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La cara oculta de Hugo Chávez

Para el presidente de Venezuela, las recientes críticas a su gestión son producto de un montaje de la oposición; sin embargo, ¿hacía dónde se dirige ese país?

Para el presidente de Venezuela, las recientes críticas a su gestión son producto de un montaje de la oposición; sin embargo, ¿hacía dónde se dirige ese país?

 

Convocados por la empresa privada y los sindicatos que no son afines al gobierno, miles de ciudadanos se lanzaron en las últimas semanas a las calles para protestar por el  desempleo, la crisis económica, la paulatina «militarización» del régimen y los escándalos de corrupción denunciados por algunos medios de comunicación que viven en un estado de guerra permanente con el presidente Hugo Chávez.

Hace pocos días, el mandatario celebró el décimo aniversario de su alzamiento en armas contra el entonces gobierno de Carlos Andrés Pérez, un hecho que llevó al entonces coronel a convertirse en una figura destacada en el panorama político.  De este modo, el frustrado «cuartelazo» fue el hito que más adelante le sirvió a Chávez para aglutinar en torno suyo a una gran mayoría de ciudadanos cansados de los partidos tradicionales,  el socialdemócrata Acción Democrática y el socialcristiano COPEI.

No obstante, estas celebraciones tuvieron lugar en las horas más difíciles para Chávez desde que asumió la presidencia hace tres años.
 

El desencantó ha proliferado en aquellos que creyeron en la «revolución» bolivariana con la que el actual mandatario rompió todos los esquemas políticos que habían regido la vida institucional durante más de treinta años.

La otrora alta popularidad del presidente se ha derrumbado dejando al garete a una gran mayoría de personas que no saben como recomponer, por la vía política, la situación económica y social que atraviesa el país.

Ante las protestas de su pueblo, Chávez ha rememorado sus viejas doctrinas castrenses; contra la gente que golpea cacerolas y sartenes en señal de hambre ha lanzado a sus fuerzas militares.

La polarización de la sociedad es cada día más patente y esto lo demuestra la salida del gobierno de algunos de los ministros que eran considerados por los analistas como el ala moderada del régimen.

Los logros macroeconómicos de la administración, como un índice de crecimiento del 3 % y una considerable baja en la inflación, no han servido para mejorar las condiciones de vida de la gran mayoría de habitantes que viven bajo el umbral de la pobreza.

Además, estas cifras han sido criticadas por la oposición y por los sectores empresariales, que las achacan a un aumento desmedido del consumo y el gasto público ; insisten en que la inversión ha extranjera ha disminuido, lo mismo que la productividad industrial.

Asimismo, las propuestas de Chávez de poner ciertos límites al derecho de propiedad privada han caído como un balde de agua fría en los corrillos financieros de Caracas, que temen por el rumbo tomado por el presidente.



ENTRE EL CHACAL Y LA PRENSA



Si bien es cierto la presidencia de Chávez nunca ha sido grata a los ojos de Estados Unidos, debido a sus propuestas populistas y a su amistad con países que adversan en diversos campos la hegemonía de Washington, denuncias sobre ciertos nexos del presidente con el terrorismo internacional han caldeado aún más el ambiente político interno.

El ex militar Francisco Arias, — compañero de Chávez en el intento de golpe de Estado de hace una década –, afirmó hace pocos días que las revelaciones sobre los contactos de militares venezolanos con guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) ponen en riesgo la estabilidad social y el buen nombre de ese país ante el mundo.

Las denuncias de Arias se basan en un vídeo, revelado esta semana por los medios de comunicación, en el que se observa a miembros del ejército venezolano en compañía de guerrilleros colombianos.

La difusión de esta cinta, también hizo estallar otra escaramuza en medio de la guerra que el ejecutivo y la prensa de ese país libran desde hace meses.

Desde el punto de vista de los comunicadores, las actitudes y acciones de Chávez ponen en riesgo la libertad de expresión que garantiza la Constitución.  Diversos organismos de derechos humanos han recibido denuncias por las actuaciones del presidente en este sentido.

Otro escándalo que ha afectado la credibilidad internacional del mandatario es el que se desató tras la denuncia del ex cónsul de Venezuela en Francia, Nelson Castellanos, de que el gobierno de Caracas había hecho todo lo posible por proteger al conocido terrorista internacional Vladimir Ilich Sánchez, conocido como «Carlos» o el «Chacal».

Aunque Chávez argumentó que todo es un montaje de los servicios de inteligencia de Francia y Estados Unidos para desacreditarle, la verdad es que esta nueva acusación se suma a otras como la de que Venezuela se ha convertido en un santuario de terroristas.

Un ejemplo de esto es la negativa de Caracas de conceder la extradición para juzgar en España a varios activistas ligados a la organización separatista vasca ETA.

La actitud de Chávez luego de los atentados del 11 de setiembre ha causado indignación en Washington y sus constantes viajes a países de la «lista negra» que Estados Unidos mantiene de países que apoyan el terrorismo, hacen que la situación sea aún más complicada para los intereses económicos de Venezuela.

Por otra parte, la actuación del gobierno de Caracas en torno a la estancia y posterior captura del ex asesor presidencial peruano Vladimiro Montesinos, es otro escollo que la política exterior debe afrontar para recuperar credibilidad.

Ante ello, el panorama interno y externo para el gobierno de Chávez se ha hecho cada vez más inestable.

Sin embargo, las alternativas para una sucesión del presidente no son muy claras.  El descrédito en el que ha caído el sistema democrático no le ofrece a los venezolanos las garantías necesarias para tener esperanzas de un cambio.

  • Manuel D. Arias M. 
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