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Plan Puebla-Panamá avanza en medio de polémicas

Un ambicioso proyecto de integración, con un área de un millón de km. cuadrados y unos 64 millones de habitantes, pretende unir a los países centroamericanos con nueve estados del sur de México.

Un ambicioso proyecto de integración, con un área de un millón de km. cuadrados y unos 64 millones de habitantes, pretende unir a los países centroamericanos con nueve estados del sur de México.
Mejorar las carreteras de Centroamérica es uno de los objetivos que tiene el Plan Puebla-Panamá.
La idea fue lanzada el 15 de junio de 2001, cuando se reunieron en San Salvador los países integrantes del mecanismo de diálogo y concertación regional, creado diez años antes en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas.
Propuesta por el presidente Vicente Fox, aun antes de que asumiera el poder, en setiembre del 2000, el Plan Puebla-Panamá (PPP) es mucho más que un conjunto de proyectos. Se trata, en realidad, de una ambiciosa visión geopolítica, cuyas consecuencias son aún difíciles de vislumbrar en toda su magnitud.
Es esto, precisamente, lo que desata la polémica entre quienes ven con entusiasmo la propuesta, y sus detractores, para quienes el plan es un intento más de amarrar el carro centroamericano al proyecto neoliberal comandado por las empresas multinacionales y empujado por Washington.
La realidad parece indicar que el proyecto de integración de Centroamérica, incluyendo Panamá y Belice, con los estados de Campeche, Chiapas, Guerrero, Oaxaca, Puebla, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Yucatán va orientado en el sentido de las aspiraciones de los pueblos latinoamericanos.
 
Sin embargo, el marco político y económico en que se da este proceso, con la economía mexicana cada vez más atada a la estadounidense, gracias a un tratado de libre comercio que ya cumplió siete años, y gobernada por los sectores conservadores que representa Vicente Fox, despierta resistencias y desconfianzas tanto en el sur de México, como en Centroamérica.

AVANCES

El proceso de integración promovido por el PPP avanza en diversas direcciones.
El 31 de julio concluyó en San José una reunión de los representantes nacionales del PPP, para discutir y aprobar el plan de trabajo del segundo semestre de este año.
El Comisionado de Costa Rica y co-presidente para el PPP, Alvaro Trejos, se mostró «muy satisfecho» por los resultados de la reunión. «Se definieron una serie de planes de acción para los próximos seis meses, en cada una de las ocho iniciativas que comprende el Plan Puebla Panamá», afirmó.
Esos planes «nos van a permitir avanzar hacia un Memorándum de Entendimiento sobre los temas ya aprobados y sobre otros nuevos en las áreas de educación, salud, mitigación y prevención de desastres naturales y la inserción del tema de desarrollo rural y agropecuario», añadió.
Los Comisionados también aprobaron  las estrategias regionales para la promoción de la inversión privada y la revisión del mecanismo de información, consulta y participación, contemplado en el plan.
El proyecto abarca una serie de iniciativas en materia de integración física, tanto en el sector vial, como en telecomunicaciones y energía. Las otras áreas son el turismo, prevención de desastres, facilitación de comercio, y desarrollo humano y sustentable.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) ha donado $2,9 millones para apoyar el programa de armonización de normas sanitarias y fitosanitarias  con el fin de facilitar el comercio de productos agropecuarios, y por otro lado, un proyecto de oferta y demanda de capacitación laboral.
Pero solo en la integración vial se habla de una inversión de cuatro mil millones de dólares. Una parte importante de esos proyectos será financiada por el BID. Su presidente, Enrique Iglesias, se refirió a estas iniciativas, destacando, en particular el papel preponderante que se pretende otorgar al sector privado.
El tema despierta la natural inquietud por tratarse de áreas que, particularmente en Costa Rica, han estado en manos del  Estado. La propuesta plantea la inquietud de que mediante estas iniciativas internacionales, se renueven las presiones para abrir las telecomunicaciones a las inversiones privadas en el país, se amplíe la participación privada en la generación de energía y se transforme la red de carreteras en un sector en manos de empresas privadas, una iniciativa que enfrenta crecientes dificultades en países donde se ha aplicado ampliamente, como en México.
De modo que, junto con la propuesta de integración, viene un renovado intento de avanzar en un modelo económico de privatizaciones que está detrás de los problemas que viven todos los países del hemisferio.

INQUIETUDES

El PPP tiene su origen más reciente en la reunión del Grupo Consultivo de Estocolmo, en 1999, con motivo de la reconstrucción de Centroamérica a raíz del huracán Mitch. El 8 y 9 de marzo de 2001 se celebró en Madrid, una nueva reunión de seguimiento, cuyo objetivo era entender la situación de la región y estudiar proyectos para el futuro, orientados a la integración regional. Las iniciativas que surgieron de este Grupo Consultivo de Madrid sirvieron de base para el Plan Puebla-Panamá, afirma un estudio del BID.
El problema más crítico de la región es la pobreza, afirma el estudio. «Los indicadores sociales señalan inequidad al acceso a los servicios de salud y saneamiento, un alto grado de analfabetismo y bajos años de escolaridad. A pesar de que la esperanza de vida al nacer ha mejorado, siguen siendo preocupantes la mortalidad infantil y la desnutrición».
Pese a esta realidad, el PPP despierta desconfianzas. El pasado 7 de julio se realizó en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el Encuentro Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad, con más de mil participantes.
Ahí se propuso «reforzar la participación de la sociedad civil en los procesos de lucha continental ante los tratados de libre comercio, el Plan Puebla-Panamá y la globalización neoliberal».
En un documento titulado «Llamado a la conciencia y al corazón nacionales», los participantes señalaron que el Plan Puebla-Panamá constituía un «etnocidio». Es bien conocido el conflicto que prevalece en la región de Chiapas, entre el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) y el gobierno mexicano, en una región clave para el desarrollo del PPP.
Otras organizaciones centroamericanas también han manifestado su desacuerdo con el plan, al que identifican como parte del proceso de desarrollo neoliberal. Sin duda, mientras prevalezca esa imagen, el PPP enfrentará una creciente oposición que hará difícil conseguir el apoyo necesario para los ambiciosos proyectos que propone.

  • Gilberto Lopes 
  • Mundo
National Liberation
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