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10 Suplemento de LA TRIBUNA BODA CAMPESTRE Aquiero GJOBBS. Bueno, pero dame vino.
Silencio. Cristián, Miquela. el matrimonio es el nudo que se forma con la cuerda del amor de los cristianos que habitan bajo la tierra.
Ve un muchacho a una muchacha ose miran viceversa, y se hablan cuatro palabras y se entienden y a iglesia: y aqui brindo por Cristian y aqui brindo por Miquela; pa que les cante el amor, ya por dentro, ya por juera. Bueno LiQue viva el Alcalde. y haiga siempre primavera que les regale sus flores y enfertilice sus tierras; por que no falte el cariño, ni se formen peloteras, y porque lleguen a viejos y que confesados mueran, dejando a los hijos machosen brazos de las nueras, y en los brazos de los yernos dejando a las hijas hembras; y que encuentren por remate, cuando la pelona venga del cielo de par en par esparnancadas las puertas. Bien. Muy bien! Vivan los novios. Viva el Alcalde Ledesma. Viva Tiodora Camacho. Que viva. Viva mi agüeta. Amarrenlo. Fiii. La tuya. Música, música, Cerdas. Listos. cuál le sampamos. Arrimale a La Cajeta. Tocan. Con dos cuetones anuncian la salida de la iglesia.
Delante va el padre cura, sigue el alcalde Ledesma, for Vindas el curandero y luego el mestro de escuela Tras de estos grandes señores marcha la gentil parcja.
Es justo que en describirla puntualmente me defensa Aquipo lcieverria y natural que principie por la niña, por Miquela.
Tomará tener veinte años. según dice na Sotera, la madre; sus veinticuatro al contar de malas lenguas, que sostienen ser nacida pal tiempo de las virgüelas, mucho antes que el Presidente despachara para ajuera al señor obispo Thiel.
que Dios en su gloria tenga.
Ya sean veinte o veinticuatro, o veinticinco o cincuenta, es lo cierto que la rifia debió llamarse Perfecta.
por su cara, por su cuerpo, por su sandunga y etcétera.
Lleva un vestido de gasa, que de Santa Cruz saliera. Cristo, el hijo de Maria, con peto de lentejuelas, Al llegar junto a la casa, el Salvador de la tierra, y unas florecillas blancas asoman por la tranquera y penden de las paredes enredadas en las trenza3. los suegros de la muchacha tres cromos que representan Es blanca también la faja que muy compuestos esperan. a la Virgen del Socorro, que la azota las caderas Alli tiran diez cuetones, San Ramón y Santa Berta.
y blancos los chapincitos tres descargas, dos boinbetas, Además hay unas jaulas y blancas sus carnes frescas, yen unos vasos azules en que cantan la tristeza y más blanca todavia vierten cuatro o seis botellas de su libertad perdida, el alma de la doncella, de sus vientres virginales cuatro monjitas cerreras.
que tiene los dientes finos el fuerte sabroso néctar, y brillantes como perlas, infierno que sabe a gloria y dos ojos que en el cielo y que apenas bala trepa.
de su rostro son estrellas. Después de pasar el trago Sudando llega la madre estrellas donde se mira los hombres dan a las hembras, con una enorme bandeja el mozo de la Verbena.
en unas copas labradas, en que el caldo de mondongo que la sacó de su casa ya rompope. ya mistela.
en tazas grandes humea, por la puerta de la iglesia. Acuerdense dice el cura azas que en letras doradas Un mozo que tiene milpa que hoy nos toca la novena exhiben estas leyendas: y a más de milpa carreta, y la visita de altares. Vos sois mi bien. Vida mía amén de un potro melao. conque, vamos a la mesa. Domitila. Clara. Chepa.
hijo de una yegua overa Yo me levanté aclarando No me olvides. Hasta cuando. que don Francisco Peralta y estoy viendo las estrellas. Ildefonsa. Filadelfa. trajo de Lima o de Suepcia En ti pienso. Caralampio. como dijo en el Congreso Tuyo soy. Balvanera. un diputado de Heredia; y otros muchos que no pongo que tiene su pita fino, En una sala espaciosa por no hacer la lista eterna.
una hermosa yunta nueva, cinco. burras patituertas Acabado el mondonguito arado de California sostienen algunas tablas van circulando en la mesa y la trojccita llena; tapadas con manta nueva. el Oporto de seis reales, dos manzanas de café, En taburetes de cuero el Málaga de sesenta, una casa y una huerta, se sienta la gente seria: algunas cervezas Traubes y un fusil de julminante, para el pópulo hay escaños y el endemoniado Angélica. una vaca cajuelera adornados con tachuelas.
que baja como una bala y su montura y su pico, En un camarin de lata, y sube como una flecha.
su puñal y su cruceta que escoltan dos azucenas. Que hable el cura.
Un mozo de mano dura, un perro de porcelana. Yo no puedo.
pero con el alma tierna y ocho cabos de candela. Diga algo el mestro de escuela a quien por amor o miedo sus amantes brazos abre Yo tampoco, estoy de luto.
en todas partes respetan: sobre una cruz de madera. Pos que se bote Ledesma.
que si suenan sus limosnas, sus pescozones resuenan. Naide le pone la pata en astintos de pelea, y si arrebata el machete no queda en el prado yerba. y lo mismo despalota que tiende alambre en la cerca, o amansa un par de novillos, o monta una mula nueva, o saca suertes a un toro sin cobija ni chaqueta.
Que Cristián, el de ña Rita, es un hombre de de veras.
Viene detrás de los novios invitados, parentela.
y después la chamusquina enredada con la orquesta en que va un acordión, tres guitarras, dos vihuelas, un clarinere sin llaves y un violin con una cuerda.
todos bajo la batuta de for Aniceto Cerdas, el músico más templao Una tonada, Puyónle grita Casta Marchena. Qué cante! reclaman todos. Bueno, pos pa complasela voy a cantale. Nor Cerdas, usté sabe el ya yay. Aunque nunca lo supiera, Me basta que me digas tan sólo cómo encomiensa.
La, do, re, mi, fa, sol.
Sampale, que no hay tranquera. Canta) ya yay, linda negrita a ya yay, que yo quisiera saber si son suavesitas tus almuadas y tu estera.
Puyon interrumpe el cura. eso es una desvergüenza. Ese es el patas safao. Caniate La Panameña.
De nuevo intervinie el cura. En no siendo desonesta que cante lo que le guste.
Puyón tose carraspea. y después de tres registros una su cantada suelta en que salen a lucir los diamantes y las perlas, el perjumen de la dicha y las amarguras tiernas.
Terminada la canción, al cura que está de vena, levanta la copa en alto y brinda por la pareja. las cuatro de la tarde el matrimonio se marcha caminito de la gloria, caminito de su casa.
En tanto junto al fogón la madre de la muchacha, al humo que brota denso arrima la enjuta cara, y las gotas de su llanto se evaporan en las brasas.
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