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EU PABELLON LIBERAL JESUS JIMENEZ NUESTRA huonido hoja no puede ni debe sustraerse de rendir justo homenaje a la memoria del eximio ciudadano que acaba de bajar la tum: bn, agobiado por setenta y cuatro afos de constante labor en bien de su familia, de la Sociedad y de la patrin.
Hijo de lo más distinguido de la Sociedad cartaginera llegó al solio presidencial por el voto consciente y libre de sus compatriotas, debido sus constumbres correctas, y su acrisolada honradez, virtudes que siempre fueron la característica de sa generoso corazón, Después de Juan Mora Fernández, de José Rafael de Gallegos, Manuel Aguilar y José Maria Alfaro, ni antes, ni posteriormente 1813, ha habido quien se distingn en la primera Magistratura por su integridad, rayann en lo increí.
ble, en todo lo que se relacionó con el manejo de las rentas públicas. medida que antes y después de aquella poca hubo otras, desgraciadas para la patria, que sirvieron para levantar rehacer fortunas, Jesús Jiménez baja del solin, terminado el primer período de su administración, pobre, con sa caudal quebrantado, pero con la frente inmaculada y la conciencia satisfecha por el deber cumplido.
Esto es, seguramente, el mérito indiscutible de Jesús Jiménez entre los proceres costarricenses.
La Instrucción Pública recibió en el segundo perices de su gobierno, el primer empuje que debía conducirla lo que ella ha de ser en época no lejana.
Hesta 18. la enseñanza popular había marchsdo dñi ultosamente merced de una que otra disposicó a legilot va consigoado ya en el Reglan erto de Policis, ça en las ordenanzas muni.
eipales. Nuestra primera Ley de Educación se debe al Benemérito Jesús Jiménez.
Fuela prolijo enumerar los hechos del Licenciado Jiménez como hombre público, y nosotros nos conformamos con señalar aqucllos que, nuestro humilde criterio, son la nota culminante de ses setos No entra en nuestro ánimo mirar al señor Jiménez fuera de la vida pública. Sus virtudes privadas son demasiado conocidas de todos aquellos que tuvieron la honm de estar en contacto con él en su larga práctica de profesor de medicina. El pueblo lo recuerda con gratitud y lo conoce tanto más que nosotros.
Tildado de absolutista hubo de caer violentainente por una volución mano armada, que lo condujo al ostracismo político.
No queremos apreciar este acontecimiento en lo que él significó por sus consecuencias. La generación actual conserva en su corazón, más que en su mcmoria, esa serie de acontecimientos políticns posteriores al 27 de abril de 1870, Aun están calientes las cenizas del dictador que encabezó aquel cambio político, y esto nos Uis e 159 de ritrar un apreciaciones que palpiLa en ia cunciencia Nacional.
Cahe nqui dccia que tal absolutismo no fusinu hijo de las circunstancias que el país atravesaba.
Posa sobre los encargados de manejar las riendas de un Estado una responsabilidad tal, que ella misma justifica atenúa los desvíos del borbre público Luchas políticas, verda deras elecciones, no ha habido en Costa Rica más que las de 1889.
Hacer presidentes era trabajo de hombres notabler; y deshacerlos algazara de espadon. Todo sin la intervención popular. Marte se sobreponía Júpiter y de un día otro nos daban Presidente nuevo.
Así cayó Castro para dar paso JiménezQué mucho, pues, que aleccionado por la experiencia, el Licenciado Jiménez se propusicra abatir el militarismo. conculcador de nuestros derechos, con el establecimiento de los cuarteJes civiles?
La posteridad es la sola encargada de hacer cumplida justieia al mérito de los prohombres.
Muestra esplendorosa de las relerantes virtudes del egregio ciudadano señor Jiménez, ha sido este duelo nacional que embarga todos los ánimos; que, de modo tan unísono, se ha sentido en todas las clases sociales en las honras túnebres del ilustre difunto. las nueve y media de la mañana el señor Presidente de la República acompafiado de su Gabinete, de los altos Poderes de la República y de otras corporaciones del Estado, se dirigió la iglesia de San Francisco para asistir a la misa de réquiem celebrada en sufragio del alma del señor Jiinéněz.
Los negros cortinajes, los amarillentos cirios los fúnebres crespenes, el lúgubre tañido de la campanas, la tristeza majestuosa de la música eompaesta al efecto por el profesor Monestel dahan al acto una austera solemnidad, conmovedora y elocuente. Colocada la tribuna, con severo luto, la de recha de la puerta del trmpo, hicieron uso de la palabra, consentidas frases, el Doctor don Juan Ulloa en nombre del Gebierno; el Docto don Moisés Castro, en representación del Muni cipio de Cartago; el Doctor don José María Sot por comisión de la Feeultad de Medicina; ye Doctor Zambrana por sí mismo. De camino a cementerio pronunció un discurso el joven do Clodomiro Picado, interpretando los sentimien tos de la Sociedad de Artesanos del Distrito Se gundo, la cual asistió en cuerpo los funerale con el Into de étiquata. Frente ai cementeri manifestó su sincero duelo, el señor don Frai cisco Montero Barrantes.
Los cuerpos de infantería y artillerín hiciero y ros honores de ordenaza al cadáver del seſi Ex Presidente Jiménez. En general las honr fúnebres del señor Jiménez estuvieron la ali ra del justo dolor que la patria reconocida elxp rimenta por tan irreparable pérdida.
Sólo una cosa tenemos que censurar. muy pesar nuestro. Impropio de un aito tan solem nos parecieron los scursos de Zambrapa y Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
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