Debido a los elevados costos del mantenimiento de las imágenes, se ha restringido su acceso solo para las personas registradas en PrensaCR.
En caso de poseer una cuenta, hacer clic en “Iniciar sesión”, de lo contrario puede crear una en “Registrarse”.
Traída por el azar, por un amigo o por un capricho de las circunstancias, si es que cabe que éstas sean caprichosas, la poesía tiene el don de ubicuidad que nos permite encontrarla aún cuando tantos aspectos quieren negarla.
Tal el caso de este puñado de poesía que trajo de La Habana un amigo. Se trata de textos de Michell Pérez Acosta, reunidos bajo el título Pasajero del Invierno, con el eficaz contraste que pretende con la realidad climática de la isla. El autor no obstante, ha sido reconocido tanto en Cuba como en España con diversos premios en los últimos siete años. Como una forma de buscar mejorar el vínculo con lo que ocurre en el mundo literario de La Habana, El conjunto temático del volumen no responde a un propósito más allá que el de dar a conocer la vocación de su autor. Pero es valioso su lenguaje, su precisión poética y su grato juego con las palabras, como estas líneas: Si no toleras el riesgo de quererme, La otra parte de mi Nunca la esperes O bien en el poema que da nombre el libro Llueve y chorrea en los portales la tregua del verano Pero los otros prefieren drogarse con la brasa A contener el bochorno del martirio Pasajero del invierno, Si tuviera boleto reservado hasta diciembre O hacia el último crepúsculo boreal, Perdería la ocasión de irme Porque llueve Y eternizo la mirada sobre tus pechos de agua. Así el conjunto de textos se deslizan entre imágenes sensuales y anhelos irresueltos. La poesía cubana está marcada por la sonoridad de su voz y la claridad de su compromiso, esta no es la excepción y aunque tímido, aborda un universo complejo en el que se desenvuelve con éxito. Posiblemente será un poeta que dará qué hablar, esperemos que bien.
Este documento no posee notas.