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El debut marcará el camino

El juego ante China será crucial y el más importante de los tres que Costa Rica disputará en la primera fase del Mundial 2002

El juego ante China será crucial y el más importante de los tres que Costa Rica disputará en la primera fase del Mundial 2002
Alexandre Guimaraes presentará en el Mundial 2002 a un equipo apegado, más que nunca, a los dictados de la táctica y la estrategia, por lo que el «juego bonito» es una idea que los aficionados deberían desterrar de Costa Rica en la Copa del Mundo.
La madrugada del 4 de junio marcará, para los costarricenses, el debut de la selección en el Mundial ante el enigmático equipo de China que, sin ser una potencia, ese mismo día puede enterrar las ilusiones de la Tricolor en la Copa del Mundo.
De los tres encuentros que Costa Rica disputará en la primera fase del Mundial de Corea del Sur y Japón 2002, el que sostendrá frente a los chinos, dirigidos por Velibor Bora Milutinovic, es el que está considerado, por especialistas y aficionados, como el más importante.
Las razones saltan a la vista: el partido contra China significará el primer paso de la selección en la Copa del Mundo y de ganar dejará las puertas abiertas para que con Turquía se pueda asegurar la clasificación a la segunda fase.
El debut, también, permitirá conocer cuál es el verdadero estado en que llegó la selección al Mundial, luego de una fase clasificatoria brillante y una cuestionada etapa de preparación, en la que el intenso campeonato local y las negligencias federativas para conseguir fogueos se confabularon en perjuicio del seleccionado.
Costa Rica volverá, esa madrugada de junio, a un Mundial 12 años después de su aparición en Italia 90, donde el conjunto liderado por Bora se convirtió en una de las más agradables sorpresas del torneo.
A pesar de que en esta oportunidad el seleccionado costarricense contará con jugadores que acumulan una aceptable experiencia internacional, como sucede con Paulo César Wanchope (Manchester City de Inglaterra), Rónald Gómez (Ofi de Creta de Grecia),  Rolando Fonseca y Hernán Medford, quienes jugaron en México, la lucha por el segundo puesto, con Turquía, será ardua y complicada.
Aunque el grupo C, que integra Costa Rica con Brasil, Turquía y China, parece ser uno de los más accesibles para cualquier selección, no existen garantías tangibles de que el equipo tico tenga asegurado un pase a la ronda siguiente.
Existen dos obstáculos principales para que se presente esta situación: las limitaciones de tiempo con que Costa Rica se preparó con vistas a la cita mundialista y las fortalezas de Turquía, cuyas principales figuras participan en las más destacadas ligas de Europa.
Turquía, a diferencia de la creencia que se ha generalizado en suelo costarricense, es un equipo con oficio y como lo destaca el técnico nacional Geovanny Alfaro, es un equipo que responde a un proceso de diez años, que le permitió a los turcos reaparecer en las Eurocopas de 1996 y del 2000.
Por la solidez de la selección turca, que se distingue por el juego fuerte y por  su clásica marca, una victoria ante China le permitirá a la Tricolor llegar con cierta tranquilidad al juego contra el equipo dirigido por el técnico Senol Günes.

CAUTELA Y NÚMEROS

Durante la hexagonal de la Confederación de Fútbol, en la que Costa Rica se clasificó en el primer puesto con 21 puntos, siete más que México y Estados Unidos, los otros representantes de la región, Alexandre Guimares le apostó a un equipo que sabía jugar muy bien estratégicamente y que nunca olvidó que los números, al fin de cuentas, son los que dan o no la razón.
Amparado en este «concepto del resultado», Costa Rica procurará presentar ante China a un equipo con oficio en el juego aéreo y que tendrá en su sistema defensivo su mayor baluarte.
Para sorpresa e incredulidad de muchos, China fundamenta su fútbol en la velocidad y en el juego aéreo, dado que sus seleccionados tienen, en promedio, 1, 90 metros de estatura.
De ahí que frente a los chinos, desde ahora, se ha de eliminar la idea de que será un encuentro fácil y «bonito», como suelen llamarlo los argentinos y los brasileños, porque ante todo Costa Rica hará un partido «muy táctico».
Seguridad en la posesión de la pelota, una defensa ordenada de principio a fin y un par de lanzadores dispuestos a filtrar balones a los punteros, será una imagen que, posiblemente, se repetirá una y otra vez en el juego «tico».
Guimaraes, pese a los contratiempos que tenga de aquí al debut, se mantendrá fiel al esquema de sus preferencias: el 3-5-2.
El técnico, como lo ha demostrado en los fogueos durante la estadía en Japón, aún alberga dudas respecto a los 11 hombres que saldrán contra China, pero lo que sí es casi seguro es que en el mediocampo ubicará a dos contenciones: Mauricio Solís y Walter Centeno, para que Wilmer López se encargue de la labor creativa.
En el ataque, zona en la que han surgido tantas especulaciones, es probable que Paulo César Wanchope y Winston Parks no jueguen juntos como es el deseo de la mayoría de los aficionados.
Parks, si Wanchope está en condiciones de disputar la Copa del Mundo, será el relevo «ideal de Paulo», pero no su compañero en el equipo estelar.
Ambos, con la salvedad de la experiencia que los separa, son jugadores con características similares, lo que duplicaría las funciones en la ofensiva costarricense. En vez de Parks es más lógico creer que Rolando Fonseca o Rónald Gómez serán los socios de Wanchope.
Si Costa Rica recurre a las leyes de la táctica y la estrategia ante China, contra Turquía el rigor será mayor y frente a Brasil se intensificará este proceder.
Lo que equivale a decir que la «magia latina», de la que Costa Rica también es heredera, brotará a ráfagas, pero quizá suficientes para salvar las largas y tensas esperas dominadas por la incertidumbre de la «apuesta a los resultados».

  • Jose Eduardo Mora 
  • Deportes
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