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16 REPUBLICA. Martes de mayo de 1984 LABOREM EXCERSENS ENCICLICA DE SS JUAN PABLO II ANTE LA ENCICLICA LABOREM EXERCENS Pbro. Guido Villalta Loaiza INTRODUCCION manera de inicio de este brevísimo comentario considero conveniente aclarar que hay pocos documentos en los que se muestra el sello y la huella, y sobre todo la experiencia personal de su autor, como esta encíclica. En su juventud, el Papa vivió la experiencia del hombre trabajador, que tiene que forjar su futuro y tiene que ganarse el pan con el sudor de su frente.
En las cinco partes que constituyen la estructura de la Encíclica, se puede percibir a la persona que conoce a fondo el tema. En efecto, este documento ha salido directamente de manos de aquel que preocupado por la situación del mundo de los trabajadores, quiere iluminarla desde sus conocimientos y desde su experiencia.
IDEAS FUNDAMENTALES Lo que importa es el sujeto del trabajo. En la edad antigua el trabajo era considerado indigno de los hombres libres y por ello era ejecutado por los esclavos. Fue Cristo quien invirtió esta concepcion, dedicando la mayor parte de su vida terrena al trabajo manual junto al banco del carpintero (6. Anuncia asi lo que el Papa llama el Evangelio del trabajo: El primer fundamento del trabajo es el hombre mismo, su sujeto (6. Un trabajador vale según este principio, no por lo que produce, que puede ser de grande o de poco precio, según los talentos, la educación adquirida, el capital a su disposición, sino por lo que es, una persona igual en derecho a cualquier otra persona. La consecuencia de todo esto es que cada uno de los trabajos se mide sobre todo con el metro de la dignidad del sujeto mismo del trabajo, o sea, de la persona del hombre que lo realiza (6. Este mismo principio es el que lleva al Papa a formular la norma de no discriminación a los migrantes (cfr. 23) y los derechos de la persona minusválida (cfr 22. Otro principio fundamental es el de la prioridad del trabajo frente al capital, que ciertamente es sólo una expresión de la primacía del hombre respecto de las cosas (12. El Papa ve en el capital el conjunto de medios fruto del patrimonio histórico del trabajo humano (12. El conjunto de los medios de producción, considerado por el Papa como sinónimo de capital, dice el texto, que lleva consigo las señales del trabajo humano y ha nacido del trabajo. Este mismo principio hace afirmar al Papa la primacía del hombre en el proceso de producción, y la primacía del hombre respecto de las cosas (12. El afirmar la preeminencia del trabajador sobre el proceso de trabajo y sobre el capital, es una radicalización de este carácter central del trabajo humano que el Papa manifiesta. cfr. y 23. La Encíclica hace una reflexión sobre el trabajo humano a partir del misterio de la fe. En el comienzo mismo del trabajo humano se encuentra el misterio de la creación (12. He aquí una verdad teológica fundamental que se encuentra no sólo en los textos que podrían llamarse estrictamente teológicos, como el número 4, sobre el Génesis o el capítulo quinto sobre la Espiritualidad del trabajo, sino que aparece a lo largo de toda la Encíclica.
Así, la encontramos en la prioridad del trabajador sobre la técnica y los medios de producción, prioridad del derecho a la vida sobre el derecho de propiedad, el derecho al pleno empleo y al salario justo, el trabajo humano, la solidaridad de los hombres del trabajo, la dignidad de la persona humana, etc.
Con esta doctrina el Papa tiene los elementos básicos de su crítica al capitalismo y al colectivismo. Ambos sistemas tienen la misma raiz, el materialismo práctico. Ambos sistemas opuestos, pertenecen a una civilización unilateralmente materialista, en la que se da importa scia fundamental a la dimensión objetiva del trabajo, mientras la subjetiva permanece a un nivel secundario (7. Con su Encíclica LABOREM EXCER CEN el Papa Juan Pablo II da mayor fuerza a los contenidos de la Doctrina Social de la Iglesia la cual adquiere su originalidad y características propias en la Encíclica Rerum Novarum de León XIII 90 años atrás.
INTRODUCCION EL TRABAJO HUMANO 90 ANOS DESPUES DE LA RERUM NOVARUM ALCANCE DE LA ENCICLICA Muchos han visto la Encíclica como un mensaje lanzado con nombres y apellidos: Polonia. Es quizá por ello que en varios países especialmente europeos no ha tenido gran repercusión; sin embargo examinando atentamente el contenido del mensaje, encontramos en el un valor y una dimensión que va mucho más allá de las fronteras de Polonia. El Papa había visitado América Latina ya en varias ocasiones y tenía en mente muchos de los problemas que nosotros estamos viviendo. Pensamos concretamente en el problema del Sindicalismo. Los sindicatos son un elemento indispensable de la vida social (20. Son un exponente de la lucha por la justicia social, lo cual no significa una lucha contra los de más. clara bastante bien el sentido del derecho a la huelga, sin que se abuse de él y sin que se preste a juegos políticos. Es muy posible que al hacer este planteamiento el Papa haya pensado en América Latina y en Polonia por las circunstancias que están viviendo aún en estos momentos. Esto lleva consigo un interés muy fuerte en los países latinoamericanos por las enseñanzas de la Enciclica, ya que nos muestran un rostro muy particular de Dios, la experiencia del sentido de Dios en la historia, El enpresario directo y el indirecto. cfr 17) son presentados con una función muy propia. La tendencia del liberalismo es eliminar al empresario in directo, la del colectivismo al empresario directo; sin embargo, no es esa la solución. No pide el Papa al socialismo marxista el retroceso al capitalismo; le propone una alternativa: establecer directamente una sociedad orgánica de comunidades, lo que requiere una revisión radical del sistema, la misma revisión radical que se exige al capitalismo, sin pasar por el marxismo (cfr. 14. El justo salario, que debe ser salario familiar se convierte en la verificación concreta de la justicia de todo sistema socio económico. Debe tomar en cuenta la igualdad fundamental del trabajador, puesto que todos los trabajadores del mundo son personas.
UN PUNTO PARA DESTACAR No se puede pasar por alto una característica del Papa Juan Pablo II, que se ha notado en muchos de sus escritos y mensajes, prácticamente desde que asumió el pontificado: la fuerte idea antropológica de fondo que manifiesta. Sus grandes mensajes como Redemptor Hominis (Redentor del hombre) Dives in Misericordia (Rico en misericordia. Lavorem exercens (En el ejercicio del trabajo) y el mensaje de este año sobre el sufrimiento humano, están todos ellos centrados en el hombre como persona y como hijo de Dios. Ello nos hace pensar en un hombre muy humano por un lado, y profundamente penetrado del sentido de Dios, Habrá que profundizar muchísimo el alcance que puede tener la afirmación que hace el Papa en el número tres: Poner de relieve que el trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial, de toda la cuestión social, si tratamos de verla desde el punto de vista del hombre. Ciertamente según la doctrina social de la Iglesia, la clave de interpretación de la cuestión social no se había buscado en el trabajo; ahora, parece que habrá que buscarla por allí. Significa esto una corrección a la doctrina social de la Iglesia. Significa este cambio de clave, una ruptura, o va en una línea de continuidad como el mismo Papa lo dice. cfr. 2)
Habiéndose cumplido, el 15 de mayo del año en curso, noventa años des de la publicación por obra de León XIII, el gran Pontifice de la cuestión social. de aquella Enciclica de decisiva importancia, que comienza con las palabras Rerum Novarum, deseo dedicar este documento precisamente al trabajo humano, y más aún deseo dedicarlo al hombre en el vasto contexto de esa realidad que es el trabajo. En efecto, si como he dicho en la Enciclica Redemptor Hominis, publicada al principio de mi servicio en la sede romana de San Pedro, el hombre es el camino primero y fundamental de la Iglesia. y ello precisamente a causa del insondable misterio de la Redención en Cristo, entonces hay que volver sin cesar a este camino y proseguirlo siempre nuevamente en sus varios aspectos en los que se revela toda la riqueza y a la vez toda la fatiga de la existencia humana sobre la tierra.
El trabajo es uno de esos aspectos, perenne y fundamental, siempre actual y que exige constantemente una renovada atención y un decidido testimonio. Porque surgen siempre nuevos interrogates y problemas, nacen siempre nuevas esperanzas, pero nacen también temores y amenazas relacionadas con esta dimensión fundamental de la existencia humana, de la que la vida del hombre está hecha cada día, de la que deriva la propia dignidad específica y en la que a la vez está contenida la medida incesante de la fatiga humana, del sufrimiento y también del daño y de la injusticia que invaden profundamente la vida social dentro de cada Nación y a escala internacional. Si bien es verdad que el hombre se nutre con el pan del trabajo de sus manos, es decir, no sólo de ese pan de cada dia que mantiene vivo su cuerpo, sino también del pan de la ciencia y del progreso, de la civilización y de la cultura, entonces es también verdad perenne que él se nutre de ese pan con el sudor de su frente; o sea no sólo con el esfuerzo y la fatiga personales, sino también en medio de tantas tensiones, conflictos y crisis que, en relación con la realidad del trabajo, trastocan la vida de cada sociedad y aún de toda la humanidad.
Celebramos el 900. aniversario de la Enciclica Rerum Novarum en vísperas de nuevos adelantos en las condiciones tecnológicas, económicas y políticas que, según muchos expertos, influirán en el mundo del trabajo y de la producción no menos de cuanto lo hizo la revolución industrial del siglo pasado. Son múltiples los factores de alcance general: la introducción generalizada de la automatización en muchos campos de la producción, el aumento del coste de la energia y de las materias básicas; la creciente toma de conciencia de la limitación del patrimonio natural y de su insoportable contaminación; la aparición en la escena política de pueblos que, tras siglos de sumisión, reclaman su legitimo puesto entre las naciones y en las decisiones internacionales. Estas condiciones y exigencias nuevas harán necesaria una reorganización y revisión de las estructuras de la economia actual, asi como de la distribución del trabajo. Tales cambios podrán quizás significar por desgracia, para millones de trabajadores especializados, desempleo, al menos temporal, o necesidad de nueva especialización; conllevarán muy probablemente una disminución o crecimiento menos rápido del bienestar material para los países más desarrollados, pero podrán también proporcionar respiro y esperanza a millones de seres que viven hoy en condiciones de vergonzosa e indigna miseria.
No corresponde a la Iglesia analizar cientificamente las posibles consecuencias de tales cambios en la convivencia humana. Pero la Iglesia considera deber suyo recordar siempre la dignidad y los derechos de los hombres del trabajo, denunciar las situaciones en las que se violan dichos derechos, y contribuir a orientar estos cambios para que se realice un auténtico progreso del hombre y de la sociedad.
UN RETO PARA TODOS El mensaje de esta Encíclica ha sido escrito para todos los hombres, para toda la Igle.
sia. Los grupos apostólicos deben estudiar y conocer lo que dice el Papa; los sacerdotes, religiosos, religiosas y todos los seglares, tenemos que ser conscientes de la responsabilidad que existe ante nuestros ojos. Qué tenemos que poner en práctica y como lo estamos haciendo en el trabajo de cada día y con los trabajadores todos los días!
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.
Este documento no posee notas.