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Georgina Meneses y el arte de novelar fuera del tiempo

El libro de Georgina me deslumbró.  Hizo una novela fuera del tiempo, bien graduada en su conducción, excelentemente orquestada en sus hilos y episodios, manejada con el profesionalismo de quien sabe contar.  Cada detalle está en su sitio y maneja las descripciones de batallas como si tuviera en su hombro la mejor cámara de cine.  En ningún momento cansa la erudición  de la autora. La escondió bien escondida y con ella vivimos la historia del infortunio, de la traición, de la peligrosa intolerancia, de las tragedias que produce la envidia y del siniestro maquiavelismo con que se imponen las religiones.  Leí con mucha atención los «Comentarios Reales del Inca Gracilazo de la Vega» y en mis tareas universitarias hice un trabajo comparativo entre esa obra y «En busca del tiempo perdido» de Marcel Proust.  Ambos buscaron en el pasado una forma de entender e interpretar el presente.  Hay algo de esa búsqueda en la novela de Georgina.  Ella vuelve al pasado, en donde quiso ser guerrera y combatiente, para entender el triste destino de su querido Perú. No menciono revolucionaria porque la autora siempre lo ha sido.  Por todas esas razones escribí en la contraportada un elogio de «Las olvidadas», que ustedes podrán leer.  Me siento orgullosa de Georgina Meneses como maestra y amiga.  Apelo a la inteligencia y sensibilidad de ustedes para que se integren a la lectura de este notable libro.

El libro de Georgina me deslumbró.  Hizo una novela fuera del tiempo, bien graduada en su conducción, excelentemente orquestada en sus hilos y episodios, manejada con el profesionalismo de quien sabe contar.  Cada detalle está en su sitio y maneja las descripciones de batallas como si tuviera en su hombro la mejor cámara de cine.  En ningún momento cansa la erudición  de la autora. La escondió bien escondida y con ella vivimos la historia del infortunio, de la traición, de la peligrosa intolerancia, de las tragedias que produce la envidia y del siniestro maquiavelismo con que se imponen las religiones.  Leí con mucha atención los «Comentarios Reales del Inca Gracilazo de la Vega» y en mis tareas universitarias hice un trabajo comparativo entre esa obra y «En busca del tiempo perdido» de Marcel Proust.  Ambos buscaron en el pasado una forma de entender e interpretar el presente.  Hay algo de esa búsqueda en la novela de Georgina.  Ella vuelve al pasado, en donde quiso ser guerrera y combatiente, para entender el triste destino de su querido Perú. No menciono revolucionaria porque la autora siempre lo ha sido.  Por todas esas razones escribí en la contraportada un elogio de «Las olvidadas», que ustedes podrán leer.  Me siento orgullosa de Georgina Meneses como maestra y amiga.  Apelo a la inteligencia y sensibilidad de ustedes para que se integren a la lectura de este notable libro.

  • Carmen Naranjo
  • Los Libros
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