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mayor cantidad de calor, y por eso son especialmente recomendables las grasas, que a igualdad de peso proporcionan un triple número de calorías comparandolas con otras clases de alimentos.
En cambio, cuando hace calor son preferibles las frutas y hortalizas, por ser atemperantes. En las excursiones, para soportar la fatiga de una marcha o de una ascensión, son preferibles los alimentos azucarados.
Una mermelada, un trozo de chocolate, un terrón de azúcar con un sorbo de café, reponen pronto las fuerzas sin apenas exigir un esfuerzo digestivo. No os dejéis seducir por la aparente energía que determinan las bebidas alcohólicas, que son excitantes y ſo alimentan. Sin embargo, un sorgo de coñac o de aguardiente põede reanimar, por ejemplo, al que haya caído extenuado por el cânsancio o el frío.
Los jóvenes en período de crecimiento necesitan mayor pgo porción de proteínas que las personas adultas, y han de encenHIGIENE DE LA ALIMENTACION Sistema El valor nutritivo de los alimentos, así animales como vegetales, depende de las substancias que entran en su composición. Por su constitución química se clasifican en tres grandes grupos: hidratos de carbono, proteínas o albúminas y grasas. Los tres suelen hallarse más o menos representados en la composición de la mayoría de los alimentos, si bien podemos decir que las proteínas predominan en los alimentos de origen animal carnes, huevos, leche. los hidratos de carbono en los vegetales frutos, cereales, legumbres, verduras y sus derivados, como el azúcar, la harina, las pastas, etc. y las grasas en los de origen vegetal aceite de oliva, de soja, etcétera y en los de origen animalmanteca, el tocino y la mantequilla al mismo tiempo.
De estas susbstancias, las proteínas sirven sobre todo, en la construcción y desarrollo del organismo, razón por la cual ha de ingerirse el mínimo indispensable, que es de un gramo por kilogramo de peso corporal; pero en los niños y jóvenes en período de crecimiento conviene que esta proporción sea ampliamente rebasada. Las grasas y los hidratos de carbono, aparte la proporción integrante de los tejidos, sirven sobre todo a la producción de energía, y también para constituir reservas que el organismo utiliza en el momento oportuno.
Las vitaminas, substancias desconocidas antes del siglo actual, son elementos importantísimos en la composición de los alimentos. Su interés es trascendental. y si bien las cantidades necesarias al organismo pueden medirse por miligramos, Su carencia origina varias y graves enfermedades. Así, por ejemplo: el raquitismo se debe a la carencia de vitamina y calcio; el beriberi, a la falta de la vitamina 1; el escorbuto, al déficit de vitamina C; la pelagra o mal de la rosa a la ausencia de vitamina PP o ácido nicotinico, etc.
Estas vitaminas se encuentran en clases y proporciones variadas en los distintos alimentos. El tomate es muy rico en vitaminas A, y C, lo mismo que la naranja, el limón, la zanahoria y otros frutos y verduras; el complejo preB domina en los cereales, la yema del huevo y la levadura de cerveza; la vitamina en el aceite de hígado de bacalao, la yema de huevo, la manteca, etc.
Si la carne, los huevos, las grasas, son alimentos que con un pequeño volumen encierran alto poder energético, las verduras y las hortalizas de nuestros huertos, 24 LA REPUBLICA. Jueves 23 de mayo de 1985 además de su riqueza en vitaminas, desempeñan un importante papel en la regularización de las funciones intestinales, siendo el remedio más natural contra el estreñimiento a causa de la celulosa indigerible que entra en su composición.
Es evidente que el hombre ingeria al principio los alimentos en Su estado natural; pero pronto sintió la necesidad, hoy universalizada, de su preparación, cocción y aliño, pues el arte culinario no tiene más objeto que hacer agradable la alimentación y excitar el apetito. El vegetarianismo. También en la alimentación se ha querido hacer doctrina y sistematizar con determinados exclusivismos. Así nació el vegetarianismo, que propugna el uso exclusivo de los vegetales y sus derivados en la alimentación humana, o que, a lo sumo, acepta con ellos la leche y huevos, llamándose entonces naturismo.
Sin base científica seria, estos exclusivismos son seguidos tan sólo por un reducido número de personas, cuando no son impuestos por razones de enfermedad. Cómo comer. El comer es una necesidad imprescindible que, no obstante, ha de fundamentarse en elementales normas higiénicas.
Ante todo conviene comer despacio, pues una masticación lenta y cuidadosa, que fragmente al máximo los alimentos, y que a la vez permita una completa insalivación de los mismos, representa el primer acto de la digestión por medio de los fermentos contenidos en la saliva, y facilita mucho el trabajo del estómago. En segundo lugar, es preciso comer a horas fijas, con suficiente intervalo entre una y otra comida para que haya terminado la digestión, porque de lo contrario nos exponemos a dispepsias y trastornos estomacales. Por fin, hay que adaptar la cantidad y calidad de los alimentos a las circunstancias personales y ambientales.
Quien realiza un gran trabajo o esfuerzo necesita mayor cantidad de alimento que el que está en reposo, y además alimentos de mayor poder energético, como son las grasas y los hidrocarbonados. En tiempo trío se debe procurar al organismo una trarlas preferentemente en cerne, los huevos, la leche los pescados. Los obesos deben ducir el consumo de grasas y feculas, y aumentarlo, por el contrario, los que son en extremo delgados.
Hay que procurar también escrupuloso acondicionamiento de los alimentos para evitar enfet medades. La buena cocción de los carne de cerdo prevendrá la ti quinosis; lo mismo que la de carne de buey y de la leche de vaca nos evitará la tuberculosič, el meticuloso lavado de frutas verduras nos evitará la tenias, los quistes hidatídicos, la fiebre tifcdea y otras infecciones intestina les.
Un expediente, que la ciencia aprueba para facilitar la alimentación, o, mejor, aún, con vistas a la sobrealimentación en casos de necesidad, es el empleo de jugos alimenticios como el de la carne, del tomate, de la naranja, etc. y de productos alimenticios ricos en azúcar, como las mermeladas.
Finalmente, no conviene efectuar, recién comidos, cuando precisa que la sangre afluya abundantemente los órgano digestivos, ningún esfuerzo intenSo, sobre todo mental. Con razón dice el refrán: Después de comer, ni un sobrescrito leer. a

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