Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
En la novena entrega de Crisol de Exilios, les ofrecemos un resumen de la conversación con Sophia Yassine, quien nació en Marruecos, se casó en Rusia y se nacionalizó costarricense en 1993.
Durante sus visitas a Marruecos Sophia Yassine viste un traje típico y se tatúa las manos, conforme a la tradición.
«Al principio yo vivía con la maleta y el pasaporte en la mano, porque los temblores no estaban en el contrato matrimonial. Antes de venir a Costa Rica me hablaron mucho de su gente y costumbres, pero no me dijeron nada de estos constantes movimientos de la tierra «.
La que así habla es Sophia Yassine, una marroquí que a los 18 años se encontró con un tico en Rusia -donde ambos realizaban estudios de comunicación- y terminó en Costa Rica, de la que hizo su tierra por nacionalización.
Aclara que a la par de sus hijos ha aprendido a no tenerle tanto miedo a los sismos, y hasta se ha acostumbrado a ellos, pero eso fue una de las cosas más difíciles de asimilar en su nueva patria, pues ensu tierra natal estos no se dan.
Asegura que los temblores también resultaron terribles para su hermano Ahmed, quien poco después de su llegada vino visitarla en Costa Rica y se quedó; pronto contraerá nupcias con una tica.
«Los sismos también son el susto de mi mamá – Jamila- cuando me visita, quien aún hoy no acepta mi matrimonio con un extranjero. Ello -explica- pese a que su compañero abrazó la religión musulmana y fue a Marruecos a solicitar su mano. Por eso al volver a Rusia se casó sin permiso, ante recomendación secreta de su padre -Hussein- quien es periodista.
«Soy la única persona que tuvo que casarse tres veces con el mismo hombre: primero en la mezquita, pues los marroquíes abrazan la religión musulmana; luego en la iglesia católica por la religión de su compañero y la tercera por lo civil».
Sophia llegó a suelo costarricense a principios de 1990 con su esposo, de quien está en proceso de divorcio, y un hijo ruso por nacimiento, Karim, cuyo nombre significa generoso y tiene 13 años. Siete años después nacieron los gemelos Nabil (noble) y Yamil (hermoso). Su prole no conoce su tierra natal más que en fotos y por eso uno de sus sueños es llevarlos.
ME SIENTO BIEN AQUÍ
Sobre la posibilidad de volver a vivir en Marruecos, asegura: «yo estoy bien aquí, me siento bien, pero me hace falta mi familia. Allá cuando una se divorcia vuelve a la casa materna. Para mí no hay posibilidad de volver, mis hijos son de aquí».
Consultada respecto a lo que más extraña de su tierra natal, aparte de su familia, afirma: «Soy una mujer de puerto. Crecí a 10 minutos de la playa. Me hace mucha falta levantarme y sentir el olor del mar, pero en Costa Rica las zonas portuarias tienen un nivel de vida muy limitado. Yo nací en Casablanca, que es la capital económica de Marruecos, tiene ocho kilómetros de playa y 7 millones de habitantes, más que todo Costa Rica. Ahí todavía residen mi padre, madre y hermana.
Entre sus proyectos está iniciar una nueva relación de pareja, pero esta vez con un marroquí, aunque en este lado del planeta hay muy pocos. En Costa Rica solo residen cuatro: ella, su hermanos y dos varones más, según afirma.
Además le gustaría abrir un negocio propio, al estilo marroquí, una especie de galería-café, con música y artesanías de allá.
Después de doce años en esta tierra, donde asegura que se quedará, ella preserva las tradiciones de su tierra natal y gusta de organizar «noches marroquíes», para el disfrute de sus amistades, con las cuales le gusta mucho compartir.
Esta actividad incluye la preparación de comidas típicas como, por ejemplo, el cordero con almendras y el «cuscús», grano de trigo cocinado a vapor con carne y verduras. Esa noche ella se viste con uno de sus vestidos largos de seda de vivos colores, bordados a mano con hilos de oro y sujetados al talle con un cinturón de oro. Les ofrece música de su tierra, que es muy variada, e incluye una mezcla de ritmos africanos y árabes, y baila alguna pieza.
«Me encanta bailar, tanto la música de allá como la latina, la cual me fascina. Puedo hacerlo tres o cuatro horas sin parar», asegura.
También quiere tener una finca o casa en el campo, en la zona norte, por su verdor, para recreación familiar.
DIFERENCIAS CULTURALES
Respecto a las diferencias culturales a las que dr enfrentó al llegar a esta tierra, dice que lo más difícil fue la actitud de la gente de tocarlo todo, incluidas las personas. «Me parecía una gran falta de respeto, pero luego me acostumbré y ahora a mí me pasa lo mismo cuando visito a mis familiares en Marruecos. Lo que no tolero es esa maña de referirse a la mujer con expresiones como mi amor, mi reina, me resulta muy chocante», aseveró.
Otra cosa que no le gusta es que el tico no se compromete de verdad, le cuesta mucho madurar, contrae matrimonio, pero quiere seguir con su vida de soltero. Dijo que la infidelidad en el hombre es vista como algo normal por la sociedad, la cual por la cultura machista presiona al varón hacia estas conductas.
«Los marroquíes también son machistas, pero no llevan doble vida, se comprometen, asumen la responsabilidad, cuando se casan la familia ocupa el primer lugar, no se promueve ni permite la infidelidad, no hay hijos fuera del matrimonio», explicó. Si una muchacha queda embarazada, la pareja tiene que casarse con ella y no puede pedir el divorcio sino hasta después de tres años.
Agregó que «algunos ticos viven con una doble moral, no son sinceros ni directos, al contrario de los marroquíes que son «al pan, pan y al vino, vino».
«Por el contrario -asegura- me encanta la sencillez y alegría del costarricense».
Ella realizó estudios de mercadeo en la Universidad Estatal a Distancia en 1998 y tiene una maestría en comunicación de la Universidad Estatal de Bielorrusia (1989). Fue la productora del programa infantil «Buenas noches Tita», que se transmitió durante tres años; ejerció el periodismo en la revista Perfil de La Nación y en Canal 13; fue gerente de mercadeo de la editorial «Pearson Education» para la región centroamericana; actualmente labora para la librería Universal, donde está se encarga del mercadeo directo.
Parte de sus planes es obtener una maestría por Internet en «e-comerce» «e-bisness» (comercio por Internet) y trabajar en lo «stock market» o sea, la bolsa de valores en la red.
Como entretenimiento, gusta de ver cine europeo, además de la poesía y de la lectura; entre los autores preferidos tiene a Isabel Allende y a Paulo Coelho.
Este documento no posee notas.