosas útiles que el dinero permite comprar. Si sólo exportamos y detenemos la importación, es cierto que mien Y, aquí, conviene decir algo contra un viejo prejuicio sustentado. no exclusiva ni especialmente por el pueblo, sino por buena parte de nuestra clase directora. Consiste en la creencia de que el comercio de importación es un tributo empobrecedor que pagamos al extranjero. un inteligente banquero le oí afirmar que para remediar nuestra miseria deberíamos cerrar las puertas del país a los artículos extranjeros.
Hablaba de buena fe. Renegaba de los ferrocarriles que, a su parecer, nos tenían arruinados, y recordaba con nostalgia los trenes de carretas que conducían la corta cosecha de café, al puerto de Puntarenas.
Para pensar así es necesario olvidar que ninguna nación puede bastarse a si misma; que la misma naturaleza creadora ha diversificado las tierras las ha dotado de distintos elementos, las ha hecho aptas, en unos lugares, para un cultivo y para otros distintos, más allá; que los climas, las condiciones atmosféricas, la situación geográfica, etc. etc. imponen con fuerza esa diferencia de productos en las distintas regiones y cbligan así, al intercambio constante de materias y de pensamientos para procurar la abundancia de todo en todas partes, y la mayor y más rápida extensión de la cultura.
LO QUE ES VERDAD EN COSTA RICA, ES VERDAD EN TODO EL MUNDO Si esa tesis contra la importación fue se verdad en Costa Rica, lo sería en to.
do el globo; porque una cosa no pue de ser cierta en un lugar y falsa en otros. Si todas las naciones la sustenta.
ran, si todas impidiesen la importació del artículo exterior perderíamos todas las ventajas adquiridas por el libre cambio. Cultivaríamos unos cuantos granos de café, los necesarios para nues tra población, porque no pudiéndolo er.
portar, de nada nos serviría cualquier excedente que produjesemos. La Argen tina, Rusia y Estados Unidos harían lo propio respecto ai trigo; Australia reduciría a lo indispensable su producción de algodón; China y Japón dejarían descansar sus sederías y porcelanas; Francia, España e Italia arrasa.
rían sus viñedos y cortarían sus culti.
vos frutales; Inglaterra dejaría podrir en sus arsenales los buques inútiles ya, porque nada tendrían que transportar, y nuestra civilización siglo xx, nada tendría que envidiar a la época del milenario, con sus lambres, sus miserias y su barbarie.
Ah. pero entonces nos bastaríamos a onsotros mismos: produciríamos nues.
tro trigo, nuestros vestidos, etc. etc.
Concedido. Pero, ja qué costo. Hace algunos años pregunté a un finquero. por qué no siembra Ud. trigo y así no tendría que comprar su harina Porque emplearía para producirlo más tierra, más trabajo y más dinero del que me cuesta obtenerlo a cambio de una pequeña cantidad del café que produzco, me contestó. No encuentro argumentos que superen a esa contestación de simple buen sentido para combatir el error de quererlo producir todo. Extremando la tesis, ese error, entre naciones, equivaldría al que cometerían los individuos queriendo cada cual, producir sus vestidos, sus alimentos, su casa, etc. a eso es a lo que tiende la política proteccionista extrema.
LA MAYOR EFICIENCIA EN EL MENOR ESFUERZO En alguna parte lei que la política.
proteccionista es la del avaro que limita la satisfacción de sus necesidades.
impulsado por la pasión de atesorar el dinero que para pada le sirve, puesto que para nada lo usa. si esa no es conducta propia del hombre, menos aún lo es del aglomerado de hombres que se llama nación.
Esta no debe dedicarse a la acumulación del dinero, sino al fomento de sus fuentes de riqueza para emplearla en la adquisición de comodidades y de cosas que otros pueblos pueden ofrecerle a menor costo del que le costaría producirlas por sí misma.
Este, y no otro es el camino, como tendremos ocasión de ver, que lleva a una mayor suma de comodidades, a un Teal aumeto de salarios, a un standard de vida más equilibrado a una mayor civilización.
Se alegará que no se trata de impedir toda importación sino de proteger la producción de todos los artículos que se pueda y así tener más dinero para importar lo que realmente no podemos producir. Pero, si nos dedicamos a pro ducir cosas que otras naciones pueden producir con mayores ventajas naturales, en lugar de ganar dinero lo estamos perdiendo, siempre que podamos emplear ese mismo esfuerzo en crear artículos para cuya producción tenemos ventajas, de clima de tierras o de hábitos, que constituyen un monopolio natu ral. Llevar nuestro esfuerzo a meos provechosos de los que poderos emprender, es perder tiempo y dinero.
El regente de una fábrica puede crear que economiza salario dedicando una hora del día en barrer personalmente su oficina. Se ufanará con el colón del barrendero que ha economizado si 119 tiene en cuenta que esa hora le habrá producido diez veces más en su propio trabajo.
TOMAS SOLEY GUELT Tal aceptación debe ser bien merecida EL ORO ES PERJUDICIAL?
NINGÚN cigarrillo jamás pudo patías del público sin merecerselas. La popularidad del Chesterfield, constante en su aumento, solamente se debe a su mejor calidad comprobada por su delicioso sabor.
Siempre que por cualquier evento aumenta la cantidad de oro sobre las necesidades del mercado, ese aumento resulta perjudicial, porque si eleva los salarios eleva a la par el costo de la vida, y así en nada mejora el nivel de las clases trabajadoras y aun de aquellas cuyos gastos, normalmente, guardan equilibrio con las entradas. No es, tampoco, cierto que esa abundancia de oro aumente el empleo de brazos, porque la demanda de trabajo no se mide por la cantidad de oro acumulado sino por la capacidad para comprar que ten gon los consumidores.
En realidad, el aumento de capital sólo es beneficioso cuando significa aumento de comodidades para todos. Lo importante no es su acumulación sino su más perfecta repartición. El capital disponible debe estar en relación con el número de habitantes con la cantidad de terrenos, con las vías de comunica.
ción, etc. ete. en resumen: con las demás formas de riqueza Un ejemplo hará esto más claro y po drá servir, al mismo tiempo, para reducir a sus justos límites la constante aspiración por aumentar indefinidamente los préstamos baratos en nuestros bancos. Constantemente se oye esa grita: Precisa que los bancos den capital barato y a largo plazo para aumentar la producción!
Pues bien: supongamos que se centuChesterfield Ostegfield CIGARETTES CASETTES STATUS a millones enipleos Satisfacen Agentes Limon Trading Company Liggett Myers Tobacco Co.
16 CIGARRILLOS POR 60 ctms.
CON UNA VERDADERA CAJA DE FOSFOROS Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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