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El Museo del Oro de Costa Rica, uno de los más importantes de América Latina y del mundo, reabre sus puertas al público el 14 de setiembre.
Las maravillas del arte precolombino costarricense, que recoge la esencia de nuestros antepasados, podrán ser de nuevo apreciadas en el Museo de Oro del Banco Central, que con un diseño que privilegia lo antropológico sobre lo artístico, enriquece aún más la calidad de la colección.
Luego de seis años de investigaciones y de una pausa de 17 meses, el Museo, ubicado debajo de la plaza de la Cultura, reabrió sus puertas con un brillo más intenso, que permitirá apreciar la maestría y la magia con que los aborígenes trabajaban la metalurgia.
«Con el rediseño tratamos de mostrar la riqueza de las sociedades precolombinas y de la función que desempeñaban los objetos de los orfebres como parte de su compleja visión de mundo», explicó Dora Sequeira, Directora de los Museos del Banco Central, al cual pertenece el Museo de Oro.
Patricia Fernández, curadora del Museo, uno de los más relevantes de América Latina y del mundo, explicó que con el nuevo montaje se busca resaltar el contexto en que fueron elaboradas las piezas.
En la nueva propuesta se hace referencia a qué grupos, por qué y para qué utilizaban los objetos que se exhiben, entre los que destacan los que aluden a ornamentos, simbolismos de animales, rituales, herramientas y artículos de la vida cotidiana.
La colección del Museo se compone de unas 1000 piezas, las cuales fueron sometidas a limpieza y a restauración. Los trabajos fueron hechos con oro, cerámica y piedras. La iluminación del material se realiza por fibra óptica, para que no produzca calor.
El Museo consta de dos pisos. El primero tiene una sala de exposiciones temporales, también con temas precolombinos, y una sección introductoria donde se destaca el desarrollo sociocultural de los grupos indígenas en territorio nacional, así como el avance de la metalurgia en el país y el resto de la región.
En la segunda planta habrá otras áreas temáticas. «Se quería una exhibición por temas, porque permite que el público pueda visitar el museo varias veces y ver los aspectos de la exhibición que más le interesen», dijo Fernández.
Los ejes centrales giran en torno a la función o la utilización de estos objetos por varios personajes y actividades de las sociedades precolombinas, en el ámbito político, de lo sagrado, como ofrenda funeraria u objeto de intercambio.
La información que se da sobre los objetos de oro es nueva. Se obtuvo mediante investigación arqueológica, tecnológica y con el análisis de las piezas. «Un estudio tecnológico, junto con el estudio formal de las piezas, permitieron plantear una secuencia cronológica regional del desarrollo del sistema de la metalurgia y cómo se introdujo en Costa Rica. El público podrá apreciar esa evolución».
Para que la exhibición fuera más clara y amena, se emplearon recursos didácticos como dioramas (representaciones tridimensionales), ambientaciones, dibujos, mapas, fotografías y libros.
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