32 LA REPUBLICA. Viernes 29 are de 1986 URBANIDAD columna El mercado de las culebras Por Luis Cartin libros de entr que magia Isabel cenas fesion cuento Franci tallere 1983 cuento vame Latina recho una e agrad de co Otros consejos sobre el aseo en nuestra persona ON cierta repugnancia porque que nadie hiciera el intento de probar del me imaginaba con lo que me iba repulsivo líquido y más bien vi en sus a encontrar, pero impulsado por caras las expresiones de asco que pocuriosidad el entu drían esperarse.
siasmo del periodista, me abrí campo en Como la oferta no atrajo clientes, el tre la gente para ocupar la primera línea hombre colgó el cuerpo sin vida de un.
frente a un negocio de pobre aspecto, en gancho y lo puso en fila junto a otros en el que un hombre jugaba con una ser los que cerca de diez culebras de todos piente a la que iba a dar muerte unos los tamaños formaban una especie de minutos después.
cortina de guerreros vencidos.
Me hallaba en un mercado nocturno Cuando me retiraba, y lo mismo de Taipei, lugar que permanece abierto hacían todos los curiosos, el dueño del las 24 horas y en el que los principales local, comerciante al fin, sacó de la parte atractivos son: un templo a la fertilidad, baja del mostrador que era algo así como una masa de chinamos y una calle en la una gran jaula llena de reptiles, una enorque se da muerte a una gran cantidad de me cobra a la que colocó sobre la tabla y culebras para vender su sangre y carne a comenzó a enfurecerla.
los transeúntes.
Los que nos ibamos volvimos, el soCon una grapadora el hombre selló la nido sibilante de la cobra nos atrajo.
boca del reptil y con una navaja corta, El cuadro era como para pararle los parecida a las que se usan para afeitar, pelos a todos los presentes, el cuello del hizo un corte a lo largo de la parte ventral. animal abierto en abanico, los colmi llos De inmediato con una técnica que brillantes y la furia con la que atacaba al sólo pudo haberle dado el realizar la ope hombre que con habilidad escapaba a los ración por muchos años, sostuvo el ani ataques, nos retenía ahí sólo que unos mal en alto, colocó bajo el mismo una cometros más atrás.
pa y comenzó a recoger la sangre del Aquello duró unos cinco minutos, animal, obscura y poco densa, muy di espectáculo terrible que al final tuvo un ferente a la de los mamíferos, que des desenlace igual al anterior. la cobra tilaba del cuerpo aún palpitante.
también fue grapada, muerta y colgó junto a las otras!
Mientras lo anterior ocurría, otros Cuando uno de los hombres, que personajes por medio de parlantes invi anunciaron por parlantes se me acercó y taban a la gente a que probaran la sangre me pidió dinero por haber tomado fotos para que gozaran de los milagros que volví a la realidad.
ésta operaría en sus cuerpos. afrodi De regreso la gran desilusión el rollo siaco, estimulante, panacea, cura contra de la cámara se veló creo y que fue lo meel cáncer!
jor. para qué recordar aquellas esceEn el tiempo que permanecí ahí, no vi nas?
cuent pero Garze cesit que muy algo Jamás empleemos los dedos para limpiarnos los ojos, los oídos, los dientes y las narices.
dore dore un la SUS igual men inge Nunca debemos escupir en el suelo.
Es un acto muy feo el llevar la mano a la boca cuando uno tiene que toser, estornudar y eruptar. En semejantes casos, si no podemos evitarlo, debemos usar el pañuelo. Peligrosa y mala costumbre es humedecerse los dedos en la boca para volver las hogas de los libros o libretas, pues nos expone al contagio de cualquier enfermedad.
bula muc plaz El aseo en la persona, muchos bienes proporciona.
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