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Mientras la Asamblea Legislativa aprobaba el permiso para que ingresen naves de guerra de los Estados Unidos en aguas jurisdiccionales, con la excusa de combatir el narcotráfico, el embajador John Danilovich manifiesta su regocijo porque el gobierno de don Abel «va muy bien». ¿Será que los sofisticados equipos de la marina norteamericana requieren asolearse para que no se oxiden? ¿Estará consciente el diputado Bernal Jiménez -buscó alianzas, increpó a sus compañeros, corrió desesperadamente para aprobar el permiso-, de la implicación político-militar para Costa Rica? ¿Habrá alguna relación con los acontecimientos de Colombia y Venezuela? Y «va tan bien» el gobierno de don Abel que no entiende «por qué carajo», las comunidades del área rural reaccionan en contra de un transnacional que «pone al servicio de todos una tecnología avanzada para que los incultos ticos aprendan del eurocentrismo». No obstante, don Abel sabe que las conmociones sociales no se producen por azar o circunstancias ajenas a los problemas económicos. El prefiere hacerse el «gringo». Total, mientras siga con su discurso populista y ambiguo, según él, seguirá convencido de que los accidentes de tránsito se producen por desperfectos mecánicos, ¿y la cultura vial, el mal estado de las calles,…? ¿Y el verdadero negocio…? Y lo que era un secreto en el gobierno de don Abel, se convirtió en una revelación: el «acuerdo» para crear una «Academia Internacional…» fue firmado el 6 de junio del presente año entre el ministro Rogelio Ramos y el embajador John Danilovich, y como «testigo de honor» el mismísimo presidente Abel Pacheco. Y como se trata de no asustar al país con academias militares tipo «Escuela de las Américas», (célebre por la formación de dictadores y técnicos de la tortura), La Nación (26-7-2002), fiel a sus preceptos para sensibilizar al país, se apresura a ser portavoz del embajador gringo que compara la «Academia…» con la EARTH o el CATIE. Ya Fabiola Pomareda (Universidad No.1487) y Freddy Pacheco (Universidad No.1489), nos alertan sobre otras academias similares a la que se pretende enclavar en el país. La buena intención del gobierno de Estados Unidos es conmovedora, pues en el primer objetivo del «acuerdo» se destacan frases como: «…derechos humanos,…justicia,… cumplimiento de la ley». Sin embargo, ¿por qué el gobierno de los Estados Unidos desconoce la Corte Penal Internacional con sede en La Haya? ¿Por qué vetó una resolución de la ONU sobre la «misión de paz» en Bosnia y exige que sus militares no sean procesados por crímenes de guerra en ninguna parte del mundo? Y como si fuera poco, el «acuerdo» les garantiza que estarán exentos de cualquier tipo de impuestos (artículo 10). Y sin el más mínimo rubor, el artículo 11 se titula: «PRIVILEGIOS E INMUNIDADES PARA EL PERSONAL DE LA ACADEMIA» y, específicamente, para sus «…directores, instructores, asesores, consultores y demás miembros del personal de la Academia que no sean costarricenses,…», inmunidades equivalentes al cuerpo diplomático…. Ni el Minotauro borgiano, en su exacerbado delirio de grandeza se aplaudía frente al espejo como lo hacen los representantes de Estados Unidos. ¿Alguien podrá dudar de la arrogancia del gobierno de Bus? ¿pueden hablar de paz, de justicia, de libertad, del cumplimiento de las leyes internacionales, y luego, se niegan a cumplirlos? ¿Será posible que haya séquitos que los adulen y corran presurosos a servirles? Ojalá que la Academia sea solo un proyecto, una simple idea excecrable.
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