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PAGINA DE OPINION OPI Lunes de marzo de 1995. LA REPUBLICA 17A Tiempos de reflexión CHISPORROTEOS LIC. ELIAS SOLEY GUTIÉRREZ Me temo que mi respetado amigo Guillermo Constenla, cuando escribió el artículo que se publicó ayer, no se fijó donde estaba el tiesto.
Copia textualmente una referencia que hice yo a un incidente ocurrido en la Asamblea Nacional del ALBERTO PLN que integró las papeCANAS letas diputadiles de 1986, y tranquilamente decide que el incidente a que yo me referí es otro, que se produjo durante la Asamblea Nacional del PLN que integró las papeletas diputadiles de 1994. El salto es de ocho años.
Fui miembro de la Asamblea Nacional de 1985. No lo fui de la de 1993, de suerte que ninguna responsabilidad me cabe en lo que haya sucedido en ella.
Como cuando uno ve nacer una empresa, cuando comienza un nuevo periodo gubernamental en Costa Rica parece no haber espacio para los pensamientos negativos.
Los nuevos protagonistas de la Administración Pública ven con positivismo y particular entusiasmo hacia el futuro, motivados por los ideales que recién defendieron en campaña y, sobre todo, por esa fortaleza tan especial que brinda el sentir que cuentan con el apoyo de la mayoría del electorado.
Ese era el escenario sobre el cual también inició sus funciones la administración Figueres Olsen en mayo de 1994, complementado por un elemento adicional que, por lo general, aparece cuando el cambio de gobierno también involucra un cambio de partido. El elemento de la incertidumbre por lo que se van a encontrar vis a vis lo que las nuevas autoridades creyeron que se iban a encontrar.
El primer análisis de gobierno, cuando recién se calentaban en sus puestos las nuevas autoridades, se hizo a los 100 días, siguiendo una tradición muy común en Costa Rica. El tiempo transcurrido no era, desde nuestra perspectiva, suficiente para revisar las actuaciones de una nueva administración; sin embargo, el análisis se hizo y nos brindó un resultado también esperado dada la sensibilidad que aún persistía sobre la pasada campaña electoral (catalogada, por lo menos por el suscrito, como una de las contiendas más sucias y ajenas a la idiosincrasia costarricense gracias al estilo de uno de los aspirantes. Un sector del país, liderado por la oposición, criticó la acción gubernamental y, por doquier, el cuestionamiento sobre cuál era el hilo conductor de dicha acción. Otro sector, liderado por el partido en el poder y por el propio Gobierno, resaltó tres aspectos principales que marcaban el rumbo de la nueva gestión, a saber: fortalecimiento de las áreas sociales (salud, educación y seguridad. combate de frente contra la corrupción pública, y un enfrentamiento sin parangón a la crisis económica.
Después de transcurridos diez meses, consideramos pertinente y oportuno hacer una revisión de la actuación del nuevo gobierno. Primero que todo, el ambiente es propicio puesto que tradicionalmente después de este lapso pareciera que ya las fuerzas opositoras se percataron de que perdieron las elecciones y que les corresponde desempeñar un nuevo papel en la sociedad (dichosamente el PUSC cuenta con un buen equipo humano para liderar su desempeño. por el lado del Gobierno, también las cabezas calientes parecen haberse enfriado, los aires electorales parecen disiparse y una visión más acorde con la realidad comienza a alzar vuelo; como tercer aderezo, el sector privado comienza a hacerse sentir, a tener una actitud participante en las decisiones más importantes de gobierno.
Todos esos elementos, especialmente el tercero de ellos, preparan un terreno muy fértil para el surgimiento de buenas ideas que permitan conducir a nuestra sociedad por el camino del desarrollo.
Para lograr dicho objetivo debemos abrir las puertas a la crítica y revisar las actuaciones del Gobierno. Solo así podemos integrarnos como sociedad democrática.
Personalmente, considero necesaria una revisión profunda de la política social y económica; áreas que la actual administración manifestó haber encontrado en pésimas condiciones y en las que ha realizado evidentes esfuerzos por recuperarlas. Sin embargo, las soluciones deben ser encontradas como resultado de una integración de la sociedad, de un esfuerzo en comunidad para buscar alternativas de desarrollo. Es tiempo de reflexión, de dejar la obsesión política electoral atrás; estamos viviendo problemas tan serios que su solución no depende, aunque algunos lo quieran, del accionar de una de las fuerzas políticas. Los problemas macrosociales y económicos deben ser resueltos, en la medida de lo posible, por consenso y, si esto no fuese posible, por lo menos habiendo logrado una proyección social que garantice un nivel de entendimiento aceptable sobre las políticas sugeridas.
Nuestro país está sufriendo por varias razones; algunas de ellas imputables a algunos sectores políticos, pero lo cierto es que está sufriendo. Ese es el problema.
La política económica, especialmente la tributaria, debe ser encauzada buscando una mayor recaudación de impuestos pero, con todo respeto, utilizando los mecanismos idóneos que permitan no lesionar los sectores productivos; sectores que, hasta la fecha, han salvado al país de una debacle. Enfocar la acción tributaria contra la producción es un síntoma de miopía política y social que debemos evitar.
La política social, especialmente en materia de seguridad, debe recuperar su integridad. En Costa Rica muy poca gente cree en el sistema penal, víctima de ello ha sido el Poder Judicial, que ha perdido toda credibilidad; los delincuentes son dueños de nuestro futuro, eso no lo podemos permitir Los temas preocupantes son muchos. Consideramos que las soluciones empezarán a florecer cuando con humildad aceptemos, todos los sectores políticos y sociales, que debemos buscarlas en conjunto, negociando en el buen sentido de la palabra, de un modo tal en que, sin ceder en principios básicos de las diferentes ideologías, podamos encontrar áreas de consenso en las que prime el interés nacional frente al político partidista.
Pero como miembro de la Asamblea Nacional de 1985, tenía el derecho de pensar bien lo que tenía que hacer y de votar para que figuraran en la papeleta de diputados por las personas que me parecieran mejor capacitadas para cumplir la función, y de mejores antecedentes partidistas para representar al Partido Liberación Nacional. Nada que ver, mi estimado don Guillermo Constenla, con don Célimo Guido ni con don José María Salas, y usted perdone.
Pero aclaro que si yo hubiese sido miembro de la Asamblea Nacional del PLN en agosto de 1993, no me habría sentido yes man de las distritales, sino que habría ejercido mi raciocinio y votado por las personas que me parecieran mejores, entre los múltiples aspirantes que siempre se presentan para todos los puestos. Tal y como lo hice en 1985, cuando, distritales o no distritales, no le di mi voto a don Leonel Villalobos, por ejemplo.
Por un idioma sin sexismo En todo caso, cuando, como ocurrió en 1985, el aspirante a diputado que salió derrotado, no tardó ni 24 horas en incorporarse a las huestes de otro partido (y no digo 24 horas, igual sería si fuesen 12 meses. ello demuestra que el liberacionismo del interfecto no era real sino de pega, de por si acaso, condicionado a que el partido le satisficiera sus aspiraciones. Porque aun cuando esto evidentemente no tiene nada que ver con la reconocida hombría de bien de don Guillermo Constenla hay individuos que no saben perder. se van del partido con fuerza de centrifugas en cuando topan con una pared. La pared, en 1985, de un grupo de asambleístas que pedimos información sobre el liberacionismo de un señor que quería ser diputado por nuestro partido, y que había ganado distritales, no recuerdo si con el novísimo mérito (muy practicado, ay, en los últimos años en mi partido. de jalar votos de otros partidos para triunfar en los comicios locales. y aun, todavía más fuerte el ay, en los nacionales.
Habituada como está nuestra sociedad a pensar que en el varón se encarna lo auténticamente humano, y en consecuencia a representar lo humano como masculino, esta actitud se refleja y a la vez se alimenta en el lenguaje. Señor abonado. señor usuario. estimado cliente. peatones por la izquierda. el origen del hombre. los derechos del niño. mensajes supuestamente referidos a hombres y mujeres, están empleando el masculino como genérico, esto es, para representarnos a los dos sexos. Pero la historia, la observación y la práctica, nos han YADIRA CALVO hecho ver algunos problemas con este empleo de los vocablos. Tratándose de seres humanos, al utilizar el género masculino de forma específica para referirse a varones y al mismo tiempo de forma genérica para incluir también a mujeres, se producen varios problemas. Como es fácil confundir sexo biológico y género gramatical, fácilmente se refuerza la idea de la universalidad de lo masculino, que se conceptúa como capaz de mayor representación: incluye a los sujetos del sexo que indica el género, pero también puede extenderse para incluir al sexo no indicado por él. Indudablemente que esto produce ambigüedad: no siempre resulta claro cuándo se utiliza en su forma específica y cuándo en su forma genérica; esto es, que para las mujeres nos resulta muy dificil saber si estamos o no estamos incluidas en una comunicación. veces por el tema, esperamos estarlo, pero con frecuencia resulta que nos equivocamos. Esto es muy fácil de comprobar. Por ejemplo, un autor, refiriéndose al hombre. de las sociedades arcaicas, nos dice que al saberse humano y considerarse como tal. hasta aquí creemos que incluye a la mujer. es capaz de comportarse con su esposa como el Cielo con la Tierra. Aquí supimos que no la incluye. La confusión semántica es evidente. Esto ocurre por el hábito de pensar que lo verdaderamente humano es lo masculino; pero también por la trampa del lenguaje que permite reforzar la idea. En consecuencia, con tales genéricos, muchas mujeres nos sentimos escasamente o de ningún modo representadas. Como señala Ana María Portugal, decir hombre en una cultura sexista, equivale a exteriorizar un subconsciente colectivo: la inmanencia y subhumanidad del sexo femenino. puesto que el lenguaje solo expresa la institucionalización del apartheid sexual.
Como una manera de remediar parcialmente este problema, algunas personas han recurrido a utilizar expresiones como derechos de los niños y las niñas. los y las habitantes. etc. con la consecuente respuesta más o menos satírica de otras personas a quienes esto les parece una majadería.
Por los periódicos de los últimos dos años se ha criticado la incontenible liberación lingüística de la mujer. de la cual se ha dicho que obliga a gastar más tinta y papel. más aire y pulmón. y más bilis, por lo que se ve; alguien se ha quejado de esta nueva bisexualidad del lenguaje. y alguien más, de que estemos socavando el altamente funcional carácter genérico del masculino, que forma parte de la más genuina tradición gramatical.
Tal vez sería bueno tener presente que la lengua evoluciona, como cualquier otra institución humana, y necesita adaptarse a los cambios que experimenta la sociedad. Por algo ya nadie habla como el Cid Campeador. El creciente malestar de muchas mujeres ante cualquier discriminación sexista, ha obligado a buscar en la lengua, formas más o menos acertadas de contrarrestar sus efectos. Cada cual es libre de emplearlas o no. El idioma es propiedad común y, siempre que no se oscurezca el código, cada persona o grupo tiene el legítimo derecho de usarlo como le resulte mejor.
Lo cual, dicen algunos, es muy democrático. No sabe don Guillermo la gran cantidad de manos que estreché en San Pedro de Montes de Oca, durante nuestra convención presidencial de 1993, de viejos amigos y hasta de parientes míos, calderonistas recalcitrantes de hueso colorado, a quienes felicité por haberse incorporado a Liberación Nacional, dada la ayudita que nos estaban dando en nuestra tarea de escoger candidato presidencial.
No estábamos escogiendo diputados ni munícipes, pero estoy seguro de que también habrían colaborado con nosotros en esa tarea, como colaboraron en 1985 en la escogencia del candidato a diputado de que vengo hablando y que terminó siendo pelota en la Administración Calderón.
Observe mi buen amigo don Guillermo la fecha que yo consigné y él consigno, y convénzase entonces de que el cuento que él contó y los personajes que sacó a relucir, no son ni parientes de los que citó este servidor de ustedes y de él.
Este documento es propiedad de la Biblioteca Nacional Miguel Obregón Lizano del Sistema Nacional de Bibliotecas del Ministerio de Cultura y Juventud, Costa Rica.

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