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Sin Wilmer López, Steven Bryce y Alvaro Mesén, los rojinegros pretenden cazar al Herediano
Walter Quesada, uno de los árbitros de la primera división, en una acción típica, mostrando tarjeta amarilla en el juego entre Alajuelense y Santos.
La oportunidad la pintan calva, solo que esta tiene mucho pelo; la suspensión del partido entre Herediano y Liberia, dio paso a que el Alajuelense, vencedor en el clásico contra Saprissa 1-0, diera alcance al incontenible líder en la cima de la clasificación: los dos equipos con 18 puntos.
¡Claro, los florenses con un juego menos!
Un vendaval huracanado se llevó el techo del sector oeste del estadio Eladio Rosabal; las latas cayeron sobre los automóviles de los futbolistas, pero quizá el más perjudicado del fenómeno natural fue el equipo, enrachado con seis victorias consecutivas, pero ahora frenado por causas ajenas al balón.
Cual torero, el Herediano se hace a un lado y permite accidentalmente que embista en el mero centro del redondel, el Alajuelense, que hinca a los morados, los sumerge en una crisis bien envolvente y de paso, atrapa al hasta ahora puntero, a quien supera incluso por mejor promedio de goles.
Sétima fecha del torneo para los rojinegros; los heredianos reposan, pero el calendario dicta que en la jornada número ocho, Alajuelense recibe en el Morera Soto al equipo jardinero y ahí, ahora sí, los anfitriones echan todas las redes al mar, para ver luego de 90 minutos, cuántos camarones atraparon.
El campeonato, muy joven todavía, apenas entra al cuarto final de la primera vuelta del Torneo Apertura; seis victorias al hilo de Herediano; seis victorias en fila de Alajuelense, derrotado solamente en el juego inaugural en Ciudad Quesada.
¡Qué mejor antecedente para calentar este viejo clásico provincial!
FRUTA DE CLÁSICO
El Herediano se quedó sin techo; también se quedó -para el compromiso en la ciudad de los mangos- sin su capitán Austin Berry, expulsado en el último partido ante Osa; pero, mejor dividendos sacó el «team» -como le llaman sus fanáticos al cuadro de la ciudad de las flores-, al juego entre morados y manudos que, dejó a la Liga sin sus dos volantes creativos, es decir, dejó al equipo erizo sin bujía, sin batería, sin candelas y ahora…¿quién pisa el acelerador?
El capitán rojinegro, Wilmer «Pato» López se lesionó en el clásico y dicen que va para cirugía; también, en una acción muy drástica, el árbitro Edgar Durán envió a las duchas al otro mediocampista constructor de los manudos, Steven Bryce, quien se fue detrás de Hernán Medford, con cartulina amarilla a la espalda, lo enredó por detrás y ahí, se ganó la roja.
Este Julián Solano, sucesor de Luis Paulino Siles como presidente de la Comisión de Arbitraje, se las trae; sus discípulos no perdonan nada; tarjeta va y tarjeta viene -ocho «pálidas» mostró Durán a los jugadores del Alajuelense ante los tibaseños- como para asustar a cualquiera, y aunque algunos rumoran que este buen dirigente como que pinta rojiamarillo, la verdad, que la Liga llegue diezmada a tan relevante confrontación no vemos que sea asunto de él.
JUECES AMIGOS
Este campeonato tan excitante y que parece cosa de dos, por la posición de los líderes, Herediano y Alajuelense, se va a encender más de la cuenta si tomamos como parámetro la reactivación del Cartaginés, enrachado en las últimas fechas y ya metido en el tercer lugar y la reivindicación que ha de venir del Saprissa.
Las cosas se van a apretar, arriba en la cúspide y abajo en los linderos de la zona de descenso, hoy con Liberia como único inquilino, pero solo cuatro puntos debajo de San Carlos, el propietario del octavo lugar.
Urgen entonces los buenos árbitros para que desde luego, se den los buenos arbitrajes, tan escasos esta temporada.
Al arbitro de fútbol costarricense le gusta ser protagonista; le agrada figurar en los partidos; desea convertirse en noticia.
Lo logra muy a menudo, precisamente por ese afán de mostrar tarjetas por todo, expulsar por nada y pitar de todo; cuesta que un árbitro en el campeonato nacional pase inadvertido, desapercibido, sin comprender ni entender ellos, que su mejor trabajo será siempre el que nadie se de cuenta de que estuvo en la cancha.
El fútbol costarricense requiere de árbitros amigos de los jugadores y no sus verdugos.
Arbitros con sentido común, con personalidad -que no es sinónimo de exceso de autoridad-, que sepan reaccionar en los instantes de apremio en favor del espectáculo, del desarrollo del juego y que no lo corten, que no echen a perder la obra, ni rompan los guiones que han escrito antes los técnicos y dibujan los jugadores.
En muchas ocasiones, será mejor una «palmadita» del juez en la espalda del jugador que ha reaccionado violentamente a una situación del juego, que la tarjeta amarilla castigadora. Tras la amarilla, viene la roja y con esta la expulsión.
Unas palabras del árbitro, un consejo al jugador belicoso, una buena comprensión del momento, irá tejiendo un arbitraje más correcto, justo, equitativo, que va a ayudar a un campeonato mejor.
Los jueces del fútbol nacional, deben proponerse, ojalá, terminar sus trabajos sin sacar tarjetas, solo cuando en verdad lo amerite; vemos en el balompié criollo, un protagonismo excesivo de los jueces que no colabora a esta enorme obra, ahora tan empresarial.
TRES GRUPOS
La tabla de clasificación del campeonato mayor de fútbol, muestra tres grupos.
En la cima, Herediano y Alajuelense, con 18 unidades.
Cartaginés con 12 puntos, lidera el segundo bloque que forman también los sorpresivos benjamines de la categoría: Guanacaste con 11 puntos, Carmelita y Santos de Guápiles con diez.
Es el Saprissa el líder del bloque tres con 8 unidades, solo una más que San Carlos y dos más que Santa Bárbara y Pérez Zeledón.
En la antesala del sótano está Osa, que perdió en la última fecha un juego de seis puntos al caer en su estadio ante Carmelita, rival de su mismo equilibrio. Con 5 puntos, el equipo del sur solo supera por dos al propietario del último lugar, la oncena de la ciudad blanca, Liberia.
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