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20 de El hombre que más se preocupa por los hombres Volved a la confesión frecuente ра su in El Papa ha dicho He ele mo ey ar De la homilía de Su Santidad Juan Pablo II a los sacerdotes y seminaristas en la catedral de Fulda, el 17 de noviembre de DE LA VIOLENCIA 1980.
Podéis decir que buscáis la justicia. De corazón os ruego que También yo creo en la justicia y busco la volvais a la confesión frecuente.
justicia. Pero la violencia retrasa el día de la Juntamente conmigo deberéis justicia. La violencia destruye la obra de la reconocer con dolorida preocujusticia.
La violencia destruye lo que pretende nal del sacramento de la penitenpación que la recepción persodefender: la dignidad, la vida, la libertad del cia ha disminuido fuertemente ser humano.
Amad la vida; respetad la vida; en voso en vuestras comunidades durante tros mismos y en los demás. Entregaos al los últimos años. De corazón os servicio de la vida, no a la obra de la muerte.
ruego y os exhorto a hacer lo poNo penséis que la valentía y la fuerza se sible para que todos los bautizaprueban matando y destruyendo.
dos vuelvan a la práctica frecuenDE LA ORACION Una teologia que no profundice en la fe, te del sacramento de la penitencia a través de la confesión que no conduzca a orar, puede ser un discurso de palabras sobre Dios; pero no será personal. esto han de llevar las jamás un verdadero discurso en torno a Dios, celebraciones penitenciales, que al Dios vivo, al Dios que Es, y cuyo ser es el tan importante papel asumen en amor.
la praxis penitencial de la Iglesia, pero que en circunstancias normales no pueden sustituir la recepción privada del sacramento de la penitencia. Procurad. también vosotros recibir regularmente el sacramento de la penitencia.
La penitencia, que también se llama Confesión, es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del bautismo.
Para hacer buena confesión son necesarias cinco acciones: lo. Examen de conciencia 20. Dolor y detestación de los pecados 3a. Firme propósito de la enmienda 4a. Confesar todos los pecados; y 5a. Cumplir la penitencia impuesta por el confesor.
OS Juan Pablo Il ha dicho a los sacerdotes upo SOSe la apenos CilódiLa liberación del ser humano 160 ana.
and izar staado maque sea leslos.
No perdáis nunca de vista para qué habéis sido ordenados para hacer progresar a los hombres en la vida divina.
Aun cuando realiza acciones que, por su naturaleza son de orden temporal, el sacerdote es siempre ministro de Dios.
Un peligro constante para los sacerdotes, aun celosos, es sumergirse de tal manera en el trabajo del Señor, que olviden al Señor del trabajo.
Sed educadores de la fe, hombres de oración, tened el celo y la humildad del que sirve, vivid vuestra consagración total al Reino de Dios de la que es signo vuestro celibato.
Quede bien claro que el servicio sacerdotal, si quiere permanecer fiel a sí mismo, es un servicio excelente y esencialmente espiritual.
Lo que el pueblo espera de vosotros, más que de ningún (ro, es la fidelidad al sacerdocio. Este es un modo de hacer conocer a la gente la fidelidac. de Dios.
Es el propio Cristo quien cuida los enfermos, los niños y los pecadores cuando les envuelve el amor y la solicitud pastoral de los ministros sagrados.
Dejad las responsabilidades políticas a aquellos que están encargados de ellas; vosotros sois jefes con otro título y de otro modo: participando en el sacerdocio de Cristo, como sus ministros.
Sólo en la oración podremos cumplir con los deberes de nuestro ministerio y responder a las esperanzas del mañana. Todas nuestras llamadas a la paz y a la reconciliación sólo tendrán eficacia por oración.
La fidelidad a los momentos y a los medios de oración personal, la oración más oficial de las horas, así como la realización digna y generosa de los actos sagrados del ministerio, contribuyen a santificar al sacerdote y a conducirle a una experiencia de la presencia misteriosa y fascinante del Dios vivo, permitiéndole actuar poderosamente sobre el medio humano que le rodea. La Iglesia siente el deber de anunciar la liberación de millones de seres humanos, el deber de ayudar a que se consolide está liberación; pero siente también el deber correspondiente de proclamar la liberación en su sentido integral, profundo, como lo anunció y realizó Jesús. Liberación de todo lo que oprime al hombre, pero que es, ante todo, salvación del pecado y del maligno, dentro de la alegría de conocer a Dios y de ser conocido hombre a nuestro hermano, capaz de ser transformado en su corazón por la misericordia de Dios. Liberación que nos empuja, con la energía de la caridad, a la comunión, cuya cumbre y plenitud encontramos en el Señor.
Liberación como superación de las diversas servidumbres e ídolos que el hombre se forja y como crecimiento del hombre nuevo.
por EI.
Liberación hecha de reconciliación y perdón. Liberación que arranca de la realidad de ser hijos de Dios, a quien somos capaces de llamar Abba, Padre. y por la cual reconocemos en todo Liberación que dentro de la misión propia de la Iglesia no se reduzca a la simple y estrecha dimensión económica, política, social o cultural, que no se sacrifique a las exigencias de una estrategia cualquiera, de una práxis o de un éxito a corto plazo.
Juan Pablo II hace una advertencia.
Plegaria a Jesús Sacramentado ¡Señor Jesús! Nos presentamos ante ti, Tú eres nuestra esperanza, nuestra paz, sabiendo que nos llamas y que nos amas tal luntad del Padre, porque, en la oración, el solo tu presencia, tu amor y tu palabra. En nuestro mediador, hermano y amigo. Nuesamor es que habla (Santa Teresa. nuestras noches físicas o morales, si tú escomo somos. Tú tienes palabras de vida tro corazón se llena de gozo y de esperanza Entrando en tu intimidad, queremos tás presente y nos amas y nos hablas, ya nos eterna y nosotros hemos creído y conocido al saber que vives siempre intercediendo adoptar determinaciones y actitudes básicas, basta, aunque, muchas veces, no sentiremos que tú eres el Hijo de Dios (In. 6, 69. Tu por nosotros (Heb. 7, 25. Nuestra esperandecisiones duraderas, opciones fundamenta la consolación. Aprendiendo este más allá presencia en la Eucaristía ha comenzado con za se traduce en confianza, gozo de Pascua y el sacrificio de la última cena y continúa coles según nuestra propia vocación cristiana. de la adoración, estaremos en tu intimidad o camino apresurado contigo hacia el Padre.
Creyendo, esperando y amando, te ado misterio. entonces nuestra oración se mo comunión y donación de todo lo que Queremos sentir como tú y valorar las coramos con una actitud sencilla de presencia, convertirá en respeto hacia el misterio de eres. Aumenta nuestra fe.
sas como las valoras tú. Porque tú eres el silencio y espera, que quiere ser también re cada hermano y de cada acontecimiento paPor medio de tí en el Espíritu Santo centro, el principio y el fin de todo. Apoya paración, como respuesta a tus palabras: ra insertarnos en nuestro ambiente famique nos comunicas, queremos llegar al Padre dos en esta esperanza, queremos infundir en para decirle nuestro sí unido al tuyo. Conliar y social, y construir la historia con este quedaos aquí y velad conmigo (Mt. 26, el mundo esta escala de valores evangélicos, 38. silencio activo y fecundo que nace de la contigo ya podemos decir: Padre nuestro. Si por la que Dios y sus dones salvíficos ocupan guiéndote a ti, camino, verdad y vida Tú superas la pobreza de nuestros pensa templación. Gracias a ti, nuestra capacidad queremos penetrar en el aparente silencio el primer lugar en el corazón y en las actitumientos, sentimientos y palabras; por esto de silencio y de adoración se convertirá en des de la vida concreta.
y ausencia de Dios, rasgando la nube del queremos aprender a adorar admirando tu capacidad de amar y de servir.
Tabor, para escuchar la voz del Padre que Nos has dado a tu Madre como nuestra Queremos amar como tú, que das la vida misterio, amándolo tal como es y callando nos dice: Este es mi Hijo amado, en quien y te comunicas con todo lo que eres. con un silencio de amigo y con una presencia para que nos enseñe a meditar y adorar en el Quisiéramos decir como San Pablo: mi vide donación.
tengo mi complacencia; escuchadle (Mt.
corazón. Ella, recibiendo la palabra y po17, Con esta fe hecha de escucha contemda es Cristo (F 1, 21. Nuestra vida no tie El Espíritu Santo, que has infundido en niéndola en práctica, se hizo la más perfecplativa; sabremos iluminar nuestras situacione sentido sin ti. Queremos aprender a estar nuestros corazones, nos ayuda a decir esos ta madre. Ayúdanos a ser tu Iglesia misiones personales, así como los diversos sectores con quien sabemos nos ama. porque con gemidos inenarrables (Rom. 8, 26) que se nera que sabe meditar, adorando y amando de la vida familiar y social.
tan buen amigo presente, todo se puede su traducen en actitud agradecida y sencilla, y tu palabra, para transformarla en vida y cofrir. En ti aprenderemos a unirnos a la vo en el gesto filial de quien ya se contenta con municarla a todos los hermanos. Amén.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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