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Liberación se desmorona

La precipitación al abismo del Partido Liberación Nacional sin paracaídas, parece hoy irreversible.

La precipitación al abismo del Partido Liberación Nacional sin paracaídas, parece hoy irreversible.
Liberación Nacional cada vez se hunde más.
«El Partido Liberación Nacional (PLN) perdió sus raíces y desde entonces cavó su tumba», enfatizó esta semana el exdiputado y dirigente de esa agrupación, Julio Jurado del Barco, al enmarcar la crisis de su partido en una «ida sin retorno».
«En el caso de la banca nacionalizada, el partido cambió todos sus principios y los resultados están a la vista», apuntó el entrevistado.
Jurado del Barco, un odontólogo jubilado y defensor acérrimo de la soberanía y las instituciones estatales como el Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), aclara, de inmediato, que pese a las crítica a su partido, no ha renunciado a Liberación.
La obra social de los años 40 y el Estado plasmado en el partido del tres veces presidente de la república, José Figueres Ferrer, guarda una lugar especial en la memoria de Jurado del Barco.

Sin embargo, este reconocimiento a la causa verdiblanca  no le impidió fustigar en diversas ocasiones al gobierno de José María Figueres ( 1994-1998), hijo del fundador del PLN, Figueres Ferrer, por considerarlo que se apartaba de conquistas incuestionables como la banca nacionalizada y restringió el desarrollo de las instituciones de carácter social.
Precisamente desde el gobierno de Luis Alberto Monge Alvarez, cuando se firmó el I Programa de Ajuste Estructural de la Economía (PAE),  hasta la administración  de Figueres Ferrer,  se vio cómo los líderes de la agrupación  priorizaron la acumulación privada de riqueza.
El partido, dijo el exsecretario general del PLN, exdiputado y ex candidato presidencial, Walter Coto, se convirtió en una máquina de hacer dinero de un reducido grupo de empresarios privados y políticos nacionales.
Cuando estos sectores vieron que el PLN producía jugosos réditos, empezaron a invertir en él y con ello desnaturalizaron la causa liberacionista, añadió.
En declaraciones a UNIVERSIDAD, estimó que su antiguo partido está privatizado y «por idéntico camino va la Unidad Sociacristiana (PUSC) y Acción Ciudadana (PAC)».
A su juicio resulta sumamente fácil «privatizar» un partido político. Los empresarios y los políticos invierten en la organización y luego sacan provecho de ella por la vía de los bonos de la deuda o bien acaparando puestos de gobierno que facilitarán luego los negocios personales.

LAS ARISTAS

La primera arista de la crisis se traduce, según el entrevistado, en dirigentes  sumisos a los intereses de quienes invirtieron en la agrupación.
Precisamente la falta de liderazgo hizo que un partido de la trayectoria del PLN careciera de otros candidatos a la alcaldía de San José, ejemplarizó Coto.
El exsecretario del PLN se refirió a las aspiraciones de Johnny Araya Monge como candidato a la alcaldía capitalina. La escogencia de Araya  dejó al rojo vivo la alta estructura socialdemócrata.
Como si fuera poca la derrota sufrida en las elecciones presidenciales del 7 de abril, ahora Liberación se aferra a esta nueva crisis, tal vez superable en el mediano plazo, pero  de imprevisibles consecuencias en un par de años.
En declaraciones públicas la presidenta del partido, Ana Gabriela Ross, afirmó que Araya representa la derrota, en alusión directa a la jefatura de campaña que desempeñó cuando  su hermano Rolando Araya,  perdió los comicios frente a Abel Pacheco el 7 de abril.
El triunfal candidato a la alcaldía tiene otro criterio. Si victoria – no tuvo contendiente- es una nueva forma de ver la política. Contrario a Ross, se mostró satisfecho por su designación y anunció que incorporará a su gestión al tesorero del partido, Oscar Alfaro, así como a la
exviceministra de gobernación, Maureen Clarke.
Sin embargo, como Alfaro es el encargado de auditar los gastos de la pasada campaña electoral, no sería conveniente que a la vez sea subordinado político de quien fue el jefe de campaña en esa elección y quien decidía sobre los gastos, declaró el Secretario General del PLN, Luis Guillermo Solís, a La Nación el pasado 28 de julio.
Solís sustituyó recientemente en el puesto a Rolando González, un educador que por varios años trató de enderezar la proa de  una embarcación que parece hacer agua todos los días.
A González trataron de sacarlo por la puerta trasera del partido. Salió con lágrimas en los ojos. Dejó el espacio para que los seguidores del exprecandidato Antonio Alvarez, y del aspirante a la presidencia, Rolando Araya, llegaran hasta la alta estructura.
De esta manera el primero «amarraba» con bastante antelación su precandidatura para aspirar a la presidencia en las elecciones de 2006, en tanto Araya enviaba un mensaje claro a sus partidarios: No se repartan nada. Estoy vivo.
Son los dos grupos – no tendencias – que pugnan por el control absoluto de un  partido, más allá de los ideales inspirados por Figueres Ferrer. Incluso más allá de  ideas socialdemócratas ampliamente derrotadas en la Europa del libremercado.
Hoy Ana Gabriela Ross deja entrever la posibilidad de dejar el directorio del PLN, mientras  Fernando Zumbado, un diligente animador de la reforma constitucional para que Oscar Arias retornara a la presidencia,  abandonó su lucha en procura de la alcaldía de San José dentro del partido.
Asimismo la influencia del
excandidato presidencial José Miguel Corrales pareciera extinguirse dentro de los círculos de los nuevos «estrategas» del grupo.
Coherente dentro del campo de sus postulados  morales, que inciden en sus principios  políticos, Corrales parece ser  una «piedra en el zapato» dentro de quienes en Liberación abrazaron » el fin de la historia» como algo cierto. Así, cuando la administración de Figueres Olsen levantó la bandera de la privatización y el gobierno de Miguel Angel Rodríguez presentó la «genialidad» de vender activos estatales, Corrales no midió consecuencias políticas dentro de los empresarios del partido y apostó contra las privatizaciones.
El resultado final fue que perdió las elecciones y la confianza entre los «modernizadores» del partido y del país. El y sus allegados consideran que han sido víctimas del más cruel fraude electoral en las elecciones de 1998.
Idéntico criterio expresó Coto. «Si usted plantea la opción de recuperar el partido, lo echan aunque sea con fraude, como me sucedió», dijo a este SEMANARIO.
Ciertas o no las afirmaciones de Corrales y Coto, de lo que no hay  duda es que la oposición a las inversiones vía partido o a las tesis antineoliberales han desaparecido, prácticamente, del discurso socialdemócrata y de las más importantes estructuras del PLN.
El ex ministro de Trabajo, Francisco Morales, quien cuando se aprobó la Ley de Protección al Trabajador planteó que fueran los obreros quienes administraran los millonarios  fondos por concepto de  pensiones,  y no a través de comercializadoras privadas, hoy padece un innegable ostracismo.
La tesis de Morales era simple y hasta viable: el dinero de las pensiones complementarias podría «trabajarse» mediante asociaciones laborales, con lo cual ganaba el país en productividad y garantizaba desarrollo humano, social y financiero para los asalariados. Pero la iniciativa implicaba sacar del negocio a correligionarios suyos metidos a inversionistas.
Por el contrario, quienes alguna vez acamparon a  la sombra del PLN por un ministerio de salud, los bancos estatales o el Banco Central , por ejemplo, ahora se mueven entre los colores primarios  socialcristianos o de Acción Ciudadana, por «amor al país», según dicen. Y lo hacen a la perfección.

  • Rafael A. Ugalde
  • País
José Figueres FerrerNational LiberationPartido Liberación NacionalPresidentes de Costa Rica
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