Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
El Río San Juan volvió a la agenda de los gobiernos de Costa Rica, sin embargo esta vez se escuchan con más fuerza las voces de la sociedad civil que plantean sus demandas
Luego de apagarle la sonrisa a más de uno con sus respuestas sinceras y realistas, el presidente Pacheco abandonó el Palacio Municipal de Puerto Viejo, en su gira del 22 de julio
Cuando se habla de la cuenca del río San Juan y de las comunidades fronterizas, existe una tendencia a ver ambas cosas como si fueran la misma y no es así.
Por un lado el San Juan delimita solamente una tercera parte de los casi 300 km. de la frontera continental entre Nicaragua y Costa Rica; y por otro lado las poblaciones limítrofes de ambos lados están concentradas desde Los Chiles hasta Tiricias, donde el río aún no representa la frontera.
De Tiricias en adelante, en los aproximadamente 100 kilómetros en que el río sirve como límite, «el San Juan pertenece a Nicaragua, pero nosotros tenemos libre derecho de navegación», según afirmó el 22 de julio en La Trinidad, el presidente Abel Pacheco. El mandatario hacía referencia al tratado Chamorro Bryan y al Laudo Cleveland, que garantizan la libre navegación con objetivos comerciales por parte de los costarricenses.
DERECHO VIOLADO
Pacheco pudo escuchar el testimonio de ciudadanos que denunciaron el cobro de peaje por navegar el San Juan, impuesto por las autoridades nicaragüenses desde hace más de cuatro años, cuando cobraban ¢500 por lancha. Hoy la tarifa asciende a $9 (¢3265) por persona.
La aplicación de este impuesto, según Juan Guzmán, transportista lacustre, ha producido una merma apreciable en el turismo que se moviliza desde Puerto Viejo de Sarapiquí hasta Barra del Colorado, usando el San Juan.
El impuesto se hizo oficial durante el gobierno de Arnoldo Alemán en Nicaragua y no solo perjudica al turismo sino también al comercio de la zona.
Víctor Cortés, otro vecino, señaló que además hay un horario para navegar el San Juan y que «dependiendo de cómo esté el ánimo del inspector del ejército, así son las requisas que nos hacen».
Pero ellos también ofrecieron soluciones, una es la construcción de un canal de 40 kilómetros de extensión paralelo al San Juan para unir el Río Colorado con La Ceiba, en territorio tico. «En vez de gastar $20 millones en un juicio, mejor se hace el canal», afirmó convencido Guzmán.
SOBERANÍA O DESARROLLO
El gobierno de Miguel A. Rodríguez recomendaba llevar el diferendo a la Corte de la Haya, sin embargo el actual canciller Roberto Tovar, apuesta por una «salida armoniosa», donde prevalezca el sentido común.
Su homólogo nicaragüense Norman Caldera, piensa de igual modo pues según recientes declaraciones a agencias internacionales, «Nicaragua está obligada a respetar los derechos de que hablan los tratados vigentes».
De hecho, la gira presidencial a La Trinidad, -donde el río Sarapiquí se suma al San Juan,- en un principio sería por el propio San Juan, sin embargo debido una indisposición del mandatario nicaragüense Enrique Bolaños, se cambió el trayecto. Ante esto, las voces de políticos de la oposición resonaron de inmediato en ambos países atizando a la opinión pública: Arnoldo Alemán, presidente del Poder Legislativo de Nicaragua, afirmó que «si Pacheco quiere navegar el río, debe pedir permiso»(ACAN-EFE, 25 de julio).
Al otro lado, el diputado José Miguel Corrales acusaba ante los tribunales al gobierno pues considera que no ha logrado garantizar el derecho a la libre navegación en esa vía fluvial. Luego, el 29 de julio en Guatemala, Enrique Bolaños propuso de manera informal suspender el cobro de $9 a cambio de que en Costa Rica «dejen de cobrar los $20 (¢7250)» por concepto de visa para los nicaragüenses que ingresan al país.
A pesar de todo el plan para que los mandatarios de Costa Rica y Nicaragua naveguen juntos en esa vía continúa en pie y podría efectuarse pronto.
POLÍTICOS IGNORAN PROBLEMAS ECOLÓGICOS
La contaminación del Río San Juan es un problema que crece proporcionalmente al desarrollo humano en su cuenca.
El río, desaguadero natural del lago Cocibolca, representa en la última mitad de su recorrido la frontera que divide a ambos países. Fue conocido como la Ruta del Tránsito por miles de viajeros que buscaban llegar a California durante la fiebre del oro en 1848 y luego representó el acceso de los piratas ingleses para saquear y destruir la ciudad de Granada; también fue la vía por donde los filibusteros estadounidenses intentaron esclavizar a Centroamérica.
El interés de diversas potencias extranjeras por convertirlo en un canal interoceánico se mantuvo hasta principios del siglo XX y más recientemente fue escenario de la lucha fraticida entre los «contras» y los sandinistas.
Sin embargo, «una nueva y creciente fuente potencial de conflicto se viene acumulando: el de la transformación ambiental de la cuenca por su degradación. Dicha tendencia no solo establece un potencial conflicto ambiental internacional, sino que además de involucrar a los Estados involucra a las sociedades de ambos países».
Así lo afirma el último informe del «Proyecto Conflicto y Cooperación Ambiental en Cuencas Internacionales Centroamericanas», que además denuncia un proceso de contaminación en el Refugio de Vida Silvestre Los Guatusos, «originado en varios ríos provenientes del territorio costarricense, como son La Palma, la Cucaracha. El Papaturro, San Ramón y caño El Sahíno».
Para el Director del Proyecto, Alexander López, la contaminación de la cuenca es de dos tipos, por sedimentación y por agroquímicos. Como el 80% de sus aguas son descargadas por ríos costarricenses, «se podría afirmar que la mayor parte de la contaminación proviene de nuestro país», detalló.
El Proyecto es financiado por FUNPADEM (Fundación del Servicio Exterior para la Paz y la Democracia), la Escuela de Relaciones Internacionales de la UNA, la Escuela de Geografía de la UCR y la Fundación Kukulkán de Guatemala.
Para Carlos Granados de la Escuela de Geografía, «durante 30 años se ha desarrollado la agroindustria en la zona norte mucho más que en la sur de Nicaragua, lo que ha generado una creciente contaminación química y biológica en los ríos en suelo costarricenses que desembocan en el San Juan. Por ejemplo, la basura de Ciudad Quesada va a parar directamente al San Carlos,» afirmó.
UNO DE TANTOS
Para el Proyecto antes citado, la del San Juan es una de las tres cuencas trans-fronterizas más importantes de la región, junto a la del Río Usumacinta en la frontera entre México y Guatemala, y el Lempa que comparten Guatemala, El Salvador y Honduras.
Su particularidad según Alexander López, radica en que en nuestro caso se trata de «un conflicto articulado socialmente desde las esferas políticas en Managua y San José».
Otro proyecto, patrocinado por el Programa de Naciones Unidad para el Medio Ambiente opera también desde hace más de cinco años en el área de influencia del San Juan. La Organización de Estados Americanos (OEA) lo ejecuta a un costo de $3.5 millones en coordinación con el Ministerio del Ambiente y Energía (MINAE) de Costa Rica y del Ministerio del Ambiente Y Recursos Naturales (MARENA) de Nicaragua.
Según explicó Juan José Castro, coordinador técnico del plan, se busca producir un plan estratégico para un manejo integrado de los recursos hídricos y el desarrollo de la Cuenca. Se espera tenerlo listo a finales del año próximo. Por lo pronto, el Centro de Investigación sobre Contaminación Ambiental de la UCR (CICA), impulsa un diagnóstico ambiental de la Cuenca por encargo del Proyecto.
Este documento no posee notas.