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EL PABELLOY LIBERAL iin Ca.
te.
cible curiosidad, empecé dirigir nada sibaríticamente como en en el de mi ſaturu suegra, estaba po diestro y siniestro los famosos an iván la irüagen de cuerpo entero asándome lestamente sobre teojos, que la casualidad el demo de un primo de la señorita co. qaien parrillas.
nio habían puesto en mis maness. yo pensaba casarine. lo que es Estuve por sabir al paraíso, para Los primeros que merecieron el más grare, el referido primo tenia nirar también un ratito aquellas honor de ser escudriñados, digámos. en la cabeza un gorro griego; ei chicas tan guapas que lo rellenan; lo así, fueron un caballero y una se los pies unas zapatillas bordailas, pero en aquel momerto empezaba Dora que estaban sestados delante de igualitas, igualitas a las que ella me el último acto, y me roví la batawi butara; porque me presentahan fiabía regalado el día de mi santo.
siis respectivos occipucios tan cerca Después rairé un concejal, que En caballero alto, rubio flaco, y descaradamente, que no pude re ocupaba un palco segundo, con irreprochablemente vestido de etisistir a la tentación de concederles la seniors.
queta, še ne acercó y me dijo con preferencia.
El inaridis tenía la calitza kom acento marcadamente extranjero: Yo los conocía de vista y de nom. pletamente atestada de cocineras. Cabailero: Osté dispensarme bre. Eran marido y nujer; ella le niñeras y doncellas, primeras y se mi. si yo preguotar osić por unos nía fama de virtuosa: él era diputtagundas, de las que allora se tişan gücmelos que mi dejar olvidados en do, gozaba reputación de hombre en las casas de les reconnas pudien. balaco esto, mientras mí subir pelca de talento, y hasta de orallor eminen tes.
plateo.
Su respetable (sposa tiania izz Copcodi que aquel era el dueVeamos si es cierto; dije y. en mente nada menos que al director de no de los murivillosos ariteojos, y se efecto, él, que había estado varias orquesta, al bajo, cuatro coristas y los presenté temblando y ofreciéuveces en candidatura para ser minis dos alguaeiles del Ayuntamiento, dole iis excusas.
tro, tenía la cabeza completamenie caballo y todo, como en las corri Entonces él me dió los gracias, llena de serrín pipas de melón. das reales.
sonriéudose de un modo particular, Ella, que era hermana de varias co Luego enpecé mirar los estó que me recordó Mefistófelcs; en fradías, y presidenta de dos tres so wagos de algunas familias que pre segaida tomó los gemelos y desapaciedades benéficas, tenía en el cere. sumen de ricas, y los de algunus po reció.
bro un robusto lacayo negro, que la llos clegantes. jay, Dios mío! Al verlo salir por la puerta que contemplaba dulcemente. Cuánta patata, cuánta berza y cuán conduce al vestíbulo, me sentí irreDespués miré mi novia, jue to garbanzo!
sistiblemente impulsado seguirle y estaba en una platea, guiñándowe las Más tarde se encontraron inis an hacerle mil preguntas acerca de aojos con mucha gracia.
teojos con la cabeza de un académi quellos extraordinarios anteojos. Veamos en qué piensa la pe La miré y la remiré por den.
Sali como una fecha, le busqué brecita mujije y apunté los geme tro, detenida y hasta indiscreta. por todo el teatro, pero ya no le ví, los hacia aquella linda cabeza, que ni he vuelto verle en mi vida.
parecia là de un ángel, y en cuyo inAlií no liabía nada: dure que vår terior suponía yo, porque ella ne lo riar la puntería.
Lo que no olvidaré nunca será había dicho mil veces, que estaría Tropezaron entonces mis miradas aquella sonrisa verdaderamente diami nombre escrito por todas partes con un caballero, vestido de negro, bólica con que me saludó, ni cierto y con toda clase de letras.
completamente afeitado, calvo, y con olorcillo ligeramente azufrado, que en efecto, también allí estaba todo el aspecto de pertenecer la mne pareció se desprendía de su elemi nombre; pero al lado izquierdo, iglesia. Estaba en una delantera gante persona, y con caracteres bicn claros, estaba de palco; miré su frente, y vi enst¿Sería el mismísimo demonio. gravada la cifra representativa de la guida el interior de su cabeza. La ¿Habría venido vir cómo le hacía cantiriad que tengo de renta. tenía rellena de pantorrillas de baicantar el inmortal Gounod. Alora, vamos al corazón. larinas! Investigué el cráneo de un Ahora, cuando pienso en ello, no clamé ller:o de sobresalto. Dirigí republicano, y me encontré con una puedo convencerme si fué realidad los cristales hacia el lado izquierdo gran cruz; en el de un neo había fué sueño lo que acabo de relatar: del pechu de mi auiada, y ví admi tres amas de cría y una chula; en el tan clara y distintamente lo ví.
ranlemente su corazón, como si le de un liberal, una guillotina; en el Verdad es que hay sueños que tuviera en la niano.
cora de un Ministro, la cartera de un parecen verdades.
zón fermoso, de muy buena clase, compañero; en el de una niña de Lo que siento es no haberne mi.
al parecer, y podría pesar un par quince alos, un profesor de música rado en un espejo con los antejos de libras perfectamente, porque es arrodillado; en el de una vieja, cuadel inglés, ver lo que yo tenía asaba muy desarrollado. Pero ich tro sacristanês bailando el bolero; quella deche deatro de mi cabeza.
sorpresa en él me e::coutré arrella en el de mi mejor amigo, mi noria; GIL.
CO.
inente. Era uri Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miquel Obregón tono del Seimo Nacions de Bibliotecas del Ministerio de Culus y Juventud Costa Ric9.
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